La Libertad Avanza y referentes del PRO dieron el primer paso concreto hacia un acuerdo. El intendente lo había pedido junto a Santilli. Tensión en el peronismo por la falta de consenso sobre la elección bonaerense.
Por: Ramiro Melucci.
“Ahí estamos”. El que habla es uno de los hombres más cercanos al intendente Guillermo Montenegro y la referencia es para la foto que marcó un comienzo en la negociación electoral entre el gobierno de Javier Milei y los referentes del PRO en la provincia de Buenos Aires.
El comentario grafica el posicionamiento del jefe comunal en la línea amarilla que trazaron con su presencia en la Casa Rosada los diputados Cristian Ritondo y Diego Santilli. La imagen, con Karina Milei en el centro de la escena, el Presidente en un lateral de la mesa y sin Mauricio Macri, estableció un punto de inflexión después de la presión que la dirigencia bonaerense del PRO había ejercido sobre el macrismo. Que tuvo su reflejo en febrero con otra foto: la que se sacaron Montenegro y Santilli. “Estamos convencidos de que hay que trabajar en sintonía con La Libertad Avanza para sacar al kirchnerismo de la provincia de Buenos Aires, su última guarida”, había dicho el intendente en aquella ocasión. “Lo de ahora es una continuación”, acotan a su lado.
Lo que no puede pasar de ningún modo, aclaran, es la dispersión que se concretó con el cierre de alianzas en la Ciudad de Buenos Aires. Van por separado todos los socios de lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio (el PRO, la UCR y la Coalición Cívica), La Libertad Avanza y Horacio Rodríguez Larreta. “Si ocurre algo similar en la provincia, perdemos por 35 puntos”, aseguran. Pero respiran aliviados porque “hoy CABA y la provincia son dos mundos absolutamente distintos”.
En territorio bonaerense no está del todo claro cómo se llevará adelante la “integración de propuestas” de la que habló el vocero presidencial, Manuel Adorni. Pero sí los interlocutores que dispusieron las partes para lograrla. En el medio del Presidente y su hermana, la imagen mostró a Sebastián Pareja, el presidente de La Libertad Avanza en la provincia. El asesor presidencial, Santiago Caputo, es con seguridad uno de los hombres con más poder en el esquema presidencial, pero no es el que se va a encargar de la negociación electoral fina. Montenegro, que había comenzado explorando la vía del asesor, empieza a forjar vínculos que hasta hace poco no tenía.
Nada modifica las opciones para su futuro político. Se mantiene la expectativa sobre la posibilidad de un desembarco en el Ministerio de Justicia y acerca de una candidatura a senador por la quinta sección electoral. Todo sea por vencer al kirchnerismo y posicionarse de cara a 2027 como uno de los que derrotó a Axel Kicillof.
“Estamos convencidos de que hay que trabajar en sintonía con La Libertad Avanza para sacar al kirchnerismo de la provincia de Buenos Aires, su última guarida”, había dicho el intendente en aquella ocasión. “Lo de ahora es una continuación”, acotan a su lado.
Uno de los grandes interrogantes sigue siendo el del radicalismo. ¿Ingresará en esa mesa? ¿Lo dejarán? ¿Aceptará los términos o intentará cambiarlos? El partido del Presidente no parece interesado en sumar a los críticos. Y los radicales no parecen dispuestos a decir todo que sí. Un vistazo al senador Maximiliano Abad: votó contra la suspensión de las PASO y a favor de la comisión investigadora para analizar la responsabilidad de Milei en el escándalo de la criptomoneda $Libra. Ahora le reclama al Gobierno “medidas urgentes” para la pesca. “La situación es grave”, dice, como no osó decir su socio local, Montenegro.
La foto en Casa Rosada terminó de dinamitar el encuentro que preveía armar con el PRO, impulsado también por Néstor Grindetti. La interna amarilla fue deshaciendo de a poco a ese acto que se preveía hacer en La Plata. De una convocatoria para 500 militantes pasó a una conversación para un grupo de dirigentes, y de eso a la nada. “La política es así, pero falta”, aclara un radical.
Lo dice porque todavía el peronismo no se puso de acuerdo sobre el formato que tendrá la elección en la provincia de Buenos Aires. Y, a su entender, sin conocerlo es imposible establecer la correlación de fuerzas en una posible alianza antikirchnerista. “No es lo mismo si la elección es el mismo día que la nacional o se desdobla”, arguye. Da a entender que el desdoblamiento refuerza el poder territorial de la UCR y debilita la influencia del Gobierno nacional.
La definición se hace esperar. El gobernador lleva dos semanas consecutivas con gestos fuertes hacia la Legislatura. Primero estableció la fecha de las PASO para apurar a los legisladores a que la suspendan, en sintonía con la decisión del Congreso para las nacionales. Luego envió a sus leales a la sesión especial promovida por La Libertad Avanza –a pesar de que no había consenso con La Cámpora y el Frente Renovador para aprobar un proyecto– con el fin de exhibir las diferencias. No hubo quórum, pero once diputados afines al gobernador, entre ellos el ex intendente Gustavo Pulti, presentaron una nueva iniciativa para suspender por este año las PASO.
El ex intendente Gustavo Pulti, uno de los que bajó el jueves al recinto de la Legislatura.
La negociación excede a la Legislatura. La disyuntiva del desdoblamiento y el reclamo por las reelecciones indefinidas forman parte del combo de la definición. Mientras, en clave de campaña, ministros y defensores de Kicillof empiezan a mostrar las acciones del gobierno bonaerense en la ciudad. Firmaron un convenio para la construcción de 170 casas en los barrios El Martillo y Ameghino, y destacaron la decisión de hacer la obra del corredor Gandhi, “que frenó Milei”.
En el Concejo Deliberante, el oficialismo dio los primeros pasos para volver a cederle al intendente la facultad de aumentar el boleto. Ya no se trata de una cuestión de si están o no los votos para aprobar un aumento en el recinto, sino de una decisión que parece servirle tanto a los concejales del interbloque como al Ejecutivo.
En la primera gestión de Montenegro, la cesión de facultades era justificada por la falta de votos para sancionar el aumento: el oficialismo no tenía mayoría y Acción Marplatense, el socio legislativo de aquel entonces, solo admitía que la resolución quedara en manos de Montenegro.
Tanto le dieron el botón que ahora no lo quiere soltar. Con mayoría propia, a Montenegro le siguen dando la facultad de aumentar la tarifa del transporte. Habrá advertido que el costo social que se pagaba no era tan alto, y que es mucho peor soportar la discusión del aumento en el Concejo, con la posibilidad de que algún concejal se rebele y una demora derive en una parálisis del sistema, como sucedía antes.
La estrategia no se cambia, pero la redacción sí. Hasta el año pasado, la delegación de atribuciones al intendente venía con una encomienda para que gestionara ante el Gobierno nacional un tratamiento equitativo de los subsidios. Ahora ya no. Acaso porque no alcanza con ninguna gestión para resucitar al Fondo Compensador, decapitado por la motosierra de Milei.
Mañana, las miradas volverán a posarse en el recinto. No será por el transporte, sino por la sesión en conmemoración del último golpe de Estado. Tendrán la palabra los organismos de derechos humanos y los concejales, que a diferencia de otros años no firmaron un documento conjunto. Habrá que prestar atención. El clima de época y la cercanía del tiempo electoral pueden complotarse para convertir el recinto en una olla a presión.
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