El gobernador electo puso otro cambio de marcha en la aceleración por la construcción del ‘partido cordobés’. Encuentro de más de una hora con el hombre del PRO, actual titular regional de la Organización Mundial de Turismo.
Por: Gabriel Silva.
Con la firma de un convenio turístico como telón de fondo, el intendente y gobernador electo Martín Llaryora metió otro cambio de velocidad en la construcción del ‘partido cordobés’. Ayer, cerca del mediodía, fue anfitrión del director regional para las Américas de la Organización Mundial de Turismo (OMT) y hombre del PRO, Gustavo Santos, quien arribó a Córdoba sobre el final de la semana pasada y tuvo una escala en modo institucional por el Palacio 6 de Julio.
De todas maneras, por más que algunos ratifiquen lo protocolar del encuentro que duró poco más de una hora y en el mejor de los tonos, el peronismo cercano al gobernador electo se envalentona y lo vive como un segundo capítulo, después de lo que fue la foto con los intendentes radicales de la semana pasada. “Martín sabe, al igual que lo reconocen también dirigentes de Juntos por el Cambio, que es muy difícil que ellos sostengan la unidad después de octubre y sin poder. Por eso está atento a la orfandad en la que van a quedar algunos dirigentes de distinto rango, desde las intendencias hasta las escalas más altas”, reconoció ayer a Alfil un funcionario llaryorista que fue testigo casual del encuentro.
La reunión de la semana pasada que anticipó este diario fue motorizada por el legislador provincial, el radical Orlando Arduh, y contó con la venia, no solo de Llaryora, sino también con un seguimiento del actual vicegobernador, Manuel Calvo. Encuentro que, incluso antes de concretarse, había desatado una serie de incomodidades en el seno de la UCR que persisten hasta hoy con pedidos de expulsión y sanciones que se sostienen (ver aparte).
Sin embargo, nada de esto modificó en algo la estrategia de construcción política que Llaryora tiene en mente a partir de diciembre. Porque sostiene que habrá, tanto en el PRO como en el radicalismo, una crisis de referentes y representatividad que puede abrir la puerta a un desconcierto en la tropa que hoy integra la estructura de Juntos por el Cambio.
“Nadie se tiene que enojar por eso. Los que venimos del interior sabemos que no es fácil gestionar. Entonces, ¿cómo te podés oponer o rechazar que un gobernador se ponga a disposición de un integrante de tu partido?” sostuvo una persona de máxima confianza de Llaryora, que no desconoce los vasos comunicantes con dirigentes de la oposición y que definió el esquema que arranca en diciembre como “convidar poder, compartirlo”. “No sé si hubiera sido así si la elección provincial la ganaban otros, probablemente no. Quizá eran más angurrientos o egoístas, no sé”, agregó.
Las facultades de Santos
En el llaryorismo reconocen que la virtud de Santos no está en el volumen político o el caudal electoral; sino, en algo tan o más importante que eso: la agenda. Admiten que tiene contactos tan envidiables como impredecibles y lo definen como una persona que “abre puertas a nivel mundial”. “No solo en lo nacional, sino que te puede sentar con otros mandatarios de peso global”, dicen, además de reconocerle que fue quien, hace casi tres años, empezó a alertar sobre ‘el tsunami’ que se venía.
La rúbrica que se concretó ayer en el Palacio 6 de Julio y tendrá su impacto mediático en las próximas horas, está enfocada en la firma de un convenio para incorporar a la ciudad de Córdoba dentro de las urbes que adhieren al código internacional de protección al turista. Después de la pandemia, la Organización Mundial del Turismo estableció cómo debían actuar las ciudades, cuáles eran los protocolos, con el objetivo de crear una herramienta homogénea y universal que le brinde seguridad al turista.
Son 15 países los que ya lo firmaron en el mundo, ocho en la región y la capital cordobesa se convirtió ayer en la primera ciudad de Latinoamérica en hacerlo.
Por fuera de lo institucional, distintas fuentes que conocieron detalles de la charla reconocen que hay un diálogo que va en serio y “para adelante en términos políticos”.
Atado a la agenda de turismo, con ejes centrales en el deporte y la cultura, Llaryora considera que tendrá en Santos un aliado directo para esa faceta de la gestión. Pero, además, a partir del muy buen vínculo de exministro de Turismo con Mauricio Macri, en el llaryorismo no descartan tampoco otra diagonal para llegar a Javier Milei en caso de que el libertario se convierta en Presidente.
Partiendo de la lógica que varios comparten en la política nacional: el expresidente está más cerca de prestar mano de obra calificada y know how a Milei que sostener la candidatura de Patricia Bullrich y soportar una siempre incómoda convivencia con los radicales. Por caso, ayer no pasó desapercibido que el encuentro entre Llaryora y Santos se produjera el mismo día de la reaparición mediática de Macri anoche en TN.
“Son todos tipos de poder. Es el staff permanente del poder; los cargos políticos se renuevan cada cuatro años y podés ganar o perder, el juego de estos tipos, esta liga, es otra cosa”, sintetizaron ayer.
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