Efecto electoral en el Congreso: la descomposición política afecta la receta libertaria y amenaza con otra derrota en Diputados

Efecto electoral en el Congreso: la descomposición política afecta la receta libertaria y amenaza con otra derrota en Diputados

El rol de Mauricio Macri en la derrota en el Senado y el peligro de una rebelión PRO en la Cámara baja. La creación de una multipartidaria opositora para romper la coraza comunicacional de Santiago Caputo. La sesión para crear una comisión investigadora por el caso $LIBRA y para tratar proyectos vinculados a los jubilados.

María Cafferata

Javier Milei cerró la semana con una derrota fulminante en el Senado que, por primera vez en la historia, le rechazó a un presidente el decretazo de dos jueces supremos. Fue un fracaso de la estrategia trazada por Santiago Caputo, pero, fundamentalmente, fue el fracaso de una lógica bélica oficial que empieza a mostrar sus fisuras. La descomposición política producto de los cierres electorales comienzan a hacer mella en la receta libertaria para el Congreso: el control del oficialismo flaquea y el caos, que una vez fue la fuente principal de acumulación política del Gobierno, ahora se les rebela. Y la oposición lo huele.

El rol estelar de Mauricio Macri en la derrota del Gobierno en la votación del Senado despertó las alarmas. En la Casa Rosada tomaron nota de que, sin la intervención de Macri para que Alfredo de Angeli y Victoria Huala dieran quórum, la sesión opositora hubiera podido flaquear. Son los que buscan responsabilizar al ex presidente de la derrota. Otros, en cambio, apuntan los cañones directamente contra Caputo y denuncian, por lo bajo, que “no contó bien”. “Estaban convencidos de que estaban a un voto de ganar”, masculla una dirigenta libertaria, que recuerda que la misma desinteligencia matemática se dio con la votación del DNU de la deuda con el FMI. Si bien el oficialismo logró aprobar el decreto, terminó lejos de los 134 votos que poroteaba originalmente y cerró con solo 129 adhesiones: lo mínimo indispensable. 

Mauricio Macri envió a dos de sus senadores a dar quórum en la sesión que volteó los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla NA (archivo)

Los pases de factura se multiplican luego de un fracaso como el del jueves, pero una cosa era segura: la intervención de Macri en contra del Gobierno representaba un cambio en el escenario. No era la primera vez que el ex presidente decidía mostrar los dientes en una votación —ya lo había hecho con el rechazo al DNU de los fondos reservados de la SIDE—, pero la diferencia era que, ahora, la amenaza podía hacerse más constante. La guerra electoral en la Ciudad de Buenos Aires comenzaba a mostrar sus efectos y el temor latente que siempre existió en el oficialismo —es decir, que Macri pudiera hacerles daño en el Congreso— comenzaba a volverse una realidad.

Mal de uno, bien de otros

La oposición olfatea estos cambios y busca aprovechar la debilidad del Gobierno mientras pueda. Y lo intentará el próximo martes en la Cámara de Diputados, un recinto que, hasta ahora, ha demostrado plegarse con facilidad a las presiones del Ejecutivo. El objetivo de la oposición es conseguir número para impulsar una nueva sesión por el caso $LIBRA y sumar, a su vez, otro de los temas que más costo político le ha generado al Gobierno: la crisis de los jubilados.

La sesión pedida para el martes 8 al mediodía es encabezada por las tres alas opositoras que Milei tiene en Diputados: el peronismo, que atraviesa días de fuertes turbulencias internas; el radicalismo díscolo de Democracia Para Siempre, que ha decidido reinventarse en contraposición a la UCR complaciente con el gobierno libertario; y el pichettismo de Encuentro Federal, una bancada compleja y heterogénea que, si bien no siempre aporta tantos votos, suele echarse al hombro la tarea de coordinar la estrategia legislativa. 

Germán Martínez, Miguel Ángel Pichetto y Nicolás Massot NA

Esta multipartidaria opositora, a la que suele sumarse la izquierda y la Coalición Cívica, viene adoptando una dinámica interna cada vez más fluida. Tienen grupo de WhatsApp exclusivo para la sesión y suelen mantener reuniones —personales y virtuales— para diseñar estrategias conjuntas. Un escenario impensable hace un año, a pesar de las varias iniciativas compartidas —como el aumento a las jubilaciones o al presupuesto universitario, ambas vetadas por Milei—, que se explica, en gran medida, por el contexto electoral.

