Será un barrio con más de 800 viviendas, todos los servicios, y perspectiva ambiental. También se restaurará el palacio de más de cien años que da nombre al lugar.
Por Andrés Miquel
“Donde el mercado no llega, no podemos dejar la gente a gamba”. Esas fueron las palabras con la que el gobernador, Axel Kicillof, cerró el acto de presentación del Proyecto Urbanístico Sans Souci en la localidad de Tandil. La obra fue catalogada como un “ejemplo de planificación para toda la provincia”, y consiste en construir un barrio de más de 300 viviendas, un jardín de infantes, una escuela secundaria, un centro de salud, duplicar la capacidad de la planta cloacal local y generar un parque de 37 hectáreas. El predio donde se emplazará cuenta con un palacio centenario, hoy abandonado, que funcionó como centro de torturas durante la última dictadura y será recuperado.
El mandatario provincial hizo hincapié que Tandil es una ciudad que experimenta un permanente crecimiento, en gran medida vinculado al turismo. En este sentido, señaló que hay una doble presión sobre el acceso a la vivienda a partir de que muchas propiedades son destinadas a alquileres temporarios y que los inversores no pretenden satisfacer la demanda de quienes necesitan una casa para vivir. “Es claro que el crecimiento a través de mecanismo de mercado tiene resultados, pero no están equitativamente distribuidos”, indicó, al tiempo que destacó la voluntad del Estado Provincial para articular todas las áreas intervinientes en este proyecto. “Así debería desarrollarse la planificación urbanística de la provincia y no correr de atrás”, dijo.
El proyecto contempla el trabajo mancomunado de la Provincia y la Nación. Por un lado, el gobierno de Kicillof emprenderá la construcción de 156 viviendas unipersonales con lote propio, y 260 tipo PH, que son pequeños edificios que podrán ser habitados por más de una familia. Por su parte, el gobierno nacional contará con 20 hectáreas destinadas al Programa PROCREAR, donde planifican crear 364 lotes con servicios. De esta forma, y según las palabras del ministro de Hábitat y Desarrollo Urbano de la provincia, Agustín Simone, alrededor de 800 casas integrarán este nuevo centro urbano.
Algo que primó en los discursos de la jornada fue el concepto de labor intergubernamental y de planificación. La iniciativa fue impulsada por el diputado nacional tandilense del Frente de Todos, Rogelio Iparraguirre, quien contó las dificultades que tienen los vecinos de la localidad para acceder a una vivienda. “Es un orgullo la dirigencia política de Tandil que trabaja por el bien común más allá de diferencias”, señaló. Esto remite a que el Concejo Deliberante del municipio gobernado desde 2007 por el radical Miguen Ángel Lunghi, votó la realización de este emprendimiento de manera unánime.
Iparraguirre destacó que transcurrió sólo un año entre el momento que le acercó la propuesta a Kicillof y el anuncio de este viernes. Agradeció a la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, porque tanto él como distintas autoridades presentes destacaron su rol para articular la participación de todas las carteras que son parte de esta obra: Educación, Salud, Infraestructura y Servicios, Ambiente, y el mencionado Hábitat. El emprendimiento, de hecho, se suma a las más de 12 mil viviendas en ejecución con fondos provinciales. Y el ministro Simone dijo que la licitación de la primera etapa de 156 casas unipersonales será abierta el próximos de 17 de mayo, y la inversión alcanzará los 2.694 millones de pesos.
El Proyecto de Desarrollo Urbanístico, Ambiental, Sanitario y Educativo, tal cual es su nombre completo, trae aparejada toda la infraestructura pertinente para el pleno funcionamiento de las 416 residencias que la Provincia va a construir. Se contempla la red de agua potable, cloacas, servicio de electricidad y gas, desagotes pluviales, y las obras complementarias como veredas, rampas y forestación. Respecto a los deshechos cloacales, el ministerio de Infraestructura montará una nueva planta de tratamiento de iguales características a la actual que tiene la región, duplicando su capacidad.
