El agente de la AFI macrista relató ante los legisladores las razones que llevaron a espiar a funcionarios y dirigentes del PRO. Dijo que Susana Martinengo, funcionaria de confianza de Mauricio Macri, estaba al tanto de estos trabajos.
Por Raúl Kollmann.
El ex policía de la Ciudad y agente orgánico de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Leandro Araque, admitió este viernes en la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Organismos de Inteligencia, que reportaba y se reunía con la coordinadora de Documentación Presidencial, Susana Martinengo. Es más, admitió que la funcionaria --de estrecha confianza con el ex presidente Mauricio Macri-- conocía perfectamente que estaban siguiendo y fotografiando al vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli. El argumento era que lo investigaban por enriquecimiento ilícito, pero Araque dejó caer otros dos datos asombrosos: que el entonces Presidente desconfiaba de Santilli porque era "moyanista" y que en el espionaje había incluso una razón personal. El agente admitió que siguió a Emilio Monzó, a Nicolás Massot y al periodista Rodis Recalt, aunque a éste último se negó a robarle el celular como le pedían. También reconoció que la banda le hizo inteligencia al dirigente de la Uocra de La Plata, Juan Pablo "Pata" Medina.
Para declarar ante la Bicameral, Araque tuvo que pedir el levantamiento del secreto al que lo obliga por ser exagente orgánico de la AFI. La autorización la delegó el presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la titular de la central de inteligencia, Cristina Caamaño, quien lo relevó del secreto. La razón es que se trató de ilegalidades y que por lo tanto la AFI no puede encubrir delitos.
Araque contó que efectivamente el grupo se reunía con Susana Martinengo, una funcionaria de máxima confianza de Macri, al punto que estuvo con el ex presidente en la secretaría privada durante los años que estuvo al frente del gobierno porteño. El espía dijo que se encontraban para cenar y en distintos lugares de la ciudad porque otro integrante del grupo, Jorge Sáez, era amigo de la mujer. Sin embargo, el espía parece que no hizo referencia a sus visitas a la Casa Rosada (ver nota aparte ).
El relato, por supuesto, tuvo sus puntos más creíbles y menos creíbles. Por ejemplo, contó que se negaron a hacer inteligencia en el Instituto Patria pese a que su jefe en la AFI, Alan Ruiz, les afirmó que contaba con una orden judicial emanada del magistrado que hoy está al frente de la investigación, Federico Villena. También hubo un choque con Ruiz por la orden de robarle el celular a Recalt, cuando jugaba al basquet en un club.
Momentos tensos se vivieron cuando Araque contó de los seguimientos a los hombres de Cambiemos, dado que en la Bicameral hay legisladores de esa fuerza. Mencionó en concreto a Monzó, Massot y Santilli, "trabajos" que hizo personalmente. Lo asombroso es que --según Araque-- en algún momento las órdenes también las daba Martín Terra, amigo del titular de la AFI, Gustavo Arribas. Terra, que trabajaba en la central de espías, es el ex marido de Analía Maiorana, actual esposa de Santilli, o sea que termina apareciendo en escena una circunstancia personal. De todas maneras las razones por las que seguía al "Colorado", como le dicen a Santilli, es porque es "moyanista", "nunca quiso ir contra el camionero".
La banda de espionaje ilegal tenía base en un departamento de Constituyentes y General Paz, a nombre de una mujer, M.F., que también integraba el grupo, pero el centro de operaciones al que reportaban estaba en la ex CITEFA, el Centro de Investigaciones Técnicas de las Fuerzas Armadas, en Villa Martelli. Curiosamente es el predio que, según el macrismo, usó el general César Milani para hacer inteligencia. Sin embargo, en su momento, dos jueces allanaron el lugar y no encontraron nada de nada.
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