El Senado le dio media sanción al proyecto de financiamiento de los partidos políticos, que bancariza los aportes y levanta la veda a las contribuciones del sector privado, que habían sido prohibidas por el Parlamento en el 2009
En medio de la preocupación por los números de las encuestas, que llenan de incertidumbre la eventual reelección de Mauricio Macri, el Gobierno empezó a tantear al empresariado para la financiación de la campaña de Cambiemos.
El martes, el Senado le dio media sanción al proyecto de financiamiento de los partidos políticos, que bancariza los aportes y levanta la veda a las contribuciones del sector privado, que habían sido prohibidas por el Parlamento en el 2009.
Según fuentes parlamentarias, el oficialismo y un sector del PJ intentarán avanzar con lasanción definitiva de la ley el próximo mes en la Cámara baja, con lo que la iniciativa correría en estas elecciones.
En paralelo, desde el PRO empezaron a conversar con el establishment sobre el financiamiento de la campaña oficial, que en la elección legislativa del 2017 estuvo cargada de irregularidades en su versión bonaerense. Las denuncias por los aportes complicaron a la cúpula del macrismo de la provincia de Buenos Aires.
En la Provincia, cómo será el sistema de recaudación es aún una incógnita. En el 2017 estuvo a cargo, en los papeles, de María Fernanda Inza, la tesorera que luego salió eyectada por las denuncias judiciales en torno a los aportes. Inza reportaba a Federico Salvai, el jefe de Gabinete bonaerense y mano derecha de María Eugenia Vidal.
El año pasado, el macrismo bonaerense incrementó el monto de las contribuciones mensuales que los funcionarios hacen al partido: para los ministros, el aporte es de más de $3.000.
A nivel nacional el panorama es similar. En el 2017, uno de los supervisores del financiamiento fue José Torello, jefe de Asesores de la Casa Rosada y amigo personal de Macri. No estuvo, como en el 2015, Nicolás Caputo, el más íntimo de los amigos del Presidente. En los últimos meses, sin embargo, Caputo volvió a frecuentar mucho más seguido al jefe de Estado.
"Todavía falta mucho, pero estamos empezando a hablar", confirmaron desde el entorno presidencial. Según confiaron, hay un sector del empresariado dispuesto a volver a apoyar a Macri en la búsqueda de su reelección, a pesar de que en el "círculo rojo" hay un creciente descontento con el gobierno de Cambiemos.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña
Hace dos semanas, Macri volvió después de tres años a la cena de CIPPEC, urgido en buena medida por la crisis de su programa económico, que encuentra resistencia entre los empresarios. El mandatario pidió a los hombres de negocios que "no especulen". Marcos Peña, que volvió a hablar con ellos en los últimos tiempos, se quedó casi hasta el final de la cena, en el predio de la Rural de Palermo.
El establishment está en una encrucijada: desconfía de Macri, pero un sector importante ve con temor el posible regreso de Cristina Kirchner, que según las últimas mediciones de la Casa Rosada aventaja por algunos puntos al jefe de Estado en un posible ballotage.
Ese temor, incluso, se refleja en algunas de las conversaciones que dirigentes del oficialismo tuvieron con algunos empresarios. "¿Qué pasa si aportamos al Gobierno, aparecemos en las rendiciones y después gana la ex presidenta?", preguntaron. Entre la espada y la pared.
Es que, si la media sanción del Senado obtiene sanción definitiva en Diputados, los empresarios deberán blanquear sus aportes en las rendiciones de cuentas de los partidos. Desde el 2009, lo hacían en negro. Aunque habrá algunos puntos de campaña que seguirán sin rendirse, como los pagos a los fiscales o las boletas que se imprimen de más.
De hecho, una de las revelaciones de la causa de los cuadernos del chofer Oscar Centenofue la de los aportes irregulares a las campañas K de estos últimos años. Para un sector del establishment, el Gobierno se encargó de darle divulgación a la investigación. Ese sector, integrado por empresarios de primerísima línea, está expectante frente a la recaudación de campaña de este año.
El PRO también tuvo lo suyo: en la rendición del 2015, se blanquearon menos de $200 millones. Según fuentes al tanto de la recaudación oficial, se recaudaron poco más de $1.500 millones. Para este año prometen mucha más austeridad.
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