Las bebidas de Miwi Real Drinks, que no requieren frío, facturan 600.000 euros desde 2020.
Por: Natalia Otero.
Cada vez más, los consumidores buscan lo que Laura Valverde llama “vivir disfrutando, pero sin remordimientos”, o, dicho de otra forma, buscan productos más saludables y sostenibles. Valverde vio esta tendencia trabajando en marketing para una gran empresa de bebidas, y ella y su socio encontraron en ella su nuevo reto profesional en un momento en el que buscaban un cambio. En diciembre de 2020, Miwi Real Drinks y su primera línea de productos, a base de kombucha, sin azúcar y sin necesidad de frío, llegaron al mercado. Desde entonces han facturado cerca de 600.000 euros. “La primera vez que le hablé de la kombucha se reía”, recuerda Valverde sobre los inicios del proyecto junto al cofundador, Íñigo Aguirrezabal. Poco a poco investigaron y vieron que era una rama en crecimiento, sobre todo en el exterior. “Y dijimos: cómo podemos aplicar todo lo que nosotros sabemos, lo que hemos aprendido en el sector de los refrescos, a estas categorías nuevas que están surgiendo”. Valverde, madrileña de 33 años, dejó su empleo en diciembre de 2019 —Aguirrezabal lo había hecho en agosto— y desde enero de 2020 se dedicaron por completo al proyecto.
Desde ese momento se centraron en el desarrollo de fórmulas y buscaron hacer de la innovación el motor de la propuesta. Su bebida, cuenta Valverde, no requiere cadena de frío: “En España, la mayoría de la distribución se hace en ambiente, y nosotros, al venir del sector, sabíamos que era una de las grandes barreras a superar”. Por otro lado, dice, estaba el gusto: “Siempre buscamos que la fórmula tuviese un sabor lo más adaptado a las expectativas que todavía a día de hoy tiene el consumidor”. La llegada de la pandemia les dio tiempo para estructurar una base meditada para lo que querían hacer. Además, trajo cierto cambio en los hábitos de consumo dando un empujón a productos más saludables y al comercio electrónico, dos aspectos que encajan con su propuesta. Han comenzado con la kombucha, pero Valverde insiste en que su propósito es abarcar otras líneas: “Nuestro objetivo es empezar a construir en otras categorías para ser esa compañía de refrescos del futuro”.
Al principio recurrieron a inversión propia, a la que se unieron dos business angels y un socio embajador y financiación pública de la Administración vasca. Sin embargo, para hacer frente al crecimiento rápido con el que se encontraron necesitaban una línea de crédito a la que no les fue fácil acceder. Habiendo estado en el mercado solo un mes en 2020, sin histórico de facturación ni una amplia cartera de clientes, entre otros aspectos, la relación con los bancos fue complicada al principio. En 2021 levantaron su primera ronda de financiación, de 250.000 euros.
El equipo de la compañía, que aún no tiene beneficios, está formado por siete personas. Sus ventas se dividen prácticamente al 50% entre el canal online, en el que tienen cerca de 5.000 consumidores, y el offline, con alrededor de 600 clientes entre hostelería, tiendas especializadas y minoristas.
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