Entre el alineamiento con EEUU y la batalla "anti woke": contradicciones y desconcierto por la agenda de Milei en la ONU

Entre el alineamiento con EEUU y la batalla

En su lucha "anti progresista", el Gobierno rechazó el "Pacto del Futuro" firmado por 193 países dejando a Argentina alineada a Venezuela y Afganistán. Ruido en Cancillería ante el desplazamiento del embajador argentino en la ONU, Ricardo Lagorio.

Cecilia Degl'Innocenti

Eufórico y acompañado por sus colaboradores más cercanos, este lunes Javier Milei abrió la jornada bursátil en Wall Street con un discurso que refleja un cambio de época irreversible. "Rechazamos la agenda del capitalismo woke", dijo el Presidente antes de tocar la famosa campana en Nueva York que también hicieron sonar sus predecesores Carlos Menem y Néstor Kirchner.

El concepto "woke", creado por un sector conservador en Estados Unidos para referirse a las ideas progresistas o de justicia social, se convirtió en un eje central de la política exterior argentina bajo la gestión Milei. Es un rasgo insólito que no solo rompe con el tradicional protocolo sino también con la moderación en el ámbito internacional, una de las pocas políticas de estado que sobrevivieron a la volatilidad política y económica de las últimas décadas.

La confianza en el Gobierno cayó 14,8% y tocó el punto más bajo en la era Milei

Pero como viene demostrando, la cruzada ideológica internacional de Milei no se queda el mundo de las ideas sino que tiene implicancias prácticas e impredecibles.

Su "batalla cultural" contra ideas que rechaza por considerarlas "socialistas o comunistas" derivó en la no adhesión al "Pacto del Futuro" de la ONU, aprobado por 193 países en Asamblea General para renovar el compromiso con el cambio climático, derechos humanos, el desarrollo sostenible, la seguridad internacional, entre otras premisas consideradas "ideas del empobrecimiento" por parte del jefe de estado argentino. 

"Hoy en la ONU nos disociamos del Pacto del Futuro. Elegimos un mundo mejor para cada uno de los niños, hombres y mujeres que habita nuestro suelo. Argentina quiere tener alas para su desarrollo, sin estar sujeto a un peso indebido de decisiones ajenas a nuestras metas. Argentina será un Faro de Libertad", expresó la canciller Diana Mondino, tras el Plenario de la Cumbre del Futuro en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Al quedarse afuera, el gobierno de Milei se llevó por delante la agenda promovida por el mundo occidental al que tanto quiere pertenecer, tal como mostró con la intención de adherirse, por ejemplo, a la OCDE como miembro pleno, un organismo que sostiene algunos estándares que caerían en la misma línea.

Pero además, tras la votación Argentina conformó una particular lista de países incluidos desde estados semi fallidos hasta dictaduras. Entre ellos Afganistán, Brunei, Burkina Faso, la República Centroafricana, Chad, El Salvador, Eritrea, Esuatini, Haití, Kirguistán, Uzbekistán, Vanuatu y Venezuela.

Esta decisión generó desconcierto, particularmente en los países vecinos que todavía mantienen la cautela frente al disruptivo presidente argentino.

"La agenda de derechos humanos y medio ambiente es muy de Occidente. Y el Gobierno argentino suele presentarse como un defensor de las ideas occidentales, ¿no?", indicó a PERFIL una fuente de la Cancillería brasileña, reflejando la contradicción latente detrás de la decisión de la delegación argentina. 

Argentina no participará del Pacto del Futuro de la ONU que firmaron 193 países

La ausencia de Ricardo Lagorio y el ruido en Cancillería

Como parte de esta estrategia para convertir a Argentina en "el país mas libre del mundo", el Gobierno viene haciendo una serie de cambios en Cancillería para afinar la bajada de línea ultraconservadora, incluido el nombramiento de Nahuel Sotelo, uno de los rostros jóvenes del riñón libertario.

Sotelo fue designado como secretario de Culto, que desde entonces pasó a llamarse Culto y Civilización, un cambio de denominación no pasó desapercibido y tiene que ver con la pelea cultural que obsesiona al Presidente.

En esa línea, una alta fuente de Cancillería confirmó a PERFIL que la intención es justamente reforzar esa tendencia que incluye las ideas más conservadoras de los libertarios, como la relativización de la crisis climática o la postura anti aborto. 

En su rol para defender la línea "anti woke" de Milei, la misma que defienden dos referentes como Donald Trump o Elon Musk, el domingo Sotelo acompañó a Diana Mondino a Nueva York para exponer ante la ONU. 

La delegación fue recibida por el embajador argentino ante el organismo internacional, Ricardo Lagorio, que en las últimas horas permaneció en el ojo de la tormenta en medio de los tironeos entre Casa Rosada y Cancillería por el control de la política exterior. Afín a su vasta experiencia diplomática, Lagorio evitó responder ante la pregunta de este medio sobre el tema.

Argentina se abstuvo de firmar el "Pacto del Futuro" a contramano de 193 países.

Sin embargo, el destrato hacia el exembajador argentino en Rusia quedó reflejado al no haber sido incluido para integrar uno de los seis lugares que tendrá la delegación argentina el próximo martes, cuando Javier Milei dé su discurso ante la Asamblea General de la ONU "al estilo Davos". 

Es decir, que el propio embajador ante la ONU de un país no forme parte del equipo es algo inédito para la propia organización internacional. Según supo PERFIL, tanto ésta como la elección de quiénes ocuparán esos lugares es una decisión que le "excede" a la Cancillería, una institución intervenida por la secretaria de la Presidencia, Karina Milei.

Si bien hay rumores de que "Diana Mondino tiene las horas contadas", algo que algunos atribuyen a la armadora política de La Libertad Avanza, el Presidente todavía la mantiene firme en el cargo. "Mi grandiosa canciller dio una verdadera clase de por qué la ONU no debe abandonar su objetivo de alcanzar la paz y que debe abandonar esa agenda que conduce al empobrecimiento", dijo este lunes Javier Milei desde Estados Unidos, en el que es su sexto viaje al país norteamericano.

Desde que sumió Milei el pasado 10 de diciembre, la ministra de Relaciones Exteriores (et al) fue la encargada de encarar el giro en política exterior y de aceitar vínculos bilaterales de alto calibre como con China o Brasil, una manifiesta moderación que suavizaba los exabruptos discursivos del mandatario libertario. El pragmatismo, en tanto, fue algo propio de la canciller, que por ahora sobrevive a los embates internos y parece liderar en pasillos del Palacio San Martín a pesar al descontento por una serie de medidas tomadas por el Ejecutivo y que fueron resentidas por el cuerpo del servicio exterior.

 

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