Alberto Barbieri, decano de Económicas, ganó ayer con amplia mayoría. Dijo que llamará al diálogo de todos los sectores. Y buscará reducir el abandono: hoy sólo se reciben 3 de cada 10 alumnos.
Barbieri, que hasta ahora era el vicerrector de la UBA y decano de la Facultad de Ciencias Económicas, asumirá en marzo con grandes desafíos, como bajar la fuerte deserción de alumnos y convocar al diálogo a todos los sectores, algo que ya prometió. Incluso, dijo, a los que ayer estuvieron en la calle y a los que, durante la propia asamblea, reclamaron con carteles y a los gritos por la “democratización de la UBA”.
En la actualidad, solo el 27% de los alumnos que empiezan la facultad se reciben, y el 40% de los estudiantes que ingresan al CBC no logran completarlo. “Vamos a intentar que ese porcentaje aumente considerablemente”, le dijo a Clarín el nuevo rector.
En la votación, Barbieri –autodefinido como peronista y un continuador de la línea de gobierno actual del rector saliente, Rubén Hallú, conformada por radicales, peronistas e independientes– consiguió el apoyo de 10 de los 13 decanos de las facultades y un amplio respaldo entre los claustros de docentes, graduados y estudiantes de la mayoría de las facultades.
Y gracias a eso, se impuso por amplia mayoría: 146 votos contra 44 de Federico Schuster (ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales), además de 5 abstenciones y 22 ausencias. En la semana, Barbieri había logrado una reunión con el jefe de Gabinete Jorge Capitanich, algo que fue visto como un apoyo manifiesto del gobierno nacional al candidato electo ayer. Schuster, también con cercanía al kirchnerismo, fue votado por tres de los decanos (de las Facultades de Exactas, Sociales y Filosofía y Letras).
El inicio de la asamblea, convocada para las 9 de la mañana, coincidió con el inicio de los incidentes en la calle, que dejaron diez policías heridos, nueve de ellos con politraumatismos por piedrazos y uno por quemaduras en una pierna, según informaron fuentes policiales.
En el anexo del Congreso, muchos de los asambleístas llegaron en combis, por avenida Rivadavia, en contramano. En las asambleas anteriores que consagraron al rector saliente, Rubén Hallú (también en el Congreso y con incidentes), habían llegado en subte, con un tren que los dejó en la estación que estaba cerrada al público.
En el comienzo de la asamblea, un grupo de representantes del claustro de estudiantes reclamó a los gritos. Cuando le tocó presentar un plan de gobierno, Barbieri apuntó directo a los estudiantes que lo cuestionaban: “Quiero que esta protesta no quede sólo en un discurso”, dijo. Y pidió que los debates se dieran “en un marco democrático, pluralista y de respeto”. Pidió también “profundizar las acciones en las áreas de Ciencias y tecnología de la Universidad y de diversas áreas de conocimiento, entre ellas articular con el Conicet y los institutos científicos de la UBA”, además de una posible reforma de los estatutos para incluir a los no docentes en los procesos de votación, y para profundizar la articulación con el nivel secundario para compensar las falencias que traen los alumnos de la escuela media”. “Soy el rector de todos”, le diría a Clarín, después de resultar electo.
Después de los primeros incidentes, Hallú amenazó con votar a mano alzada. Desde allí, todo se vivió con más tranquilidad, incluso también en las calles. El proceso de la votación fue nominal y de entrada quedó clara la supremacía de Barbieri, algo que era previsible.
Hallú defendió la elección y criticó a los grupos que no participaron: “Es lamentable lo que sucedió. Yo dije que era mi esperanza que la próxima asamblea se pudiese dar en un lugar más abierto, sin tener que recurrir a la policía. Mientras existan algunos grupos que pretendan imponer por la fuerza lo que no pueden imponer por la democracia, va a tener que seguir funcionando así”, dijo Hallú después de conocido el resultado.
“Me queda un sabor agridulce –dijo Schuster–, no tanto por perder, porque perder es parte del juego. En cualquier votación se gana o se pierde. El sabor agridulce por votar en el Congreso no en una sede universitaria, con vallas, con policías, esto ofende nuestros ideales”. A su lado, Barbieri empezaba a recibir las felicitaciones. Minutos después salió a las desoladas calles del Congreso, y de ahí partió para su despacho en el decanato de Económicas.
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