Albertistas y camporistas agitaron los pasillos del Hermitage en la previa al acto. El número uno de la fórmula se conformó con un cuarto común.
El Hotel Hermitage, reliquia hotelera ubicada sobre la Avenida Colón, fue el lugar de reunión de todas las tribus peronistas, previo al acto de cierre de los Fernández. El alboroto comenzó en la noche del miércoles, cuando arribaron, por separado Alberto F. y Cristina: el candidato presidencial desde Chaco y la aspirante a vice de La Plata.
Dos pisos fueron destinados para los integrantes de la fórmula: Cristina en el 12 y Alberto en el 9, con sus principales colaboradores en las habitaciones contiguas. Con una paradoja: la suite presidencial fue destinada a Cristina, en lugar de ser ocupada por el número uno del binomio.
“Es la inercia”, argumentaron desde el entorno del candidato. “Es porque Alberto es un caballero”, señalaron fuentes del Instituto Patria, búnker K que armó todo el dispositivo alrededor de la ex Presidenta.
En esos dos pisos comenzaron ayer temprano las citas políticas: estuvieron desde “Wado” De Pedro hasta Fabiola Yañez, la pareja de Alberto, quien llegó acompañada de la actriz Carolina Papaleo, novia de Miguel Cuberos, uno de los hombres de confianza del candidato y -al igual que Marcela Losardo-, amiga y posible ministra. Uno de los que accedió a ver a CFK fue Axel Kicillof, quien debió sortear un huracán de selfies y pedidos de todo tipo en el lobby.
Alberto comenzó el día entre noticias de la economía y saludos por el Día del Hincha de Argentinos Juniors, su club. Luego respondió mensajes, ultimando su discurso para el acto, todo con la señal deportiva ESPN de fondo, para “bajar un cambio”. Acompañado por sus manos derechas Santiago Cafiero y Juan Pablo Biondi, comenzó a delinear su discurso para el próximo domingo en el búnker peronista, que será otra vez ubicado en el barrio de Chacarita.
Si gana, el tono será “mandeliano”, convocando a todos a “la concordia”.y mandando el mensaje a la administración Macri de que “no habrá problema para la transición”, según dijo a un par de dirigentes que lo visitaron en el piso 9.
Mientras tanto, el lobby del Hermitage era un hervidero de dirigentes, desde los muy cercanos a Alberto como Sergio Massa, Felipe Solá, Fernando “Chino” Navarro y Víctor Santa María hasta Gabriela Cerruti y Daniel Scioli, quien a poco de hospedarse, bajó en cortos y se fue a correr a la Rambla, lugar donde se emplazó el escenario para recibir a cerca de 30 mil personas.
En ese lobby, uno de los más requeridos para las selfies era Camilo Vaca Narvaja, ex pareja de Florencia Kirchner un padre de la nieta de Cristina. La delegación gremial que se llegó hasta Mar del Plata fue amplia: Héctor y Rodolfo Daer, Antonio Caló, Hugo Yasky y Francisco Barba Gutiérrez, siempre cerca de los dirigentes Fernando ´Chino¨Navarro y Víctor Santa María.
Por el lado de los intendentes estaban quienes confían en conseguir la reelección, como Martín Insaurralde, Mariano Cascallares y Ariel Sujarchuk, y los que pelean por desbancar a Cambiemos, como el pilarense Federico Achával.
Todos ellos, matizaron la espera para el acto, que demoró unos minutos con el show de drones destinados a la transmisión del acto. Como en los tiempos del kirchnerismo, quien estuvo activo fue Tristán Bauer, ex director de la TV Pública, quien atravesaba todos los controles con una credencial amarilla que rezaba Acceso total. Desde el palco más exclusivo, todo lo miraba Oscar Parrilli, otrora responsable de las movidas K, quien hoy colabora y aporta toda vez que Cristina aparece en escena. Quien miraba todo con cara de sorpresa era el debutante Matías Lammens.
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