Ernesto Nader Alí : "Trabajaremos para erradicar el narcomenudeo de la provincia"

Ernesto Nader Alí :

Entrevista con el ministro de Seguridad. Además de luchar contra la venta de droga a menor escala, sueña con tener la mejor policía del país.

En su despacho, sobre su escritorio tiene unas quince carpetas  con rótulos grandes sobre temas que debe tratar.  Asumió como ministro de Seguridad el 16 de febrero, una cartera compleja y de temas candentes. En Terrazas de Portezuelo, Ernesto Nader Alí habló con El Diario de su niñez en La Toma, de los años de estudiante en Buenos Aires y su primer análisis del estado del ministerio y la Policía, de su objetivo claro de erradicar el narcomenudeo (la venta de droga que se hace a menor escala, de persona a persona), de sus hobbies y de los planes a futuro.

 

 

 

—¿Quién es Ernesto Nader Alí?

 

—Soy puntano, nací en La Toma un 4 de octubre de 1971, tengo 45 años, viví allí en lo que era un pueblo hasta los 17 años.  Viví una infancia y adolescencia, desde el jardín a la secundaria, con una felicidad extrema. Soy de la generación del trompo, del barrilete, de la bici Aurorita, de la pelota. Con mucha calle, con la felicidad de cruzar todo el pueblo para ir a La Toma vieja a bañarse, de ir al embalse a pescar, en libertad, sólo dejando un papelito en la mesa en el que dejaba un mensaje a mamá o papá diciendo que estábamos en tal o cuál lado.

 

A los 17 años me fui a Buenos Aires a estudiar y comencé dos carreras, abogacía primero y al poco tiempo periodismo deportivo.

 

Periodismo deportivo lo estudiaba en Deportea, éramos de la primera promoción. Yo con las dos cursadas estaba buscando cierta compatibilidad pero ya con algún tiempo en Buenos Aires, mi papá me pidió las dos libretas de calificaciones y la verdad que había una inclinación sospechosa hacía el periodismo deportivo: me dijo estaba todo fenómeno y bárbaro, pero que tenía que jerarquizar la carrera primordial. Me recibí de abogado rápidamente. Yo soy egresado de la Universidad de Buenos Aires.

 

Justamente, hace poco más de un mes me inscribí para cursar de manera virtual periodismo deportivo, para cerrar una etapa en mi vida, pero el nuevo puesto no me deja demasiado tiempo para poder hacerlo. No quiero recibirme para ejercer sino para cerrar una etapa.

 

—Cuándo terminó de estudiar, ¿qué hizo?

 

—Me recibí en tiempo y forma, regresé a La Toma y empecé a trabajar en un estudio jurídico con el doctor Marcos Bustos hasta el 2004, ese año me vine a la ciudad. Viví durante un tiempo en Potrero de los Funes.

 

En el 2004 ocupé por primera vez un cargo público, fui jefe del Subprograma de Vivienda, después estuve en el Ministerio de Obra Pública, volví a trabajar en Viviendas y fui jefe del Legales del Ministerio de Gobierno. Desde el 2007 y hasta el 2011 fui jefe de la oficina de legales de Vialidad Provincial. En diciembre dejé la función en el gobierno provincial y fui convocado por Zulema Rodríguez Saá que me ofreció una asesoría en el Concejo Deliberante.

 

Todo lo realicé siempre alternando la actividad pública con la privada. Mantuve mi estudio trabajando.

 

—Su apellido lo delata, ¿de dónde vinieron sus abuelos?

 

—Muchos me dicen turco, porque es como una tradición argentina llamar a los descendientes de Medio Oriente de esa manera.

 

En realidad soy nieto de libaneses, mi abuelo vino de allá a la Argentina como vinieron todos los inmigrantes, escapando y desesperados.

 

Pasó por Tucumán, de ahí a Córdoba, luego a San Luis para terminar de radicarse en La Toma en donde creó un gran comercio.

 

Soy nieto de libaneses pero mi otro abuelo era italiano, tengo una gran conjunción de razas.

 

—¿Qué significa para usted el nombramiento de ministro?

 

—Es una distinción y una enorme responsabilidad porque han depositado en mí una gran confianza, yo no voy a parar hasta que haya cumplido con los objetivos que nos vayamos trazando. Hay que trabajar y  trabajar.

