Se crea incertidumbre cuando se obliga a calcular variables futuras en medio de tanta discrecionalidad, dice Knight
Al respecto entrevisté al norteamericano Frank Hyneman Knight (1885-1972), cuya tesis doctoral, titulada "Riesgo, incertidumbre y beneficio", fue publicada en 1921. Junto a James Laurence Laughlin, Thorstein Veblen, John Maurice Clark, Leon Carroll Marshall y Aaron Director, integra la primera generación de profesores de la Universidad de Chicago; y al húngaro John Charles Harsanyi (1920-2000), quien por su aporte a la teoría de los juegos no cooperativos, en 1994 compartió el Premio Nobel de economía con John Forbes Nash y Reinhard Selten. Salvó su vida escapando en una estación ferroviaria de Budapest, cuando iba a ser transportado a un campo de concentración austríaco.
-¿Cuál es la diferencia entre riesgo e incertidumbre?
Knight: -"Hasta que no levantás el telón no sabés qué puede ocurrir con la obra", afirmó el director teatral Cecilio Madanes. Los empresarios lo saben, por eso lanzan simultáneamente varias obras, y guardan parte de los beneficios cuando alguna de ellas resulta un gran éxito de taquilla. Esto es riesgo.
Pero cuando no se sabe cuándo la Secretaría de Comercio aprobará una declaración jurada anticipada de importación, qué criterio utilizará para su rechazo, o qué hará en materia cambiaria, esto es incertidumbre.
-El Gobierno les pide a las empresas que le informen, no sólo sus acciones futuras, sino también los resultados previstos.
Knight: -La ganancia es un residuo (lo cual no quiere decir que sea pequeña), que resulta de la diferencia entre los ingresos y los costos. ¿Cómo puede un fabricante de helados saber hoy cuánto va a ganar en 2013, no solamente ignorando la temperatura y el ingreso futuro de los consumidores, sino operando en un país donde ni el propio gobierno sabe a cuánto estará el dólar, qué hará con las alícuotas impositivas o qué stock manoteará para financiar el déficit fiscal?
Estamos delante de un nuevo ejemplo de la diferencia que existe entre trabajar y estar ocupado. Como consecuencia de esto muchas energías empresarias serán dedicadas a llenar formularios, que sólo por casualidad coincidirán con la realidad.
-¿Es sólo un problema de ignorancia empresaria?
Harsanyi: -No, también existe uno de interacción. El análisis económico diferencia entre los mercados de muchos y los de pocos, categorías que no son numéricas (ejemplo: hasta ocho unidades económicas el mercado es de pocos, nueve o más unidades es de muchos).
Un productor que opera en un mercado de muchos no tiene inconveniente en mostrarles a sus colegas un nuevo procedimiento que aumenta los rendimientos o disminuye los costos; mientras que uno que opera en un mercado de pocos, esconde su estrategia lo más que puede.
No se trata de que unos sean mejores personas que los otros: el productor de soja sabe que, por más que sus vecinos lo imiten, el aumento de la producción no disminuirá el precio del producto; en cambio el productor de autos sabe que, por operar en un mercado oligopólico, si los competidores le copian las mejoras que está introduciendo en los modelos que produce, se verá muy perjudicado.
-Además de lo cual existe la interacción con la política económica
Harsanyi: -Exacto. Imaginemos, por un momento, que cada una de las empresas que opera en la Argentina le informara al Gobierno cuánto piensa comprar, vender, ganar, etcétera. El sueño de los planificadores; el Gosplan, la oficina de planificación de la ex Unión Soviética, llegó a tener más de dos millones de empleados. ¿Para qué sirvió?
¿Qué haría el Gobierno con esa información? Al mejor estilo K, "actuaría". Pero en el momento en que hiciera eso, cambiarían todos los planes empresarios, generando nuevas proyecciones, nuevas presentaciones, etcétera. Un increíble desperdicio de energías.
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