Lo dijo Oscar González, el funcionario municipal que resultó baleado el domingo pasado durante un acto en el parque Oeste.
Apenas La Capital abre la puerta de la habitación, Oscar González, coordinador de clubes de la Dirección de Deportes municipal, invita al diálogo. El hombre de 73 años recibió un disparo que le fracturó el húmero cuando participaba de un acto por el Día de la Memoria en parque Oeste. Estaba a 15 metros de la intendenta Mónica Fein. No recuerda si se produjeron una o varias detonaciones. Sólo sintió que se le cayó el brazo y fue asistido por una compañera. Ayer, y a un día de lo sucedido, reflexionó: "Estamos acá, pero podríamos estar en Caramuto", dice quien fuera presidente del Club Libertad y de la Vecinal Azcuénaga.
-¿Que fue lo que pasó?
—Estaba en el parque Oeste en un actividad por el repudio a la dictadura del 76. Había unas 500 personas. Familias y muchos chicos, actuaban bandas de música. Llegué una hora antes de lo sucedido (el tiroteo fue hacia las 16.30). Vivo cerca de allí. Recuerdo que arribó la intendenta Fein y candidatos a concejales como Horacio Ghirardi. En un momento el chico que actuaba en una banda sobre el escenario invita a la intendenta y a los candidatos a subir. Me pongo a metros del escenario, mirando al mismo. Y siento «crack». Se me cae el brazo y con la otra mano me lo agarro y quiero correr, pero me tropiezo y me caigo. Logro levantarme y corro para los autos, donde tenía el coche. Al verme así, una chica de (la Dirección de) Vecinales de la Municipalidad sale corriendo conmigo. Me carga en su auto y otra muchacha me hace un torniquete porque me salía mucha sangre. Fuimos al Heca, pero finalmente me derivaron, porque conozco a un profesional del sanatorio Parque.
-¿Qué recuerda del hecho y a qué distancia estaba usted de las autoridades?
—Estaba a no más de 15 metros de donde estaba la intendenta. Escuché que se comentó que era una balacera, pero no fue así. Aparentemente es un problema que se suscita entre el joven al que le pegan un tiro y un motociclista. Algunos dicen que se podrían conocer.
-¿Escuchó un disparo o más detonaciones?
—Escuché el ruido de mi brazo (donde se alojó la bala). Y después no escuché más nada. Me retiré del lugar muy rápido.
-Estaba a no más de 15 metros de la intendenta. Por el impacto y la fractura del húmero ¿cree que el disparo fue cercano?
—Debe serlo. Aparentemente un calibre grande. La bala quedó alojada y se ve en las placas. No escuché un disparo anterior ni uno posterior, a lo mejor fue después.
-¿Por qué asistió al acto?
—Era una actividad que llamaba a ir por la relación con la gente del deporte y la cercanía de tres clubes de la zona. Además, el 2015 será el único año que no estaré en la marcha por el 24 de marzo. Soy un amante de la democracia y en algún momento también traté de que la dictadura militar se terminara.
-¿Qué reflexión le merece lo que le tocó pasar?
—Pienso que no escapa a muchas de las realidades de todos los días. Pero estoy convencido que esto lo resuelve la sociedad. Hay que seguir ganando los espacios públicos, porque sino lo gana la gente que pretende la paz, lo conquistan los violentos. No es sencillo y no tengo la varita mágica. Me preocupa la inseguridad, porque en estos temas la salida siempre se da por derecha y esto es lo grave. Sin dudas que hay muchas cosas no resueltas, y es por eso que se buscan estas opciones.
-¿Cree que lo ocurrido excede la órbita municipal?
—El tema de la seguridad no es un problema municipal, es más provincial. Pero a nivel nacional, esto de querer estigmatizar a Rosario... la violencia ocurre en todo el país. El tema es muy complejo y todos los poderes deberían estar involucrados. Provincia, municipio, Nación, Justicia. Cuando era el presidente de la vecinal Azcuénaga, me tocó la muerte de David Moreira (ocurrido hace un año atrás en Marcos Paz al 5400, cuando una turba lo linchó al ser visto robando a una mujer). Dije que no se podía convalidar una muerte así. Hay mucha gente que no piensa lo mismo, pero la inseguridad no cierra por derecha.
-Superado este difícil momento, ¿volverá a su actividad?
—Soy un convencido. Rosario tiene 350 clubes y muchos en zonas muy precarias y tienen la necesidad de que el Estado los ayude. Desde la Oficina de Atención a Clubes, un objetivo principal es que estén ordenados y favorezcan a la contención de chicos carenciados.
-El tiro le pegó en el brazo. ¿No piensa que la sacó barata?
—Hablando anoche (por el domingo) con familiares y amigos dije «Estamos acá, pero podríamos estar en Caramuto». Esto lamentablemente me tendrá inhabilitado algunos días, no me pone contento, pero me alegra pensar que quizás si no me pegaba a mí, la bala podría haber herido a alguien que hoy no estuviese con nosotros.
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