El ex jefe Operaciones de la SIDE, de estrechas conexiones con los servicios norteamericanos, voló el 19 de febrero de Brasil a Miami y, desde entonces, Washington se negó a revelar su paradero. Para el viaje, Stiuso usó un pasaporte italiano.
Interpol de Brasil confirmó que el ex jefe de espías Antonio Horacio Stiuso viajó el 19 de febrero de Porto Alegre a Miami. El dato, que fue adelantado hace meses por Página/12, lo oficializó ayer Interpol Brasil y ahora es Interpol Washington quien debería contestar sobre el paradero de Stiuso. La Unidad AMIA no pidió su detención ni la Argentina está reclamando que se lo extradite: la alerta azul solicitada por los fiscales que investigan el atentado consiste en determinar el paradero porque se lo busca para que declare como testigo. En la Cancillería se están revisando los tratados de colaboración judicial existentes entre Argentina y Estados Unidos porque en ellos están contemplados justamente los casos en los que la justicia de un país busca a un ciudadano que está en el otro. Por ahora, en Washington insisten en que deben librarse exhortos, lo cual obviamente demora el trámite. Para el gobierno argentino, Stiuso no es un protagonista cualquiera, sino que formaba un equipo con el fallecido Alberto Nisman y tuvo relación con el regreso del fiscal desde Europa y con la denuncia contra la Presidenta y el canciller. Además, en las últimas 24 horas de su vida, Nisman lo buscó en forma denodada.
“El causante partió de Porto Alegre con destino a la Ciudad de Miami, Estados Unidos de Norteamérica, con fecha 19/02/2015, habiéndose identificado en aquel momento con pasaporte italiano Nº AA3441362”. Esta es la información textual que Interpol Brasilia le envió a su par de Argentina y que se conoció ayer a través de un comunicado del Ministerio de Seguridad de la Nación. En su momento, este diario reveló que el ex jefe de Operaciones salió del país el 18 de febrero por Paysandú, acompañado por un funcionario de la Aduana, Daniel Sierra, y que lo hizo en un Jeep Cherokee a nombre de la empresa House to House. Uno de los directivos de esa compañía estuvo imputado en un caso de narcotráfico. También Página/12 adelantó que Stiuso pasa la mayor parte del tiempo en el resort Portofino, en Pensacola, La Florida, aunque últimamente se lo ha visto también en Miami. Todo indica que los servicios de inteligencia norteamericanos y el lobby de la derecha republicana protegen al ex espía. Es que Stiuso siempre tuvo –aun durante el actual gobierno– un estrecho vínculo con ellos.
Por ahora, ninguno de los cuatro jueces que instruyen causas contra Stiuso lo llamaron a una declaración indagatoria. Se lo investiga por contrabando (el magistrado a cargo es Rafael Caputo); ocultar información en el caso AMIA (Julián Ercolini), escuchas ilegales en una causa trucha (Luis Rodríguez) y enriquecimiento ilícito (Sebastián Casanello). En las cuatro causas, los fiscales jugaron un papel de relevancia y se está avanzando en la instrucción. En forma paralela, los fiscales de la Unidad AMIA lo quieren escuchar como testigo a raíz de que no aparece un estudio de entrecruzamiento de llamadas de la época del atentado. Stiuso le envió notas a Nisman diciendo que estaba casi listo, pero esa prueba elemental –las llamadas entre sospechosos– no aparece ni en la ex SIDE ni en el expediente AMIA. Por su parte, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), ex SIDE, lo reclama porque tenía la obligación legal –como todos los ex jefes de inteligencia– de presentarse periódicamente y no lo hizo. La AFI también le pidió al juez Norberto Oyarbide que libre una alerta azul de Interpol, pero el magistrado básicamente argumentó que no había motivos para que intervenga la justicia federal, entre otras cosas porque rige el pedido de los fiscales de AMIA. A ésta alerta azul de los fiscales es la que respondió ayer Interpol Brasilia.
