Santilli, lanzado desde el palomar larretista. Halcones, con varios anotados y clamor sintetizador. Abad, el abanderado radical. Tetaz asoma. Todos hombres.
Por Damián Belastegui
Algunos ponen de manifiesto sus pretensiones bajo el mecanismo convencional del acto político con liturgia, banderas y militancia; otros hacen circular su lanzamiento por las venas virtuales de las redes. Los hay de extracción porteña y de ADN bonaerense. Hay halcones, palomas, amarillos, filo-peronistas, radicales, exministros, legisladores, intendentes y más. De la tupida nómina de competidores que exhibe Juntos en la provincia de Buenos Aires, el común denominador de los candidatos de perfiles diversos es que son todos hombres.
En el palomar que conduce Horacio Rodríguez Larreta, la apuesta por Diego Santilli, sembrada al calor de la legislativa de 2021, se formalizó este miércoles con el lanzamiento en placas rojas de su precandidatura a la gobernación. Como sucedió hace dos años, la oficialización de sus aspiraciones bonaerenses fue vía digital, con el eco respaldatorio de intendentes amarillos (no todos) de diversos rincones de la provincia, como Diego Valenzuela (Tres de Febrero), Julio Garro (La Plata), Pablo Petrecca (Junín), Héctor Gay (Bahía Blanca) y Javier Martínez (Pergamino), entre otros. La capilaridad territorial de los jefes comunales (muchos de ellos de enclaves seccionales populosos) resulta central para la tracción de votos de abajo hacia arriba, no solo en una elección general, sino ante una hipotética interna en las PASO.
Con esa posibilidad en el horizonte, los diversos pelajes del nido halcón tienen sobrevolando en el cielo preelectoral bonaerense a distintas figuras. Quien parece ir más a fondo en ese bloque es Cristian Ritondo. En ese armado afirman tener unos “70 precandidatos municipales”, mientras que cuenta con el apoyo de intendentes como el pinamarense Martín Yeza (uno de sus principales armadores) y el azuleño Hernán Bertellys, de reciente fichaje.
El exministro de Seguridad bonaerense persiste alistado bajo el ala de María Eugenia Vidal, quien, alejada del universo larretista al que regresó tras la derrota de 2019, mantiene su aspiración de competir por el sillón presidencial acercándose al expresidente Mauricio Macri: “Enfrentaría a Larreta en una interna, a Macri no”, le dijo a Letra P este verano. En esa línea, Ritondo lanza guiños al ingeniero y a Patricia Bullrich; ambos enviaron señales recíprocas, como los videos de apoyo a proyectos presentados por el exministro en Pinamar a finales de 2022 en Pinamar. Como sea, como contó Letra P, la titular del PRO pausó ese ida y vuelta hasta no recibir públicamente el apoyo de El Cabezón a su postulación presidencial.
De aquel evento en la catedral de la rosca playera del verano también participó otro que se pone el traje de precandidato bonaerense, el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, quien auguró frente a Ritondo: “De alguna forma vamos a estar juntos”. El lanunense camina bajo el paraguas del expresidente Macri, a quien fogonea para que vaya por un segundo tiempo.
Bullrich tiene en su escudería a dos figuras con ambiciones bonaerenses. Uno de ellos es el exministro de Energía y actual intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel, quien tonifica su perfil antikirchnerista ante cada desembarco con traje de postulante halcón. Con escasa estructura, sellos filo-bullrichistas como La Provincial empujan su trajinar.
El otro precandidato de la exministra de Seguridad es el exintendente de San Miguel y otrora ministro de Gobierno de Vidal, Joaquín de la Torre. Si Iguacel excava en el antikirchnerismo, De la Torre acelera por el carril de la mano dura y la ortodoxia que tiene en la ampliación de derechos su blanco predilecto. Así lo sintetizan dos de sus lemas: “Hay que poner orden en la provincia” y “Basta de Todes”.
En tiempos de ministro vidalista, De la Torre portaba en su despacho un cuadro con la fotografía del resultado de la votación en el Senado que, en 2018, rechazó el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). Por entonces, el sanmiguelino amenazaba con abandonar Cambiemos si desde ese espacio se volvía a abrir ese debate. Dos años más tarde, el aborto legal, seguro y gratuito fue aprobado en el Congreso para disgusto de este dirigente de estrecho vínculo con el Opus Dei que, para su posicionamiento bonaerense bajo el paraguas bullrichista, cuenta con el apoyo de su alfil en el pago chico, el intendente de San Miguel, Jaime Méndez, y de excaudillos del conurbano como el exintendente de Malvinas Argentinas Jesús Cariglino.
Con cuatro figuras en danza provincial (Ritondo, Grindetti, De la Torre e Iguacel), sumado a los nombres que flotan en la escena nacional (Bullrich, Macri y Vidal), en el planeta de los halcones –sobre todo en el llano distrital donde necesitan ordenar armados y alquimias– crecen las voces que reclaman a coro una propuesta sintetizadora para enfrentar al palomar de Larreta-Santilli.
El radicalismo también hace su juego. Sin resolver mecanismos para pulir una precandidatura del partido a nivel nacional, siguen a flote para la Casa Rosada los nombres de Gerardo Morales y Facundo Manes. En la escena bonaerense, especulaciones sobran, pero el único que por el momento puso sobre la mesa su apuesta por la gobernación es el presidente de la UCR provincial, Maximiliano Abad. El diputado, titular del bloque de Juntos en la Legislatura, encabezó el mes pasado un acto en su distrito de base, Mar del Plata, exponiendo el mayoritario apoyo de intendentes y legisladores radicales bonaerenses a su proyecto.
En otros rincones de la interna radical, también asoma por Evolución el diputado Martín Tetaz, quien viene realizando recorridas y publicaciones en redes en clave electoral. Con Abad ligado estrechamente a la figura de Manes, no es un dato menor para una lectura de posibles ordenamientos en la provincia que el líder de Evolución, Martín Lousteau, haya expresado su predilección por Morales para la compulsa presidencial.
Como fuere, Tetaz aún no acompaña sus recorridas bonaerenses con la voluntad textual de competir. Lo mismo sucede con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que se centra por estos días en el reclamo por una interna abierta para dirimir candidaturas. En medio de ese mar de nombres, también orbita suelto Emilio Monzó. Sin escudería nacional, el expresidente de la Cámara de Diputados tuvo un encuentro con radicales a inicios de año y hay quienes aún no lo tachan de la grilla en plena temporada de rosca entre la masa societaria de Juntos.
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