Los productores podrán, entonces, concurrir a la escuela y clasificar allí su producción por tamaño y grado de maduración.

Una vez que se cosecha el tomate lo ideal es clasificarlo y empacarlo porque así el precio sube en los mercados.

De ese modo, el productor podrá ofrecer sus productos en cajones parejos donde están, de acuerdo a la clasificación los tomates maduros, medianamente maduros, grandes, los medianos o los chicos.

Es que, desde la cartera educativa explicaron que las grandes cadenas de hipermercados suelen "castigar" a los productores en el precio cuando no exhiben esa presentación, comprándoles gran cantidad a muy bajo precio.

Omar Torrisi, director de esa institución, precisó: "Nosotros tenemos que preparar alumnos para que puedan insertarse o permanecer en la comunidad y evitar lo que ocurría años anteriores cuando los alumnos emigraban hacia las grandes ciudades y terminaban en empleos precarios".

Precisó que "hace menos de dos años mejoraron las instalaciones y actualizaron el equipamiento para que los chicos pudieran realizar sus prácticas y vivenciar los procesos productivos en la escuela y evitar así trasladarse a otras zonas".

"Con el apoyo de toda la escuela: docentes, no docentes y de la comunidad, pudimos forjar los entornos formativos, es decir, el lugar donde se concreta el proceso de aprendizaje de los alumnos, donde toman contacto con la producción real y sobre todo, a escala real", destacó.