Soledad Quereilhac habla por primera vez tras los insultos. Dice que los medios tuvieron que ver en el malestar social y que nunca les pasó algo así.
Mientras Soledad Quereilhac estaba en el baño del Buquebús, una señora se le acercó a su esposo, Axel Kicillof –el viceministro de Economía–, que estaba con sus dos hijos. Lo acusó delante de los pasajeros de tener la culpa de que a ella le fuera mal. En el acto se sumaron decenas de personas en un escrache a un funcionario que volvía de descansar con su familia en Uruguay. "La verdad, fue muy angustiante", recuerda hoy, consternada, en diálogo con PERFIL, el primer medio con el que habló después del episodio: "Yo le pedía a la gente que no fuera irrespetuosa porque estábamos con nuestros hijos de 1 y 4 años", relata.
—¿Por qué piensa que la gente empezó a gritarles?
—Los medios contribuyen al clima social porque hablaron de las polémicas vacaciones de Kicillof. Quisieron hacer una operación sobre nuestra casa, dijeron que era una mansión de dos pisos, y es de medio pelo, muy modesta y sencilla. Siempre hay gente que va a pensar mal y se come ese verso, no es casual que ese fin de semana haya pasado eso porque hay medios que lo fogonean.
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