Funcionarios, dirigentes gremiales y centenares de afiiliados al Seom y otros sindicatos estuvieron cuando llegó el cortejo fúnebre.
A las 23:23 de este jueves, los vehículos de la empresa funeraria entraron por el estacionamiento que da a los galpones recuperados, en uno de los furgones estaban los restos de quien fuera "Pajarito" Bejarano.
En esa entrada había estado tocando por espacio de más de dos horas una bandita, esperando al dirigente fallecido, en medio de una persistente llovizna. Cuando terminó de pasar el último vehículo de la empresa Futuro, los integrantes de la bandita corrieron por detrás y empezaron a tocar de nuevo cuando ingresaron por detrás al tinglado de la Vieja Estación.
Allí cerca de un millar de personas estaban esperando, algunos desde las seis de la tarde Habían formado un pasillo que terminaba frente a una enorme cruz de madera rodeada de las coronas y ramos de flores.
En ese lugar también esperaba el intendente Raúl Jorge y otros funcionarios del municipio, entre ellos el director de Cultura, Alejandro Aldana. Había numerosos dirigentes estatales, entre ellos el titular de Adep, Mario Farfán.
Cuando ingresó el cajón, era traído por familiares, amigos íntimos y entre ellos el ex titular del Seom, Carlos "Perro" Santillán.
Algunas mujeres del Seom agitaban pañuelos blancos y profundas muestras de pesar se veía en los rostros de los afiliados. Intentaron mantener el orden pero cuando pasó el cortejo con el cajón, todos se avalanzaron detrás de él gritando y vivando al son de la bandita, que tocaba con más fuerza.
Finalmente el cajón fue depositado al pie del escenario donde colgaba un enorme telón negro. La bandita subió al escenario y empezó a tocar de nuevo. Todos cantaron aquella vieja arenga de los municipales cuyo estribillo dice: "Seom, Seom, hay que luchar, hasta triunfar". Fue el momento más emotivo para la multitud.
Momentos después todo se calmó un poco y operarios de la empresa funeraria procedieron a sacar la tapa del cajón para iniciar el velorio.
Allí estaba "Pajarito", vestía una campera azul del sindicato y la gorra de lana con los colores del club de sus amores: Boca Juniors.
Seguía lloviznando mientras más gente llegaba a la Vieja Estación.
Comentá la nota