Aunque las ubicaciones de los frentes en el recuento final se repitieron, hubo importantes cambios respecto a lo ocurrido en septiembre. La mayor afluencia de votantes beneficio a Todos, al igual que el corte de boletas. Juntos fue la única fuerza que no creció de una instancia a otra.
Los resultados del domingo a nivel local ratifican la vigencia de un empate técnico entre las principales fuerzas, que en las últimas dos elecciones generales terminó volcándose en forma de victoria hacia uno u otro lado por pequeñas variantes, no siempre posibles de medir previamente y, por lo tanto, de controlar. En ese sentido, el antecedente electoral de las PASO mostró un escenario distorsionado, con una ventaja abrumadora que no parece condecirse con la paridad que muestra el tablero político lujanense desde 2019.
Aquellos 20 puntos de diferencia del Frente Juntos por sobre Todos se achicaron considerablemente este domingo, cuando la distancia se redujo a poco más de cuatro. En números, se pasó de una brecha superior a los 16 mil votos a una inferior a los 3 mil, casi idéntica a la ventaja que hace dos años -y en sentido inverso- marcó la victoria del actual oficialismo sobre su perseguir inmediato. En ese rango relativamente pequeño se mueven diferentes variables que según el contexto inciden a favor de unos o de otros.
La foto recortada del domingo alcanza para sembrar alegría en el principal frente opositor. Ganó y tendrá mayoría en el Concejo Deliberante. Pero si el desenlace se mide desde septiembre, la sensación de triunfo se diluye un poco. En un lenguaje futbolero, se pasó de una goleada a una victoria clara pero ajustada. Esto explica -al margen de las estrategias comunicacionales- los festejos en el Frente de Todos.
Después del cimbronazo de las PASO, el escenario se presentaba especialmente complejo. El domingo, sin embargo, algunas variables jugaron a su favor para dejar una sensación de remontada a pesar de la derrota. Gran parte de la recuperación oficialista estuvo asentada en una mayor afluencia de votantes (unos 4.500) entre las PASO y las generales. En gran parte esos votos se volcaron a favor de la boleta encabezada por María Eva Rey. A esto debe sumarse el retroceso de los votos en blanco y un número aproximado de 2.500 sufragios huérfanos de representación porque las fuerzas que lo cosecharon no pasaron el piso electoral de las primarias.
Y finalmente una disminución en los votos del Frente Juntos, que fue la única fuerza que el domingo sacó una menor cantidad que en septiembre. Es imposible saber cómo se repartieron las diferentes categorías de esos votos disponibles de una elección a otra, pero queda claro que Todos fue el gran beneficiado. No obstante, las restantes tres fuerzas consiguieron crecer respecto a las PASO, aunque ninguna en cantidades suficientes para acercarse al Concejo Deliberante.
Otro factor que explica los resultados del domingo se relaciona con el corte de boleta. Ahí también Juntos sufrió una sangría superior a los tres puntos respecto a la lista encabezada por Diego Santilli. A la inversa, el oficialismo local sumó cerca de seis puntos más que Victoria Tolosa Paz.
En definitiva, una sumatoria de votos inferior al desempeño en las PASO y una mayor afluencia de votantes dejó como saldo un porcentaje final para Juntos que, aunque ganador, estuvo bastante lejos del 51% que arrojó una victoria contundente en la primera contienda electoral del año.
Una de las dudas que abrió la etapa posterior a las primarias para el frente opositor fue el comportamiento que asumirían los diferentes espacios que habían participado en la interna. Aunque se sabe que las diferencias se mantienen y que, más allá de gestos formales, no todos se sumaron decididamente a respaldar la lista de Rita Sallaberry, las desavenencias no se tradujeron en una fuga masiva de votos.
El saldo final en términos de resultados fue similar a las generales 2019. En aquella oportunidad, la candidatura a intendente de Fernando Casset sumó 28.757 votos, apenas 986 más que lo obtenido por Sallaberry. A caballo del escenario nacional, la paridad entre una y otra elección parece ratificar la consolidación de un voto antiperonista que, independientemente de los nombres, no baja del 40%. En ambos casos, sin embargo, las representaciones locales estuvieron por debajo de sus referencias nacionales. Evitar esa diferencia puede volverse clave para futuras elecciones, especialmente en un distrito que elección tras elección viene mostrando un enorme caudal de votos a favor de las superestructuras antiperonistas. Por otra parte, esto piso alto deja poco margen de error al peronismo local y sus fuerzas
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