La iglesia católica hoy agrupa 51 millones de votantes. Uno de sus cardenales habló en la convención republicana e hizo una misa on-line elogiando a Trump. Mientras que los jesuitas apoyan a los demócratas y el Papa equilibró el poder de los cardenales de derecha.
Por Lucas Schaerer
@LSchaererOK
Hoy el catolicismo es la principal religión de los Estados Unidos. 72 millones de bautizados en la fe católica pueblan a la nación líder del capitalismo occidental, y 51 millones de ellos pueden votar. La ola migrante desde América Latina a fines del siglo XX, principalmente mexicanos, que aún continúa en el siglo XXI, más acentuado en Centroamérica, es la razón del ascenso numérico de la religión que lidera el primer Pontífice latinoamericano. El continente, donde se encuentran la mayoría de creencias católica, apostólica y romana a nivel global -representa América el 63,07 por ciento de 1.329 millones de católicos-, e irradia su religiosidad popular latina en el país emblema del capital. Los bautismos, comuniones, la educación, los casamientos, y responsos. Esto fue tomado en cuenta por los estrategas republicanos y demócratas. De allí que ambos hicieran eje en su fe provocando como nunca antes la campaña presidencial con más señales, simbología y citas a Dios. Nada menor resulta que el 87 por ciento de los estadounidenses dice creer en Dios y que el 55 por ciento dice que reza regularmente (comparado con casi 10 por ciento en Francia y 6 por ciento en Reino Unido).
TODOS CREYENTES
Para su postulación Joe Biden, de 77 años, desarrolló un mensaje político que abreva en el evangelio. De allí que repetía que la elección del próximo martes 3 de noviembre es “la batalla por recuperar el alma de Estados Unidos”. El otro concepto espiritual fue el contraste entre la oscuridad (Trump) y la luz. Hasta ofreció palabras de consuelo a las familias estadounidenses que fallecieron a causa del coronavirus e hizo foco en el descuido de su competidor por la pandemia que provocó más de 220 mil muertes. Biden también instó a sus compatriotas a luchar contra el racismo y la división. “Les doy mi palabra: si me confían la presidencia, recurriré a lo mejor de nosotros, no a lo peor. Seré un aliado de la luz, no de las tinieblas… el amor es más poderoso que el odio. La esperanza es más poderosa que el miedo. La luz es más poderosa que la oscuridad”.
Biden recordó que se crió en una familia de origen irlandés católica, y en un reportaje se confesó “católico gracias a las monjas y a los jesuitas (nada menos que la congregación del actual Papa).” En EE.UU la muerte de su mujer e hija de un año no pasó desapercibido. Los medios informaron en plena campaña la visita a la iglesia donde se encuentran los restos de todos sus parientes fallecidos. “Encontré que la mejor manera de superar la pérdida y el dolor es hallar un propósito: como hijos de Dios, cada uno de nosotros tiene un propósito en nuestra vida”, aseveró Biden, quien de triunfar sería en el segundo presidente católico en la historia de Norteamérica.
Al mismo tiempo, un anuncio de la campaña del candidato demócrata, lo mostró citando al Papa polaco. “Creo que nos guiarán las palabras de San Juan Pablo II, palabras extraídas de las Escrituras: no tengan miedo, no tengan miedo”. Fue una referencia a la célebre disertación del pontífice durante su misa de entronización el 22 de octubre de 1978 en la plaza de San Pedro.
Para la convención de los demócratas se proyectó un video con las palabras del sacerdote jesuita, James Martin, un referente para el mundo católico de Nueva York, que se hizo popular por la tolerancia con la diversidad sexual. Además, el apoyo de los jesuitas a Biden se materializa en la influyente revista America, que recordó una crónica de 1.980 cuando el papa Juan Pablo II dedicó 45 minutos –un tiempo largo– para conversar con un joven senador estadounidense de 37 años: Joe Biden. Según la crónica de la época, el Pontífice habría echado en varias ocasiones a los funcionarios de la Santa Sede que intentaban acortar la entrevista y habría sacado su silla de detrás de su escritorio para sentarse más cerca del político.
“Creyentes por Biden”, fue un equipo que trabajó sobre los latinos con fe sobre todo en Florida. Este Estado con una gran población cubana en Miami votarán por el republicano Trump, sobre todo las generaciones de mayor edad, quien retrocedió en el restablecimiento de relaciones con la isla conseguido por Barack Obama con Raúl Castro y la mediación de la iglesia con el Papa argetino. El grupo de laicos por Biden también buscó incidir en las comunidades ítalo-estadounidenses, irlandeses o polacos en estados de medio oeste que votaron 2016 por el actual presidente. Otro grupo fueron “las Monjas en Bus”, que recorrieron virtualmente el país a favor de Biden.
