"La sociedad sufre consecuencias que son inadmisibles porque ni siquiera son errores, son horrores los que provocan una situación muy desgraciada para millones de personas", aseguró el periodista y conductor.
En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, respaldó al gobernador de Chubut, Ignacio Torres, y al de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, en su cruzada en contra de los ataques del presidente Javier Milei. "Es el desquicio, la provocación absurda, el descalabro del lenguaje y de la calidad de vida al mismo tiempo", sostuvo.
El editorial completo de Víctor Hugo Morales
Desvergüenza es una palabra que ha perdido su rango. Vos decís desvergüenza y no alcanza para Milei y su gobierno. Ni para Francos, ni para Bullrich. Creo que nos está haciendo falta una palabra más drástica que desvergüenza.
Un gobierno nacional, elegido democráticamente, ungido por el pueblo, que falsea la realidad como lo hace en el tema de la relación con las provincias, abochorna a todos los ciudadanos.
Atacó a Chubut con falacias inadmisibles y quedó pagando. Agrede a la provincia de Buenos Aires para debilitar a Kicillof. Hace propios esos tuits obscenos y profundamente estúpidos, y provoca que "locura", palabra empleada ayer directa o indirectamente por Kicillof y por Torres -que aludió al estado de esquizofrenia que se vive- también sea una palabra insuficiente.
La dijeron Kicillof y Torres: “Esto es una locura”. Pero es parte de cualquier análisis de cualquier ciudadano que se precie de esa condición. Nunca fue tan fácil trabajar de ciudadano y Milei lo hace posible. Milei y su gente.
Y mientras tanto, la sociedad sufre consecuencias que son inadmisibles porque ni siquiera son errores, son horrores los que provocan una situación muy desgraciada para millones de personas. Es el desquicio, la provocación absurda, el descalabro del lenguaje y de la calidad de vida al mismo tiempo. Es decir, un daño moral, ético, pero también un daño económico pavoroso.
Si el DNU de Milei-Sturzenneger no es devastado en el Congreso, si eso no ocurre de inmediato, el problema ya no es Milei, sino una institucionalidad resquebrajada. Se trata de una complicidad ominosa que no puede sostenerse una semana más porque el daño está en marcha, nos habita, nos derrota y nos deja en la condición de sometidos, que ya ni siquiera tomamos nota de esa condición.
Ha perdido gracia Milei. Mirémoslo, no tiene gracia ya. Una cosa era jugando a la piñata en un programa de televisión y otra que la piñata sea el propio país al que está golpeando de una manera salvaje.
Los responsables del voto veneno que lo ungieron presidente, los empresarios que aún lo sostienen y los medios que lo apañan ahora, ahora cuando todas las cartas están sobre la mesa, son mileismo explícito. Tenemos que verlo así. Hay que barajar y dar de nuevo. Y como dice Torres, "cuánto odio puede haber en una persona como el presidente, el odio, el insulto, reírse de un alguien que tenga síndrome de Down".
Pero también vale preguntarse qué hay de valor en los que aún lo respaldan. No nos callemos, no tengamos miedo de hablar, dice el gobernador de Chubut. Bueno, digámoslo todos, digámoslo de una buena vez.
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