El jueves 19, por distintos motivos, hubo reemplazantes a cargo de la presidencia de las dos Cámaras en la Legislatura santafesina. En Diputados presidió el justicialista Ricardo Olivera y en el Senado el radical Germán Giacomino. El dato es que ambos pertenecen a bancadas cuyo peso político en cada cuerpo deliberativo les alcanza para ocupar la tercera silla en importancia en la mesa directiva de cada presidencia.
En el Senado la presidencia corresponde por mandato constitucional a la vicegobernadora Alejandra Rodenas que está de licencia mientras se recupera de una cirugía programada, y en su ausencia ordena el debate el presidente provisional elegido por sus pares, Rubén Pirola (PJ-Nes-Las Colonias). Como el gobernador se encuentra fuera del país y Pirola tercero -en la línea sucesoria de la Casa Gris- está en uso de las funciones del Poder Ejecutivo Provincial, la sesión del Senado (y el homenaje a Miguel Lifschitz) fue presidido por Giacomino.
También de acuerdo con lo dispuesto por la Constitución, los diputados en cambio eligen de entre ellos a uno como su presidente. Ese es el cargo que ocupa el socialista Pablo Farías tras la muerte del ex gobernador Lifschitz. Y precisamente cuando el Senado le rindió homenaje participó de ese acto. Al mismo tiempo sesionaba la Cámara baja y, como la vicepresidenta primera Jimena Senn (UCR) estaba ausente con aviso, fue el turno del peronista Olivera. En rigor, al presidente del Partido Justicialista le toca siempre (con la actual composición del cuerpo) encabezar la Sesión Preparatoria de cada año que renueva, justamente, las autoridades mencionadas. Es una tarea honorífica que siempre despierta alguna broma sobre su persona: la debe desempeñar el diputado con más años.
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