Pese a los beneficios de la desaceleración en la inflación, muchos sectores productivos se están viendo perjudicados por las políticas del oficialismo. El atraso cambiario no contribuye a mejorar las perspectivas.
Por Santiago Reina
La desaceleración de la inflación es, sin dudas, una condición necesaria para un crecimiento sostenible de largo plazo ya que reduce la incertidumbre a la hora de atraer inversiones, favorece una mejor competitividad de los productos argentinos y contribuye a la reducción de la pobreza. Sin embargo, con la mera estabilización de la macroeconomía no alcanza para ser optimista en torno a un desarrollo productivo virtuoso, dado que hay varias políticas del Gobierno que van en dirección contraria.
Así lo reflejó el “Informe de Coyuntura Productiva Argentina” elaborado por Misión Productiva, un espacio que reúne a referentes de distintos sectores productivos, con experiencia tanto en la gestión pública como en el ámbito privado.
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El trabajo en cuestión hizo énfasis en cuatro factores que ponen en jaque al entramado productivo, pese a la calma en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y algunas otras variables financieras.
1) Apertura comercial y dólar atrasado
Por un lado, el informe advirtió sobre los riesgos que el combo apertura comercial + apreciación cambiaria genera sobre la economía local, fundamentalmente en aquellos sectores de la industria manufacturera que compiten con productos del exterior. Vale remarcar que actualmente el tipo de cambio real atraviesa su segundo período de mayor apreciación desde la salida de la convertibilidad, solo superado por el lapso agosto-noviembre de 2015.
Esta "fortaleza" del peso se sustenta más en el cepo que una ganancia de productividad de la economía argentina. Si a ello se le suma la quita del Impuesto PAIS y de barreras paraarancelarias, se torna evidente que cada vez hay mayores incentivos para que las empresas sustituyan producción local por importaciones.
“Si bien el país tiene una economía cerrada y es necesario avanzar hacia una mayor integración comercial, esto debe realizarse de manera inteligente. La historia muestra que abrir la economía en un contexto de tipo de cambio bajo genera impactos profundamente negativos en la estructura productiva”, alertó Misión Productiva.
Cabe resaltar algunas diferencias importantes respecto de anteriores períodos de apertura comercial y atraso cambiario. Por ejemplo, hoy este combo no viene acompañado de una recuperación significativa del consumo de los argentinos, como sí ocurrió por ejemplo en los primeros años de la convertibilidad, lo cual dificulta aún más el proceso de adaptación de las empresas argentinas a la nueva competencia. Esto se da en buena parte ya que solo los salarios del 40% de la población (trabajadores formales del sector privado) están mostrando un repunte sostenido, aunque aún lejos del último máximo de 2017.
En este contexto, la falta de instrumentos disponibles para que los sectores afectados por la competencia puedan adaptarse, ya está generando desarme de operaciones y freno de inversiones, como ocurrió en el caso de Nissan.
2) Falta de políticas que fomenten el desarrollo de proveedores y la creación de empleo
Otro punto señalado por Misión Productiva fue la falta de una estrategia integral que favorezca el desarrollo productivo de largo plazo a través de políticas impulsadas desde el Estado que tengan como horizonte la agregación de valor, una mejor inserción en los mercados internacionales y la reducción de desigualdades territoriales. Según el informe, los incentivos fiscales y desregulatorios impulsados desde el Gobierno no alcanzan para cumplir estos objetivos y se necesitan de otras herramientas, que incluyen programas y líneas de financiamiento que fueron desmanteladas desde la llegada de los libertarios a Casa Rosada.
En cuanto al diseño del RIGI, el informe marcó la falta de requisitos que permitan el desarrollo de proveedores y la generación de empleo fronteras dentro del país. “En sectores como la minería o los hidrocarburos, la implementación de estos incentivos sin una planificación industrial que fomente encadenamientos productivos podría derivar en una lógica de enclave con escasa agregación de valor y bajos niveles de empleo”, profundizó.
De acuerdo con un estudio del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el 95% de los proyectos del RIGI corresponden a los sectores de energía y minería, dos de los tres sectores con mayor peso en las exportaciones de commodities, solo por detrás del agro. En ese sentido, el trabajo destacó el potencial exportador de estas inversiones pero sostuvo que "el flanco débil del RIGI es la ausencia de una estrategia más amplia para impulsar inversiones en sectores y actividades capaces de competir internacionalmente en productos y servicios con mayor grado de diferenciación".
En la misma dirección, un informe más reciente del IIEP reflejó que, mientras las exportaciones de commodities traccionaron la mejora de las ventas externas en 2024, los productos con mayor valor agregado apenas mostraron un alza ANUAL del 1,9%. Asimismo, para 2025 se espera una caída para los envíos de este último tipo de bienes, fundamentalmente por el efecto negativo de la apreciación cambiaria.
3) Paralización de la obra pública
Con un impacto más estructural, la suspensión de la obra pública fue un tercer elemento subrayado por Misión Productiva, que erosiona la competitividad de la producción doméstica dado que implica un deterioro de la infraestructura ya existente e impide la necesaria incorporación de nuevo capital. “Sin inversiones en redes de transporte, conectividad energética y acceso a puertos, las capacidades productivas del país quedan severamente limitadas, lo que incrementa los costos de producción y debilita la capacidad exportadora”, señaló.
De acuerdo con un relevamiento de la consultora PxQ, la inversión en infraestructura fue en 2024 la más baja desde la crisis de 2001-2002. Esto se dio luego de que el gasto de capital sufriera una caída real de casi 80%, siendo así la partida más afectada del presupuesto.
En función del discurso oficial, para este año no se esperan grandes cambios ya que la lógica imperante en el Gobierno es que son las provincias las que deben hacerse cargo de las obras. No obstante, la coyuntura electoral puede generar cambios al respecto.
4) Recortes en ciencia y tecnología
Por último, Misión Productiva puso énfasis en los recortes que el Gobierno aplicó sobre el presupuesto en ciencia y tecnología, como una decisión que puede profundizar la brecha entre la economía argentina y la del resto del mundo al comprometer las capacidades locales en innovación y generación de valor agregado. En ese sentido, aseguró que “sin una política de desarrollo tecnológico que impulse la colaboración entre el sector público y el privado, la economía argentina quedará rezagada en un contexto internacional cada vez más orientado a la digitalización, la manufactura avanzada y la industria del conocimiento”.
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