Además, el eje ambiental forma parte de toda la ecuación de la iniciativa, por lo que 37 hectáreas de árboles centenarios serán preservadas y pensadas como un gran pulmón verde. A su vez, está contemplado que el sistema de recolección de residuos respete un correcto tratamiento de la basura por separado, y habrá composteras con el fin de potenciar el reciclado orgánico.
Vista modelo del Desarrollo Urbanistico Sans Souci
Al momento de tomar el micrófono en la Sala del Espacio INCAA con el que cuenta la Universidad del Centro en Tandil, el intendente Lunghi, pidió permiso para salirse del protocolo y advertir cómicamente que “no tenía muchos votos entre los presentes”. La frase del radical sirvió de puntapié para el discurso en el que agradeció el trabajo articulado entre la Provincia y el municipio. “Siempre que viene Axel deja algo bueno”, dijo. “Gobernar no es fácil y hay pocos días felices, hoy es uno de ellos, porque se está presentando acá la dignidad para el ser humano, que es la vivienda propia”, agregó.
El palacio de Sans Souci
El desarrollo urbanístico tendrá como sede más de 60 hectáreas que pertenecieron a la familia Santamarina, históricos terratenientes de la provincia de Buenos Aires. Allí está emplazado el Palacio Sans Souci, una casa de veraneo construida a principios del siglo pasado y que durante la última dictadura cívico-militar tuvo alojada oficinas de inteligencia dependientes de La Bonaerense.
Guadalupe Gárriz, concejal del Frente de Todos de Tandil, es una de las principales impulsoras de los proyectos para restaurar la casona de tres pisos. Con más de 33 estancias, Ramón Santamarina, un español que llegó al país a mediados del siglo XIX con dieciséis años y logró crecer como uno de los grandes propietarios rurales bonaerenses. Una de las posesiones de la familia fue esta casa, hoy abandonado desde el retorno a la democracia. Vandalizada, saqueda, usurpada y parcialmente incendiada, son algunas de las definiciones que se usan para definir sobre su estado 40 años después.
Psicóloga de profesión, Gárriz viene trabajando con el área de restauración patrimonial tanto provincial como nacional, y hoy “sueña” con ver el edificio reconstruido. “Tiene un anclaje en el corazón de los ciudadanos”, cuenta la concejala a Buenos Aires/12. La traducción del nombre del palacio es “sin problemas”. A eso apuntaba al momento de construirse, algo que Gárriz cuenta que fue en tiempo récord para la época y con características tecnológicas y de confort muy avanzadas para esos años. Contaba con calefacción central, un ascensor, una usina eléctrica propia, pararrayos, y hasta una sirena de alarma.
Guadalupe Gárriz, concejal del Frente de Todos de Tandil.
La carga histórica de la casona de estilo normando es graficada por la dirigente a partir de los “idas y vueltas” que tuvo su funcionamiento. En 1949 fue expropiada para el gobierno de Juan Domingo Perón a los fines de satisfacer una demanda de formación técnica y enseñanza rural, pero con el golpe de estado de 1955, la propiedad volvió a estar en manos de la familia Santamarina. Para 1960, decidieron donarla con cargo al estado provincial para uso con fines educativos, por lo que desde ese momento pasó a integrar el patrimonio de lo que en la actualidad es la Dirección General de Cultura y Educación. Debido a esto, el ministro Alberto Sileoni, titular de la cartera, fue señalado como uno de los grandes colaboradores con el proyecto al haber cedido los terrenos.
Desde la década del ’60 funcionó, narra Gárriz, el Instituto Superior de Enseñanza Rural. “Fue algo sumamente novedoso para la época en la formación de maestras rurales”, destaca. Pero con el golpe de Estado en marzo de 1976, sus puertas cerraron, se expulsaron a los alumnos y el ejército tomó el control. Meses más tarde, lo cedería a la Policía de la Provincia de Buenos Aires. En estos momentos, relata la concejala frentetodista, se están llevando adelante juicios de lesa humanidad donde a partir de distintos testimonios se desprende que el uso que tuvo el palacio en el transcurso es de posible centro clandestino de detención y tortura.
“Es un lugar para poder contar la historia”, cuenta esperanzada Gárriz, luego de la presentación de un proyecto que considera “modelo” para el futuro desarrollo de Tandil.
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