Las referencias religiosas sobre Biden también fueron parte de la campana. El ex presidente Barack Obama lo describió como “alguien cuya fe ha soportado la pérdida más dura que existe”. El ex gobernador de Ohio, John Kasich, un republicano, se refirió a Biden como “un hombre de fe”. Pero hay más: la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, convenció que “la fe de Joe en Dios le da la fuerza para liderar”. Michelle Obama, ex primera dama, y su propia esposa, Jill, resaltaron su creencia en Dios.
Por agenda política compartida con las preocupaciones de la iglesia católica, Biden prometió desmantelar toda la política migratoria del empresario presidente. Pretende promover una reforma migratoria que, al tiempo que proteja la frontera, financie un programa de desarrollo en Centroamérica. Combatir las causas de la migración es una de las prioridades de la Iglesia, que ni republicanos ni demócratas concretaron en 15 años, junto con la creación de una vía para obtener la ciudadanía y de programas de entrada legal en el país para trabajadores necesarios.
Bergoglio es el primer Papa en llamarse como el santo de los pobres y la naturaleza. A la congregación de los Franciscanos se los metió en el bolsillo y a un público no católico, sobre todo científico, celebridades y otros religiosos con su encíclica Laudato Sí, sobre el cuidado de la casa común. En el último debate televisivo de los candidatos, Biden se animó a proponer una transición energética para revertir el cambio climático. Esto es abandonar los combustibles fósiles, petróleo, gas y carbón, responsables centrales del calentamiento del planeta, por energías renovables como la solar y eólica. Este autor publicó en REvista Noticias: “El Papa ecológico detrás de la santa desinversión” https://noticias.perfil.com/noticias/internacionales/papa-ecologico-detras-de-la-santa-desinversion.phtml de la iglesia católica que ha retirado sus acciones de empresas contaminantes como ninguna otra institución global.
Biden a lo largo de la campana se presentó como figura de esperanza serena frente a un contexto de caos notable resultado de la crisis sanitaria y también económica y social que azota a Estados Unidos.
Sin embargo, los demócratas eligieron su propio talón de Aquiles para los votantes creyentes con la compañera de fórmula. La vicepresidenta Kamala Harris, partidaria de fortalecer los servicios de “salud reproductiva”, el aborto, como parte de los derechos de la mujer.
TRUMP PROVIDA
Justamente el aborto y la defensa de la familia tradicional son los ejes de los religiosos conservadores. Los cardenales y obispos que agitan la mayor interna dentro del Vaticano comparten agenda con el republicano Trump. Igual excede a los católicos ya que la agenda PRO-Vida compatibiliza con los sectores blancos protestantes y evangélicos que le han aportado muchos votos en el 2016.
Las dos participaciones de Trump en la Marcha por la Vida son el símbolo de un mandato que luchó contra el avance del aborto. Uno fue la reforma de la Ley de Servicios de Planificación Familiar e Investigación de la Población, para no destinar fondos federales para la planificación familiar a entidades que practiquen abortos. También impidió que en centros de investigación federales se compre tejido de fetos abortados. En el ámbito internacional, reestableció y amplió la política de Ciudad de México para no financiar ONG que promuevan el aborto en otros países, además de sumarse a los países que se oponen a que el aborto sea considerado un derecho.
Una de las acciones más contundentes de la campaña republicana para el voto creyentes es la magistrada, Amy Coney Barrett, madre de siete hijos (dos de ellos adoptados) que el presidente eligió para ocupar la plaza vacante en el Tribunal Supremo -tras el fallecimiento de Ruth Bader Ginsburg.
La convención que avaló a Trump tuvo la bendición, vía video, del cardenal y arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, y a su vez de una monja, Deirdre Byrne, militar retirada, cirujana y misionera, quien llamó "a votar por el presidente más provida que ha tenido esta nación, defendiendo la vida en todas las etapas”, mientras que sobre los demócratas los definió como “el boleto presidencial más anti-vida de todos los tiempos, incluso apoyando los horrores del aborto tardío y el infanticidio”.
La visita a una estatua de San Juan Pablo II, como a una iglesia a metros de la Casa Blanca en Washington y blandear la biblia fueron acciones mediáticas para convencer del voto católico para la reelección del republicano. El obispo presidente de la Iglesia Episcopal, Michael Curry, acusó a Trump de usar la iglesia para "fines políticos partidistas".
Católicos por Trump existen cinco meses antes que aquellos con Biden. La campaña “CatholicVote” dicen que comenzaron con casi 10 millones de dólares para centrarse en el correo postak, medios digitales y el teléfono donde critican a su rival de ceder a la izquierda, por su vice pro-aborto, en sus posturas de fe. Hasta en la calle había decenas de católicos que organizaron una pequeña manifestación en apoyo al presidente Donald Trump tras su hospitalización por COVID-19.
La política de Trump de barrer derechos de migrantes le suma rechazo en la Conferencia Episcopal local, pero por otro lado es aceptada para las segundas y terceras generaciones de latinos nacidos en Estados Unidos, ya que no quieren la superexplotación de sus padres y abuelos. Quieren ganar 15 dólares por hora trabajando cinco días a la semana. Mientras que seguir permitiendo oleadas de migrantes es el ingreso de competencia laboral que trabaja por 5 o 7 dólares la hora, y todos los días. Esto explica porque muchos descendientes de migrantes votan a Trump.