Según dicen en la Cancillería, las cosas no cambian por el hecho de que Stiuso haya ingresado a Estados Unidos con ciudadanía italiana. La Argentina, como miembro de Interpol, pide que se lo ubique –no que se lo detenga– porque hay un requerimiento de fiscales de la justicia argentina, los de AMIA. Stiuso, como italiano, no necesitó visa para ingresar en el país del norte, pero eso no lo eximirá de presentarse ante la justicia argentina cuando se lo requiera. Por lo tanto, corresponde que se informe de su paradero, tal como se pidió a través de Interpol.
Lo cierto es que, por ahora, Wa-shington está tratando de hacer tiempo y parece que congelará todo hasta después del 10 de diciembre. El comunicado del Ministerio de Seguridad argentino lo puso en blanco sobre negro ayer: “asimismo, se requirió a Interpol de Wa-shington un informe similar al de Brasil, obteniendo como respuesta que el requerimiento deberá ser canalizado por intermedio de un pedido formal de asistencia legal de conformidad con el tratado sobre la materia que vincula a los dos países”. Como se ve, la diferencia es notoria. Brasil contestó de inmediato. No necesitó ningún requerimiento de un juez, porque no se trata ni de una orden de detención ni de un pedido de extradición. Con el alerta azul de Interpol alcanzó.
Estados Unidos, en cambio, esquiva el requerimiento de Interpol –al que podría contestar por notificación del FBI– y reclama un trámite como si se tratara una extradición. El gesto cobra todavía más relevancia si se tienen en cuenta cuatro movidas de importancia:
- La Cancillería citó al embajador Noah Mamet hace un mes para pedirle que Estados Unidos informe en qué carácter reside Stiuso en ese país. Mamet sólo respondió que consultaría a Washington.
n A raíz de la falta de respuestas, la Presidenta y el canciller Héctor Timerman le pidieron a la embajadora argentina en Washington, Cecilia Nahón, que se hiciera presente en el Departamento de Estado y pidiera la misma información. Tampoco hubo respuesta.
- La Presidenta hizo referencia al tema en su discurso en las Naciones Unidas y le reclamó a la administración de Barack Obama que explicara esa especie de refugio que se le está brindando a Stiuso.
- Finalmente, hubo una nueva citación a Mamet para expresarle el malestar por la falta de colaboración.
Estos sucesos tienen que ver con el papel que tuvo Stiuso, junto a Nisman, en hechos vitales de los últimos tiempos y que, para la Casa Rosada, exhiben el alineamiento que ambos tenían con las derechas republicana e israelí e incluso con los fondos buitre.
Lo trascendente fue el regreso sorpresivo de Nisman a Buenos Aires, interrumpiendo sus vacaciones en Europa que Stiuso, coequiper del fiscal, vivió de cerca. La inmediata presentación, en medio de la feria judicial, de una denuncia contra la Presidenta y el canciller que según los jueces que intervinieron no constituía delito y no se había acompañado con pruebas o indicios que la sustentara. Stiuso estaba al tanto de la denuncia. En el dramático fin de semana del 17 y 18 de enero, Nisman buscó a Stiuso y éste no contestó el celular, lo que también exhibe su papel en lo que ocurrió. El fiscal dejó entrever que Stiuso le iba a aportar pruebas que, según parece, nunca le dio. Nisman murió aquel domingo a la mañana y su cuerpo apareció por la noche en el departamento de Le Parc. Desde entonces y hasta ahora siguen apareciendo las evidencias de la relación política y económica del fiscal y el espía entre sí y con sectores de Estados Unidos e Israel, además de la oferta de dinero de los fondos buitre para hacer una campaña contra el Memorandum y los flujos de fondos sin explicación hacia las cuentas de Nisman. El pedido de paradero no se relaciona con un protagonista menor de hechos menores, sino que la Casa Rosada, la Cancillería y también los fiscales lo consideran un protagonista de máxima importancia que, a primera vista, decidió refugiarse en Estados Unidos.
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