El macrismo intenta retener las intendencias de Quilmes, Lanús, Morón, Tres de Febrero y Pilar tras las derrotas en las PASO. La estrategia extrema para frenar al kirchnerismo.
En cinco de los 26 distritos del Gran Buenos Aires se librarán este domingo batallas electorales de resultado incierto. Son bastiones de Juntos por el Cambio y pueden cambiar de color político ante el posicionamiento que logró el Frente de Todos (FdT) en las PASO. Pero sus intendentes no se resignan y con un Mauricio Macri que en el Conurbano no tracciona, apoyarán abiertamente en el corte de boleta la defensa de sus territorios. La estrategia de sus adversarios se ubica en el otro extremo: apuntan a que la ola "albertista" que los impulsó al triunfo en la primarias, los termine de encumbrar.
De Sur a Norte, el poder está en juego en Quilmes, Lanús, Morón, Tres de Febrero y Pilar. Aglutinan un total de 1,7 millón de electores. El peronismo resignó estos municipios hace cuatro años y se entusiasma con recuperarlos. Para la actual coalición de Gobierno, retener alguno o varios cobrará mayor valor si se confirman las derrotas en Nación y Provincia. "Esta es una estrategia de guerra. Cuando no podés ganar, no tenés que perder todo", acuñó por estos días como frase de cabecera uno de los jefes comunales en riesgo.
Los intendentes Diego Valenzuela (Tres de Febrero), Néstor Grindetti (Lanús) y Martiniano Molina (Quilmes) encabezaron en agosto las listas más votadas en sus distritos, pero por fuerza política quedaron bastante atrás de lo acumulado por el FdT con los precandidatos que disputaron su interna. Deben remontar 12, 14 y 22 puntos porcentuales, respectivamente. Por su parte, Ramiro Tagliaferro (Morón) y Nicolás Ducoté (Pilar) se ubicaron segundos en el recuento individual en sus municipios, 8 y 15 puntos abajo.
Con escenarios tan complejos, sus campañas viraron hacia un camino límite. “Municipalizamos 100% la campaña, fuimos puerta a puerta a mostrar la gestión local”, cuenta el armador de uno de los alcaldes. A la par, promovieron sin tapujos el corte de boleta, con instructivos que subieron a las redes sociales y el delivery del tramo municipal de la papeleta. Lo que les sirve es que a las urnas llegue su lista de intendente y concejales. Junto a la de Macri… o la de Alberto Fernández u otro presidenciable.
¿Cómo cayó esto en la Gobernación y en Nación? “Hagan lo que tengan que hacer”, fue el mensaje que les dio María Eugenia Vidal. Aseguran que Macri tampoco tuvo margen para demasiadas objeciones ante referentes siempre leales que ahora podrían quedarse con las manos vacías, aunque tiró un “no me dejen solo”.
“No es un corte contra Mauricio o María Eugenia. Lo que promovemos es que los votantes de Alberto o Lavagna corten el tramo municipal de la boleta y pongan en el sobre el nuestro. Son votantes de otra ideología que nos terminan apoyando porque valoran lo que la Intendencia ha hecho en sus barrios”, justifican cerca de un jefe comunal.
El modelo exitoso de esta práctica que todos quieren copiar es San Miguel: Jaime Méndez, el elegido por Joaquín de la Torre como su sucesor, en las PASO salió airoso de su primer test electoral al sacar el 50%, casi 13 puntos más que Macri y Vidal en el distrito.
En los últimos días, el peronismo salió a intentar neutralizar esta estrategia. Tanto Alberto F. como Axel Kicillof fueron enfáticos en sus actos con el llamado a votar “la boleta completa”. Sienten que sólo la tijerita puede impedir que sus candidatos coronen en estos municipios.
Mayra Mendoza, la única mujer en la mesa que conduce La Cámpora, está muy cerca de desplazar a Martiniano Molina en Quilmes. Obtuvo el respaldo de los cinco adversarios a los que derrotó en la interna (incluido el “Barba” Gutiérrez) y eso le aseguraría el caudal que necesita proveniente de las distintas vertientes del FdT.
El diputado provincial Juan Debandi es otro que quiere aportar al avance camporista en las intendencias bonaerenses: va por todo en Tres de Febrero, apuntalado por la agrupación de Máximo Kirchner pero también por alcaldes peronistas cercanos geográficamente como Gabriel Katopodis (San Martín).
Lucas Ghi, de las filas de Martín Sabbatella, busca recuperar el sillón que ya ocupó en Morón entre 2009 y 2015. En Lanús, el ex diputado nacional Edgardo Depetri, un kirchnerista duro, tiene un duelo con Grindetti. Y Federico Achával, actual concejal, se mostró muy fuerte en las PASO con todo el peronismo alineado en Pilar.
Todos penetraron en el electorado aferrados al discurso nacional de su fuerza con eje en la crisis económica y la pobreza, y pegaron sus figuras a las de Alberto F. y Cristina Kirchner, quien en el Conurbano alcanza sus picos de ponderación positiva.
Desde su larga experiencia, un dirigente del PJ bonaerense se entusiasma: “Esta es una elección nacionalizada y nuestros candidatos a intendente están parados en el lugar indicado para que la ola de Alberto y Cristina los empuje a la victoria. No hay con qué darles”.
Del bando de enfrente retrucan con más planificación. En este punto sí en sintonía con Nación, los jefes comunales de Juntos por el Cambio fomentaron entre sectores afines que crezca la participación respecto de las PASO. Aspiran a que pase de alrededor del 76% de agosto, a más del 80% del padrón, con la expectativa de captar al menos seis de cada diez nuevos votos.
También destinan más recursos a la fiscalización. En el macrismo aseguran que flaquezas propias en el control costaron valiosos votos en las primarias. Incluso en territorios propios. Un flanco que ya no están dispuestos a exponer. En Lanús, por ejemplo, la tropa de Grindetti dispondrá de 500 a 600 fiscales adicionales (sumó uno cada dos mesas). "Calculamos que el 11 de agosto perdimos uno o dos puntos por picardías de ellos o distracciones nuestras", hacen autocrítica.
¿Alcanzará con todo esto? En distintos niveles del oficialismo hay una mirada coincidente en que de los cinco jaqueados, las mayores posibilidades de reelección las tienen Grindetti, Tagliaferro y Valenzuela. Son los que mostraron mejor gestión, en definitiva el argumento más poderoso para pedirles a los vecinos el corte de boleta.
María Eugenia Vidal, rodeada de intendentes y otros dirigentes de Juntos por el Cambio. Fue en el cierre de campaña realizado en Vicente López. Foto Rafael Mario Quinteros
Los demás intendentes del Conurbano están ante un domingo sin margen para sorpresas. En Juntos por el Cambio, Jorge Macri (Vicente López) aspira a volver a acercarse al 60% y a ser el que mayor diferencia le saque al kirchnerismo. Y Gustavo Posse (San Isidro) tiene el horizonte despejado para confirmar su sexto mandato.
La legión de alcaldes del FdT, en tanto, están preparados para ratificar los números arrasadores de las PASO, que tuvieron sus récords en Ariel Sujarchuk (66,78% en Escobar), Leonardo Nardini (63,88% en Malvinas Argentinas) y Mario Ishii (61,83% en José C. Paz). Además de revalidar sus cargos, el alto respaldo en las urnas les permitirá tener mayoría en los concejos deliberantes, lo mismo que decir poder absoluto. Y a alguno, quizá, lo esperen ligas mayores. Ya hay nombres de este grupo que suenan para el posible Gabinete de Alberto F. si llega a la Casa Rosada.
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