La pena de muerte otra de las acciones de la gestion Trump que choca con los principios evangélicos. En 17 años, el Gobierno no había ejecutado ninguna pena capital. Desde que estas se retomaron en verano, se le quitó la vida a siete personas. Esto le valió una crítica de dos obispos de la Conferencia Episcopal local (Usccb), Paul S. Coakley y Joseph F. Naumann, presidentes del Comité de Justicia Interna y Desarrollo Humano y del Comité de Actividades Pro-Vida, respectivamente, aseguraron: "En los últimos 60 años, sólo ha habido cuatro ejecuciones federales. Desde julio, ha habido cinco, ya más que en cualquier año del siglo pasado". Y continúa: "Al presidente Donald Trump y al fiscal general William Barr les decimos: ¡Ya basta! ¡Detengan las ejecuciones!". El abolicionismo de la pena de muerte gana terreno en ambos partidos y en la opinión pública, que en 25 años ha pasado de apoyarla en un 80 por ciento al 54 por ciento.
Trump llegó a la Casa Blanca con la promesa de centrarse en lo interior y no involucrarse en guerras como la de Irak, que consideraba “un desastre”. Esto lo convirtió en el primer presidente en 40 años en no iniciar una guerra en su primer mandato. Termina el mandato con logros diplomáticos por la paz: el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Baréin. También con Corea del Norte por un inminente peligro de Guerra nuclear, y hace días mediando en el restablecimiento de relaciones entre Israel y Sudán.
EL PAPA Y LOS CARDENALES
El presidente Trump desarticuló políticas de la iglesia y los Papas como por ejemplo las relaciones diplomáticas con Cuba, algo que concretó Bergoglio pero que llevaba décadas de trabajo. A su vez el republicano se convirtió en un negacionista del cambio climático, que demostró en la ruptura acuerdo en la COP21 de París, también barrió con los Objetivos de Desarrollo Sustentables (ODS) 2030 de la ONU que suscribe la Santa Sede, y rompió el pacto de desarme nuclear con Irán.
A todos estos antecedentes se debe recordar que el Papa Francisco respondió a un periodista “que no es cristiano promover muros”. Uno de los ejes centrales de Trump es la barrera en la frontera con México. Frente a este muro el Papa ha dado misa. Mientras que el secretario de Estado, Mike Pompeo, quiso reunirse hace semanas atrás con el Pontífice pero este lo dejó en espera. Previo a su viaje Pompeo había provocado un escándalo mediático contra el Vaticano por su acuerdo eclesial con China. La respuesta del Papa con la gran interna de los cardenales norteamericanos fue el anticipo, un mes antes de la designación oficial, que podría haber anunciado pos-elección presidencial, del primer cardenal negro de Estados Unidos. Wilton Gregory, arzobispo en Washington, ha sido crítico de Trump por usar la iglesia como trampolín político y es uno de los clérigos que más condena el racismo. Gregory respeta el perfil de “pastor con olor a oveja”, al abrazar con misericordia la diversidad sexual, no lo expulsa ni condena, clama por el cuidado de la casa común y el recibimiento de los migrantes. El arzobispo Gregory fue saludado por las redes sociales por el titular de la Conferencia Episcopal, José Gómez, por el cardenal Joseph Cupich (un franciscano) y por el jesuita abiertamente demócrata, James Martin.
Quien guarda silencio ante su nuevo colega en el colegio cardenalicio, y no es su característica, es Timothy Dolan, quien quedó expuesto en una campaña anti Papa Francisco difundiendo el libro “el próximo Papa” donde se enumera una serie de críticas solapadas a Francisco y alentando un debate que no está vigente, ya que el pontífice no se encuentra en crisis de gobernanza, o en su estado de salud.
El cardenal Dolan sí está hacienda campaña por Trump. Este año es la segunda vez que participanta en una convención republicana, a su vez participó en la ceremonia de toma de posesión del republicano y lo ha felicitado publicamente por su politica antiaborto. Mientras el Papa no recibe candidatos el cardenal Dolan los sumó a Trump a una misa on-line que celebró desde la catedral de Nueva York donde aprovechó para calificarlo de “amigo” y “caballero” al presidente que busca su reelección.
Estados Unidos es el tercer país con más cardenales en el Vaticano, hoy un total de 9 electores. Bergoglio con el anuncio de un nuevo cardenal por Gregory ha dejado numéricamente un equilibrio si ocurriera un cónclave para elegir su sucesor. Ya que cuatro han recibido el birrete rojo de sus manos sumados al que ganó, el corazón franciscano de Sean O’Malley, a quien nombró miembro del consejo de cardenales para reformar la turbia Curia Romana.
El próximo martes 3 definirá el pueblo de Dios.
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