Hasta el momento, el divorcio entre las finanzas y la actividad económica real no impidió una recuperación del sector real.
En economía suele remarcarse el eterno divorcio ente la economía real y la financiera. En la mayoría de los casos es un problema serio, porque se generan burbujas especulativas desde el sector financiero o, por el contrario, las finanzas no acompañan el crecimiento de la actividad de un país. En la Argentina existe una separación de hecho en ese sentido, donde las tensiones sobre el dólar van por un camino, complicando las finanzas del país, pero hasta el momento no impidió que, vía políticas que el Gobierno aplicó para amortiguar los efectos de la pandemia de COVID-19 y macrista, el sector real evidencie fuertes signos de recuperación.
El consumo público y privado, la inversión, la producción industrial y el empleo del sector formal ya se ubican por encima del inicio de la pandemia y supera incluso parte de lo perdido entre 2016 y 2019.
Esta recuperación, que aún no llega a toda la población por el alto nivel de informalidad del empleo, es la que el Gobierno no quiere frenar ante un acuerdo con el Fondo Monetario, que genere un "programa de ajuste del sector real", como admitió el ministro de Economía, Martín Guzmán. "Esto no es rebote. No se recupera más de lo perdido con rebote", señaló una alta fuente del Palacio de Hacienda. El límite propio que tendrá esta mejora está en la pérdida de poder adquisitivo de los salarios en los últimos y la falta de dólares, que podría complicar la importación de insumos.
Sin embargo, más allá de las tensiones financieras y sus riesgos en el corto y mediano plazo, la actividad muestra signos importantes de recuperación y la apuesta oficial es incentivar un ahorro interno que permita financiar el crecimiento económico. Con una apuesta al sector exportador, las ventas externas de bienes (excluyendo materias primas), tanto en valores en dólares como en cantidades, viene creciendo fuerte, lo que permitiría reducir la dependencia de dólares financieros.
Principales indicadores económicos
De acuerdo con un informe de consulta interna del equipo económico, la actividad económica anotó un leve retroceso en octubre en la medición desestacionalizada tras haber alcanzado en septiembre, su mayor nivel en tres años. No obstante, continuó por encima de diciembre de 2019. El índice desestacionalizado ya se ubica (100,7 puntos) por encima encima del 98,2 de febrero de 2020 y del 98,3 de diciembre de 2019. Por la pandemia, el índice había tocado un piso de 73,5 puntos.
Esa mejora estuvo relacionada con un salto en la inversión. Desde el segundo trimestre del 2020 la inversión pego un salto y comenzó a liderar el impulso del Producto, con niveles muy por encima de todo el macrismo. En el tercer trimestre del año, el PIB se ubicó 1,6 por ciento por encima del cuarto trimestre de 2019 (último pre-pandemia). La inversión ya se ubica 13,5 por ciento por encima de 2019. }
La inversión estuvo traccionada por muchos sectores. Uno de ellos es maquinaria agrícola, cuya producción no solo duplica la de 2019, sino que se encamina a ser la más alta de todo el siglo XXI.
Ayudadas por precios internacionales y la mejora de la actividad de nuestros socios comerciales, las exportaciones acumulan los niveles más altos desde 2012. En dólares cerró en 71.321 millones de dólares y en cantidades. Las exportaciones argentinas hacia el mercado brasileño también tuvieron el mejor diciembre desde 2012. Se registró el segundo superávit comercial mensual más alto de los últimos dos años (96 millones de dólares).
En noviembre 2021, la balanza comercial con Brasil había anotado el superávit mensual más alto desde que hay registro (1997), con un saldo de 307 millones de dólares. El 2021 viene mostrando una profunda recuperación de las cantidades exportadas. Junto a 2019 (año que había sido récord en cosecha por cuestiones climáticas), es el mejor año de la última década.}
El otro factor expansivo fue el consumo público, el segundo componente en importancia, y el privado. Esto impulsó una mejora en la industria. La recuperación fue, como en todo el mundo, heterogénea: comercio, industria y construcción fueron las que más traccionaron, en tanto que ciertos servicios, si bien se recuperan, distan mucho aún de niveles pre-pandemia. Los sectores que ya se ubican por encima del 2019 son Comercio (+10,8%), Industria (+8,3%), Construcción (+4%), Minería (+1,4%) y Salud (1,4%).
