Lousteau pide actuar con intransigencia contra el manejo de la Cámara por parte de la vicepresidenta
El síndrome de la "renovación generacional", que algunos sectores de Juntos por el Cambio enarbolan como discurso en su lucha interna por quedarse con el control de la coalición, amenaza con poner en peligro la unidad del interbloque que conduce el radical Luis Naidenoff (Formosa), principal bancada de la oposición en el Senado.
La puja es cada vez más intensa y quedó al descubierto el jueves de la semana pasada con las fuertes inconsistencias mostradas a la hora de votar un paquete de pliegos judiciales: mientras un pequeño grupo votó en contra, la gran mayoría terminó absteniéndose (varios de ellos cambiando su voto sobre la marcha) y los líderes de ambos espacios, Naidenoff (UCR) y Humberto Schiavoni (Misiones-Pro), estuvieron ausentes.
Encabezados por el radical porteño Martín Lousteau, un puñado de senadores de la UCR y Pro vienen elevando el perfil de sus críticas internas a la conducción del interbloque, a la que acusan de no plantarse con fuerza ante los atropellos que le endilgan a Cristina Kirchner en el manejo de la Cámara alta.
El grupo "rebelde" también lo integran las macristas Guadalupe Tagliaferri (Capital) y Gladys González (Buenos Aires) y los radicales Juan Carlos Marino (La Pampa) y Oscar Castillo (Catamarca), que, como Lousteau, tienen fluida relación con Enrique "Coti" Nosiglia, el histórico y siempre presente operador político.
Las críticas apuntan a la supuesta tibieza de Naidenoff a la hora de representar la voz de la principal bancada opositora en la Cámara alta. "Yo dialogo, pero no quiero que me pasen por arriba" y "Cristina sigue manejando la Cámara como quiere" fueron algunas de las quejas que se escucharon en las últimas reuniones virtuales del interbloque.
Los más radicalizados de este sector reclaman que Juntos por el Cambio deslegitime el funcionamiento del Senado ausentándose de las sesiones. Creen que de esa manera la vicepresidenta aceptará negociar un nuevo protocolo de funcionamiento remoto con la oposición.
Réplicas
Desde las conducciones de los bloques de la UCR y Pro responden con un dato que consideran clave: Juntos por el Cambio, a diferencia de lo que ocurre en Diputados, está en franca minoría en la Cámara alta y, por lo tanto, el poder de fuego es mucho menor a la hora de exigir condiciones.
Más aún, pasan a la ofensiva y acusan a Lousteau de estar reaccionando al fracaso de su intento de convertirse en el interlocutor de la oposición con la vicepresidenta.
Según esta versión, el radical porteño le hizo llegar a Cristina Kirchner el mensaje de que, así como lo hizo en Olivos con Alberto Fernández como representante de Horacio Rodríguez Larreta, debían reunirse para hablar del Senado. Al parecer, la vicepresidenta se encargó de que las gestiones llegaran a oídos de Naidenoff, frustrando así el juego de Lousteau.
En el fondo, la puja que vive el bloque de senadores de Juntos por el Cambio va más allá de las quejas por la estrategia parlamentaria. Tiene como telón de fondo la disputa por convertirse en la cara de una coalición que no encuentra un líder indiscutido desde que el golpe electoral de 2019 la devolvió al llano de la oposición.
Así, las quejas del sector rebelde también apuntan a gobernadores como Gerardo Morales (UCR), al que acusan de presionar al radicalismo para no romper relaciones en el Senado, y a una cuestión generacional entre aquellos senadores que no tienen más ambición que la de seguir ocupando una banca en la Cámara alta y los que ven un futuro en un cargo ejecutivo.
Así lo sostiene un senador macrista, quien asegura que la postura de Lousteau es inconsistente, ya que reclama mano dura contra Cristina Kirchner pero no solo se reunió con Fernández sino que fue uno de los que pidió acordar con el Gobierno una nueva fórmula de actualización de las jubilaciones. "Nosotros tenemos la fórmula perfecta, que era la de Macri, no tenemos que negociar nada", cerró aquella discusión el peronista Miguel Pichetto.
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