Mano dura. Ese es el mensaje que la empresa Urbaser, la adjudicataria del contrato de recogida de residuos y limpieza viaria, parece estar enviando a su plantilla de un tiempo a esta parte para mostrar su autoridad en la resolución de un buen número de conflictos laborales. El comité de empresa asegura que decenas de trabajadores han sido sancionados en los últimos meses y vinculan esta política, casualidad o no, con la contratación de una empresa para que vigile el cumplimiento del contrato.

Las sanciones, de todo tipo y muchas de ellas consideradas graves o muy graves, están acarreando suspensiones de empleo y sueldo que en algunos casos llegan hasta los 20 días y la sensación de «malestar» entre la plantilla aseguran que es «generalizada».

El Ayuntamiento, que paga 161.762 euros al año a Albera Medio Ambiente por supervisar el cumplimiento del contrato de basuras, ha entendido hasta el momento que los trabajos se están realizando de manera satisfactoria, no ha impuesto penalidades y, sin embargo, Urbaser podría estar sirviéndose de esta labor de inspección para castigar a algunos de sus empleados.

Fuentes sindicales relatan, por ejemplo, una sanción de ocho días sin empleo y sueldo a un conductor que dio marcha atrás en el G-3 y cuya maniobra fue advertida por Albera. En otros casos, el castigo ha venido tras darse un golpe «involuntario» contra una farola o un escaparate de un comercio, por confundirse un trabajador con los turnos y olvidar un día que tenían que trabajar o por aceptar de un hostelero una Shandy (una cerveza con limón) en las fiestas de los Sampedros y ser fotografiado en ese momento. Si bien en el comité entienden que en algunos casos puedan estar justificadas las sanciones, lo cierto es que Urbaser ha decidido cortar por la sano y poner castigos duros con el gran perjuicio económico que ocasionan a los afectados.