Greenpeace ha revelado, a través de imágenes satelitales, que durante el primer semestre de este año se deforestaron 59.557 hectáreas en el norte de Argentina, lo que representa un incremento del 15% en comparación con las 51.600 hectáreas del mismo período en 2023. La provincia de Salta perdió 4.200 hectáreas, aunque las situaciones más críticas se encuentran en Chaco y Santiago del Estero.

El análisis realizado por la organización ecologista, basado en la comparación de imágenes satelitales, estima que entre enero y junio de 2024, la deforestación en Chaco llegó a 27.148 hectáreas; en Santiago del Estero a 21.047 hectáreas; en Formosa a 7.162 hectáreas; y en Salta a 4.200 hectáreas. En total, se deforestaron 59.557 hectáreas, lo que equivale a tres veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.

La principal causa de la pérdida de bosques es la expansión de la frontera agropecuaria para la ganadería y el cultivo de soja, productos que en su mayoría se exportan a Asia y Europa, especialmente desde la región del Gran Chaco, el segundo ecosistema forestal más grande del continente. "La deforestación provoca cambio climático, desaparición de especies, inundaciones, sequías, desertificación, enfermedades, desalojos de indígenas y campesinos, y pérdida de alimentos, medicinas y maderas. Estamos ante una evidente emergencia climática y de biodiversidad que debería llevar a que los gobiernos actuaran en consecuencia, prohibiendo los desmontes, en lugar de promoverlos", afirmó Hernán Giardini, coordinador de la Campaña de Bosques de Greenpeace. "Además, el sistema de multas no es suficiente contra la ilegalidad, por lo que la penalización se hace necesaria", concluyó.

Es importante recordar que el séptimo punto del Pacto de Mayo incluye "el compromiso de las provincias argentinas de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país". Este punto ha sido criticado por numerosas organizaciones ambientalistas, incluyendo Greenpeace, debido a que fomenta la explotación de los recursos naturales sin considerar el impacto ambiental. "Promover la explotación descontrolada de los recursos naturales no solo atenta contra nuestro patrimonio natural y cultural, sino que también perpetúa la pobreza y exige mayores recursos estatales para enfrentar las crisis sociales y ambientales resultantes", destacaron.