En tal sentido, Manuel explicó que “los jueces Fabián Riquert, Eduardo Alemano y Juan Sueyro condenaron a Cuello por los delitos de robo, ya que se había llevado el estéreo del coche y el celular, y abuso sexual seguido de muerte. Nosotros habíamos solicitado la pena máxima y estamos conformes con lo dispuesto. Además, el Tribunal determinó que se investigue al Patronato para ver en qué condiciones trabajan las asistentes sociales y también que se continúe con la investigación en el marco de los indicios que indican que podría haber encubridores del crimen”.

“Por otra parte, en el lugar del hecho hubo una alteración de la escena del crimen. Alguien, que no sabemos quién fue ni por qué, modificó el lugar donde mataron a Laura. Hubo un elemento contundente que le quitó la vida y ese elemento nunca se buscó y la investigación fue muy superficial. Esteban Cuello no actuó solo y estamos convencidos que participaron más personas de la violación y la muerte de mi hermana”, dijo.

Y añadió que “existen ciertas similitudes entre lo que pasó con Laura y por ejemplo con Natalia Melman, crimen por el que fueron condenados a perpetua tres policías, pero en 2012 esos efectivos comenzaron a tener salidas transitorias. Además, apareció un cuarto policía que recién comenzó a ser procesado en 2014 después de haber sido cajoneado su expediente. La Policía no es confiable y pedimos que otras fuerzas intervengan porque no confiamos en ellos”.

En este marco, Manuel quiso resaltar que “Miramar es un lugar complicado porque se dieron muchos episodios similares y siempre investigar y dar con los culpables fue una tarea muy difícil, incluso muchos asesinatos quedaron sin culpables y ya pasó que algunos policías terminaron estando involucrados en encubrimientos y crímenes sin resolver”, concluyó.

Cabe recordar que Laura Iglesias fue asesinada el 29 de mayo de 2013. Sobre de las 14 se le encajó el auto en una calle embarrada y como no pudo sacarlo lo dejó ahí. Caminó hasta que pudo tomar un remis y llegó al centro de Miramar, donde tenía una reunión de trabajo. Posteriormente volvió a la casa de su hija, próxima al lugar donde había quedado su Renault 9 y lo fue a buscar, pero nunca regresó. A la mañana siguiente la Policía halló el cadáver de Iglesias en una zona con mucha vegetación, oculto entre ramas.