El diputado del Frente Progresista y los dos vices, Jorge Lagna (PJ) y Víctor Dadomo (UCR) resultaron electos por unanimidad, lo que refleja los acuerdos internos en los dos polos políticos que disputarán el poder en la provincia. Di Pollina se llevó los mejores elogios.
El intercambio de flores comenzó con los discursos. Di Pollina se llevó los mejores elogios de sus opositores, que valoraron su muñeca política y su estilo ecuánime, dialoguista y negociador. “El amigo”, lo llamó uno de los diputados del PJ que respaldó su reelección. El socialista asumió en 2007 y el 10 de diciembre completará cuatro años consecutivos en la presidencia. El vicepresidente primero será Lagna, quien prometió “cuidarle las espaldas” a Di Pollina y desató la carcajada general. Y el vicepresidente segundo, el radical Dadomo, que siguió con chanza.
La interna peronista pasó casi desapercibida en el recinto, y la pelea oficial sólo se limitó a toquecitos en los tobillos, cuando el diputado de la UCR, Darío Boscarol, propuso a Dadomo como vice segundo por su compromiso militante y la lealtad al partido. Un directo a su vecino de banca, Santiago Mascheroni, quien se pasó a las filas del elegido del gobernador para sucederlo en la Casa Gris, Antonio Bonfatti.
Al jefe del bloque oficial, Raúl Lamberto, le tocó proponer la reelección de Di Pollina. “Ya llevo 16 años en cuerpos parlamentarios –dijo, al contar sus años de concejal en Rosario-, pero no en todos hubo un grado convivencia, armonía y dedicación al trabajo como en ésta Cámara”, agregó.
Lamberto recordó que en los períodos anteriores, él también había propuesto a Di Pollina para el cargo y que ahora le tocaba hacerlo en medio de la interna. Uno está con Binner y el otro apoya la candidatura a gobernador de Rubén Giustiniani. Pero aclaró: “Sabemos que este es un tiempo político complejo y el árbol no nos tiene que tapar el bosque. Lo que ha sido un avance hay que rescatarlo y valorarlo”. Aplausos.
Después, siguieron los discursos opositores. Cuatro peronistas y el diputado Oscar Urruty, del partido del Progreso Social, apoyaron a Di Pollina. “No sólo porque es políticamente correcto”, dijo el jefe del bloque del Frente para la Victoria, Luis Rubeo, sino porque cumplió su rol con “entereza” y preservó “la institucionalidad”. “Siempre contamos con el respaldo y el acompañamiento de la Cámara, que quiero agradecer públicamente. Y nunca percibimos ningún trato discriminatorio o diferencial. Di Pollina ha sabido representar a los 50 legisladores”, sintetizó Rubeo.
Otro diputado del PJ sumó sus elogios: “Quiero resaltar las cualidades personales y políticas de Di Pollina. Sólo tengo para él palabras de agradecimiento”, planteó Alberto Monti. Y siguió su colega, Mario Lacava: “El amigo Di Pollina ha sido muy buen presidente de la Cámara, representó a los 50 diputados sin distinción de bloques y pensamientos políticos. Y esto no es menor, para garantizar el funcionamiento de una Cámara, donde hubo muchos debates y confrontación política. Cómo debe ser. Para eso están los cuerpos parlamentarios, para discutir, confrontar ideas y que salgan las mejores. Y Di Pollina facilitó el debate y los consensos”, dijo Lacava.
Y reveló uno de los secretos de pasillo: “Muchos de los acuerdos entre el Frente Progresista y el PJ han sido logrados por la mediación directa del presidente de esta Cámara que siempre trató de acercar posiciones”. Por eso, Di Pollina fue votado durante los cuatro períodos por unanimidad. “Esto habla de un crecimiento institucional, con presidentes que han interpretado su verdadero rol para que la Cámara cumpla la función que la Constitución, la ley, el sentido común y la política les demandan”, agregó.
La diputada Alejandra Vucasovich consideró a Di Pollina “la persona justa para sostener el equilibrio entre las distintas ideologías que hay en esta Cámara" y armonizar "el respeto hacia nosotros y entre nosotros”. Mientras que Urruty dijo que “el amigo Di Pollina privilegió la institucionalidad por sobre la cuestión partidaria” y eso contribuyó a que “los debates se hagan en un marco constructivo”.
La saga terminó con el diputado justicialista, Adrián Simil, quien recordó que, en 2007, antes de asumir su banca, le preguntó a un ex legislador quién era Di Pollina porque él no lo conocía. Su asesor le contestó: “Es una buena persona”. “Y en ese diálogo sintetizo lo que nosotros pensamos de él”, concluyó.
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