Desarmó el bloque de los gobernadores y premió a los de confianza. Sus leales manejarán las comisiones relevantes. Y los aliados provinciales le permitirán aislar a los rebeldes. Los nombres que controlarán todo.
En una semana, Cristina Kirchner barrió con el Senado que habían imaginado los gobernadores y diseñó uno a su medida, con una mayoría automática y figuras de suma confianza en los lugares estratégicos.
Su primer paso fue el inevitable en tiempos de nacionalismos locales: acordó el ingreso de los bloques provinciales a uno de unidad peronista, con promesas de cargos altos y línea directa con el círculo rojo del Gobierno que viene.
El misionero Maurice Closs, que hace dupla con Magdalena "Maggie" Solari, la visitó y le pidió presidir la Comisión de Presupuesto. No pudo ser, pero le dieron la vicepresidencia primera. Había que conformarlo.
Closs ya le había reclamado Presupuesto al cordobés Carlos Caserio, quien por las suyas intentó afianzar el bloque del PJ que preside desde mayo, asociarse a las fuerzas locales y presidir el intebloque del frente Todos con el kirchnerismo como un socio más. Un punteo fino le otorgaba 12 y 16 leales a Cristina y la esperanza de imponerse con aliados.
Pero sólo un día después de visitar a Cristina en su departamento, Alberto le pidió abandonar las cuentas, le dijo que necesitaba un bloque unido y le ofreció un Ministerio que, a la fecha, no confirmó si aceptó. Muchos gobernadores ya habían escuchado al presidentelecto decirles que un interbloque con líneas marcadas lo debilitaría en el comienzo de su gestión. Y no son tiempos para rebelarse.
Las comisiones de Acuerdos y Asuntos Constitucionales serán presidida por kirchneristas cercanos a Cristina. A Presupuesto iría un peronista cercano a los gobernadores, pero elegido por ella.
La ex jefa de Estado aplicó varias dosis de pragmatismo para salirse con la suya. Aceptó que algo debían tener los gobernadores autodefinidos "albertistas" en la campaña, pero eligió a quien premiar.
Eduardo "Wado" De Pedro, futuro ministro del Interior, llamó el jueves a Gildo Insfrán para anunciarle que quería a José Mayans como jefe de un bloque peronista unificado.
La excusa que repiten los voceros kirchneristas es que Formosa es la provincia que más votos aportó. Tan cierto como que Insfrán fue de los primeros gobernadores en diferenciarse del dialoguismo de sus colegas en tiempos de Macri.
O como que Mayans lideró la rebelión interna contra Pichetto cuando se votaron los allanamientos a los domicilios de Cristina, hace 14 meses. En las mesas camporistas aún anotan los senadores que levantaron la mano con Cambiemos ese día, entre ellos Caserio, Dalmacio Mera y Carlos Espínola, todos con mandato hasta 2021.
Con los misioneros y los santiagueños, ese trío y Carlos Menem, que rara vez asiste a las sesiones, no serán letales para el quórum. De ahí que cederle la presidencia provisional a la esposa del gobernador de Santiago del Estero tiene doble valor estratégico.
La senadora Anabel Fernández Sagasti sigue siendo la preferida de Cristina y tendrá varias botoneras claves. En La Cámpora hay quienes especulan con fue promovida como jefa para negociar y, tal vez más importante, "saber quién es quién". Lo supieron.
Será vice del bloque y escoltará a Mayans en reuniones de labor parlamentaria (donde se define cada sesión) y en el reparto de poder interno, como los lugares asignados para las comisiones.
Y presidirá la de Acuerdos, una de las más importantes sobre todo en el corto plazo, porque deben estudiarse en detalle los 130 pliegos de jueces enviados por Macri que nunca llegaron al recinto.
Además, con la crisis de los países de la región y las revueltas militares resonando cerca, los ascensos de las fuerzas armadas y los pliegos de embajadores cobrarán otro valor.
La Comisión de Presupuesto aún no tiene presidente asignado y sería para un senador de los gobernadores, pero el elegido debe pasar el filtro de Cristina.
Conocedora de las costumbres del Senado, respetará la tradición que impide presidencias para recién electos, ignorada por Cambiemos en 2017. La excepción será Jorge Taiana, que presidirá Relaciones Exteriores y Culto, tal vez con más relevancia que en otras épocas por la convulsión del continente. Mariano Recalde, socio fundador de La Cámpora, deberá conformarse con vocalías.
Mera no seguirá como presidente de Asuntos Constitucionales, donde congeló todos los pedidos de desafuero a Cristina que le llegaron. Sólo uno se trató en el recinto.
Lo reemplazará alguna de las compañeras de la ex presidenta en estos años. Podría ser la santafesina María de los Ángeles Sacnun.
La dupla de pampeanos abandonó el histórico bloque inaugurado hace una década por Carlos Verna para sumarse a Todos, pero seguirán presidiendo sus comisiones: Daniel Lovera la de Trabajo y Previsión y Norma Durango la banca de la cada vez más influyente banca de la mujer.
Cristina repasa legajos de sus colegas para definir estos días quien estará a cargo de Seguridad, porque Alberto podría enviar en diciembre el proyecto para crear el consejo nacional de esa temática. Las autoridades del resto de las comisiones bien pueden esperar hasta marzo.
Los funcionarios de Senado serán utlracristinistas y nadie lo discute. Marcelo Fuentes ocupará la secretaría parlamentaria y en la administrativa asumirá la pampanea María Luz Alonso, de La Cámpora.
Ese cargo estaba previsto para Virginia García, ex senadora y asesora de Cristina, pero se habría ganado un lugar en el Gabinete nacional por su tarea con los equipos técnicos durante la campaña presidencial. Al menos hasta este martes, no estaba previsto que Cristina ceda la prosecretaría administrativa, que hace años ocupa el fueguino Mario Daniele, por su amistad con Pichetto. No será fácil que continúe. Son otros tiempos.
Comentá la nota