No hay mucho en común entre Paula Penacca (La Cámpora), Maximiliano Ferraro (lilito), Danya Tavela (radical Franja Morada) y Oscar Agost Carreño (ex macrista cordobés). Sin embargo, en las últimas semanas, todos ellos vienen trabajando en estrategias legislativas que permitan romper con la coraza comunicacional de Caputo. El objetivo principal es forzar al Ejecutivo a que brinde explicaciones sobre lo que ocurrió con la criptomoneda $LIBRA. Es un tema delicado, y no solo porque afecta al presidente, que fue quien la promocionó, sino porque el escándalo se derrama sobre gran parte de su entorno. Karina Milei, en primer lugar, pero también otras figuras de confianza, como Martín Menem o José Luis Espert. 

Los vientos del Senado y de la calle

En la oposición hace cuentas y no será fácil. La sesión pedida para el próximo martes tiene dos ejes: la vinculada al caso $LIBRA —con proyectos de interpelación a funcionarios nacionales y una iniciativa que pretende crear una comisión investigadora— y otra vinculada a la situación de los jubilados, que todos los miércoles encabezan marchas en las afueras del Congreso. En el caso de los jubilados, el objetivo de la oposición será emplazar la comisión de Presupuesto, que preside Espert, para poder dictaminar varios proyectos en boga, que van desde la prórroga a la moratoria previsional a una reforma de la PUAM y un aumento de los bonos a la jubilación mínima.

Todos los miércoles, desde hace décadas, grupos de jubilados se reúnen en los alrededores del Congreso para reclamar mejores pensiones.

La sesión se dará en un escenario peculiar: luego de la derrota del Senado y en la previa del paro general que decretó la CGT, que el Gobierno trabaja por desarticular con amenazas a la UTA para que garantice el transporte automotor. El miércoles, además, se espera una nueva convocatoria en defensa a los jubilados. Y todo en el marco de causas judiciales que se abren y deciden investigar los operativos de Seguridad de Patricia Bullrich: la semana pasada, por ejemplo, el fiscal Eduardo Taiano pidió la indagatoria de Cristian Rivaldi, el policía que gaseó a una niña durante la marcha en contra del veto al aumento a los jubilados el año pasado. 

La multipartidaria opositora apuesta a aprovechar el contexto para conseguir quórum. Sabe que el Gobierno apelará a su estrategia clásica de presionar gobernadores y radicales, pero se entusiasman con que el fracaso en el Senado funcione como preludio de una nueva derrota oficialista. 

El ojo estará puesto en el PRO. No en todo el bloque, que responde mayoritariamente al Gobierno, sino a algunos satélites sueltos —como el larretista Álvaro González— o a los pocos alfiles leales que le quedan a Macri, como Silvia Lospennato o María Eugenia Vidal. “El PRO está con ganas de jugar”, desliza un armador opositor que dialoga con el bloque. En la bancada que preside Cristian Ritondo, en cambio, optan por el silencio y la cautela.

Un primer poroteo les da, a los más cautos, unos 130-131 para el quórum. Son las estimaciones más pesimistas, que evalúan que, por ejemplo, Unión por la Patria no tendrá a todo el bloque jugando. El foco está puesto en los catamarqueños de Raúl Jalil y los santiagueños de Gerardo Zamora, que podrán jugar a vaciar la sesión o, en cambio, negociar unas pocas ausencias y sumar al grueso de los diputados que les responden (que son 10). Al frente de las conversaciones están Penacca y Germán Martínez.

La incógnita, además, es lo que harán los radicales aliados del Gobierno. Los que responden a los gobernadores son un no asegurado —ni Alfredo Cornejo, Leandro Zdero o Gustavo Valdés tienen interés en enemistarse con el Gobierno por el caso $LIBRA—, pero hay algunos radicales sueltos que presionan puertas adentro para acompañar. Es el caso de diputados como Fabio Quetglas, Julio Cobos o Mario Barletta. 

Otro vértice de atracción es el cosmos de los ofendidos con el Gobierno, en donde entran varios ex libertarios como Lourdes Arrieta o el MID de Oscar Zago. También Rocío Bonacci y Marcela Pagano: dos enemigas de Menem que tienen diálogo fluido con Zago y no le hacen ascos a coquetear con algunos sectores de la oposición.

La oposición se mueve con sigilo. Hasta ahora, la Casa Rosada no ha activado el operativo presión: están convencidos de que la sesión informativa convocada para el 16 de abril, en la que irá Guillermo Francos a dar un informe de gestión, será suficiente para calmar las ansiedades de los aliados más incómodos. Pero el contexto electoral pesa: más de uno mastica bronca con los cierres que viene digitando Karina en los distritos y fantasea con cobrarse su venganza. 

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