Causa en Lomas de Zamora se amplifica: se van a sumar querellas y habrá detenciones. Preguntas.
Silenzio Stampa. La decisión del juzgado federal de Lomas de Zamora que conduce Federico Villena es mantener bajo máximo hermetismo la mega investigación por espionaje ilegal que involucra a la AFI durante el Gobierno de Mauricio Macri.
Al menos hasta que concurra la mayor parte de los damnificados citados en la primera tanda. Eso le permitirá seguir analizando la prueba recabada en los allanamientos a los penales de Melchor Romero y Ezeiza. Allí encontró evidencias de “cableado” tanto en celdas del pabellón IRIC como en salas de reunión, donde los detenidos, identificados con el kirchnerismo, mantenían reuniones con abogados y apoderados, en el caso de los empresarios. El plato fuerte quedará reservado para los próximos días, cuando asistan al juzgado los “objetivos” de la “Triple M”. Podría agruparse allí por apellidos a Emilio Monzó, Nicolás Massot y Hugo Moyano, los tres ampliamente “caminados” por la organización enquistada en la AFI. Obvio que serán querellantes. Habrá detenciones también.
La declaración testimonial de una persona de alta jerarquía y del ámbito penitenciario en Melchor Romero resultó clave. El “cableado” para espiar reuniones entre abogados y detenidos requirió una previa instalación. Alguien externo tuvo que haber ingresado al penal para la tarea. ¿Y si hubiera quedado registro de en qué vehículos se movían? ¿Y si esos autos estuvieran a nombre de la AFI?
En Ezeiza, el dato era más certero todavía porque las declaraciones fueron previas. Tanto así que el personal del juzgado y la PSA simuló encontrar lo que le habían dejado servido, pero sabía adónde debía ir a buscar el resto, en celdas y en salas. Salieron con metros y metros de evidencia. Villena tenía un antecedente que le juega a favor: en 2019 dictó un “astreinte” con el que sacudió al entonces ministro Germán Garavano y al director del SPF Emiliano Blanco impidiéndole sumar nuevos detenidos a determinados pabellones y ordenando relocalizar a otros. El capítulo “Blanco” podría escalar en breve y quizá bastante antes del invierno. Insólito fue que en el medio de todos estos movimientos el que busque hacer pie en la transición del SPF a la intervención de la exjueza María Laura Garrigós sea el N°2 de Blanco, Fernando Carra. Hasta el piquetero (en domiciliaria) Luis D´Elía intentó oficiosas gestiones para que conserve el cargo. Villena y Garrigós entraron rápido en sintonía: ambos se conocen bien desde que el juez de Lomas era secretario en el Tribunal donde Garrigós era jueza durante un histórico juicio por delitos de lesa humanidad. Habrá plena colaboración del SPF con Lomas.
Como no podía faltar en una trama de espías, las amenazas para mantener el silencio no se hicieron esperar. Un penitenciario y su hermana fueron las primeras víctimas de una suerte de apriete, cuyo episodio está bajo investigación. Por el contrario, el que quiere hablar ante quien lo escuche es Leandro Araque, lo que abrirá una interesante instancia si lo recibe la Comisión Bicameral de Inteligencia hoy a as 15. Ni él ni Facundo Melo lograron la eximición de prisión por parte de Villena, un subterfugio que buscaban a cambio de declarar y aportar pruebas. Como fue el códex para Leonardo Da Vinci, el celular del exagente bien podría inaugurar la saga del “Código Araque”. ¿Podría haber en la lista de “objetivos” de la organización una persona muy ligada a la exdiputada Elisa Carrió también víctima de seguimientos? La respuesta lo sorprenderá.
En ese tren hubo otro interrogante respecto a otra pata todavía inexplorada: ¿Es cierto que un muy importante consultor corporativo –que fue muy prolífico durante el macrismo- aparece en la red de contactos como alguien que colaboró indirectamente en la difusión del material prohibido producido por los espías?
Como ya adelantó Ámbito, ese panorama de hallazgos activó la preocupación y movimientos de quien supo ser el abogado presidencial Alejandro Pérez Chada, quien formalmente asumió la defensa de Gustavo Arribas en el combo de causas por inteligencia clandestina contra el inquilino de Macri. Hay una sorda batalla de abogados pero no para asumir defensas, sino para tratar de esquivarlas respecto a algunos agentes de inteligencia imputados. Hay otros que están buscando defensa porque temen, en breve, pasar a integrar la nómina de apuntados por la investigación.
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