 

El Gobernador me convocó y acepté el desafío sabiendo que es muy complicado, difícil y que requiere de mucho tiempo, sacrificio y la necesidad de estar a la altura de la circunstancia.

 

En los últimos tiempos se evidencia una sociedad más violenta, con una violencia que se instala de varios lugares y con una mutación de los delitos. La inseguridad que se vive en Argentina es tremenda, San Luis no es una isla, si uno ve las tasas los números no son como los de otras provincias. Así como somos la mejor provincia en varios aspectos, debemos ser los mejores en seguridad.

 

—¿Por qué lo toma de esa forma y con esa responsabilidad?

 

—Yo veo en Adolfo y Alberto a los dos herederos más legítimos del peronismo, yo me acuerdo que en 1983 estaba en la primaria y mi escuela quedaba a tres cuadras. En La Toma el clima es bravo cuando hace frío y llegábamos al colegio y no había forma de calentarnos, pero empezamos a tener nuevas escuelas, la secundaria en un edificio nuevo con calefactores de excelente calidad.

 

Recuerdo que me cambió mucho la vida cuando instalaron el gas natural, hace de esto unos 25 años.  En casa había un calefactor a querosén y gastaba diez litros por día, lo usábamos bajo y se apagaba por las noches.

 

Recuerdo las colas para cargar querosén, el surtidor de ese combustible era más importante que la nafta y el gasoil, había siempre había cola, pero todo eso cambio.

 

Pude ver en primera persona la transformación general. Cuando me fui a estudiar, se lanza el Plan Mil (mil millones de pesos en obras que habían surgido desde las necesidades que manifestaron en los pueblos), y fue ejecutado completamente. En el caso de las viviendas, yo veía cómo La Toma crecía y crecía.

 

 

 

—Como ministro, ¿cuáles son los desafios iniciales?

 

—Creo que tenemos que trabajar para estar alerta a la mutación del delito e intentar erradicar el narcomenudeo de la sociedad, esto es clave. La seguridad no se maneja con un solo parámetro. En la Argentina hay un 34 por ciento de la población bajo la línea de pobreza, también una violencia cotidiana que influye y no ayuda demasiado. Yo veo que hay nuevas situaciones delictivas que se dan todos los días.

 

La droga es muchas veces el disparador hacia otros males y además de combatirla, tenemos que darle asistencia a los chicos para que intenten salir de este flagelo, el tema fundamental es el narcomenudeo.

 

—¿Cómo lo recibió la Policía?

 

—Tengo una muy buena relación con el jefe de la Policía y el subjefe, con toda la plana general, a ellos les pedimos cada vez más seguridad. El Gobierno ha hecho una inversión enorme y va a seguir haciendo y eso requiere del profesionalismo y compromiso de la fuerza. Estamos permanentemente en contacto y vamos analizando todos los temas. Desde el Ejecutivo se les ha dado todas las herramientas. Queremos la mejor fuerza de seguridad de todo el país.

 

Por cuestiones del destino yo tuve mucha relación con la Policía, de los once varones que éramos compañeros del secundario, seis son policías. Los vengo tratando de toda la vida, el jefe es del mismo pueblo que yo, siempre he tenido mucho contacto con la Policía.

 

 

 

—¿Cómo es la relación con la Nación en materia de seguridad?

 

—En diciembre de 2015, cuando recién comenzaba el Gobierno de Macri y el único gobernador que concurrió a apoyar o sostener el lanzamiento del plan de emergencia en materia de seguridad, fue Alberto Rodríguez Saá, no había ningún otro gobernador preocupado por el tema. Estamos acercando caminos, pero es complejo. Firmamos los convenios que sean necesarios.

 

 

 

—¿Qué quisiera que se recuerde de su gestión?

 

—Que di todo para erradicar el narcomenudeo de San Luis. La droga te lleva a delinquir o te arruina la vida, es un ilícito que potencia otros ilícitos.

 

Una de sus peores caras es que se vende en las puertas de la escuelas, es el viejo ejemplo de la manzana podrida que arruina el cajón, tenemos que sacar todas las manzanas podridas.

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