"De un total de 31 países con información hasta el momento, Argentina se ubica en el puesto 13 en desempeño económico al comparar entre el cuarto trimestre de 2019 y el tercero de 2021", destaca el informe oficial.
Con el objetivo de cuidar los escasos dólares de las reservas, se impulsó una proceso de sustitución de importaciones en diversas ramas, que explica parte de la mejora industrial. Transporte de carga, maquinaria agrícola y autos livianos se ubican varios puntos por encima de enero de 2019. La producción automotriz está ampliamente por encima de niveles de 2019 y diciembre fue el mejor desde 2016 para ese mes (39.849 respecto de los 40.087 de 2016).
El perfil de las importaciones cambia y refleja el nuevo esquema de incentivos favorable a la industria (más bienes intermedios y menos de consumo y vehículos finales). Desde junio 2020, la participación de los patentamientos automotrices de origen nacional en las ventas totales de vehículos automóviles muestra una tendencia alcista. En diciembre representaron el 57 por ciento y continuaron en los niveles más altos desde por lo menos 2010.
La recuperación de la actividad también se reflejó en el uso de la capacidad instalada de las empresas. En las pymes industriales, la utilización de la capacidad instalada y el porcentaje de firmas con rentabilidad positiva alcanzó el mayor nivel en cuatro años. Por su parte, la recuperación del último año, el empleo industrial supera en 40 mil puestos los niveles de fines de 2019 (se había contraído en 46 de los 48 meses previos a fines de 2019). Durante el macrismo se habían perdido 150.000 puestos formales.
En noviembre de 2021, la actividad de la construcción operó 6,5 por ciento por encima del promedio de 2019 y anotó el segundo mayor nivel para un mes de noviembre desde por lo menos 2012. En diciembre el Índice Construya que nuclea la actividad de las principales empresas del sector superó niveles máximos de 2017 y anotó el segundo mayor nivel de la historia para dicho mes.
En la misma línea, en diciembre los despachos de cemento para consumo interno, alcanzaron el máximo nivel para dicho mes de la historia. En el acumulado de los diez meses del año pasado, la superficie autorizada para la construcción alcanzó niveles máximos, con 8.179.677 metros cuadrados, desde por lo menos 2016.
"Tras el bajón de 2019 y los primeros meses de la pandemia, el empleo formal en la construcción lleva 15 meses seguidos repuntando. Desde julio de 2020, se crearon 70 mil puestos en el sector y ya superaron en 1,1 por ciento a los de la pre-pandemia", de acuerdo con el relevamiento oficial.
Las actividades informáticas, una de las principales dentro de la economía del conocimiento, bate récords mes a mes. En octubre, el empleo del sector fue el mayor de la historia, 18 por ciento mayor al de 2019.
Del otro lado, las actividades más castigadas por la pandemia (por ejemplo, turismo) se encuentran en el mayor nivel desde el inicio de la pandemia. En el caso de turismo, el repunte se da mayormente por turismo de residentes. Tras el freno de vuelos por el COVID-19, la cantidad de pasajeros de cabotaje aumenta de manera consecutiva mes a mes. Cayeron tres meses por la segunda ola y retornaron al sendero de recuperación con el fuerte impulso del Programa Previaje .
En el caso del consumo, las ventas en supermercados fueron 3,2 por ciento mayores al promedio de 2019 y en mayoristas superaron en 11,5 por ciento al promedio de 2019. En el tercer trimestre, la tasa de empleo (ocupados cada 100 personas) en personas de 14 años y más, alcanzó niveles máximos desde por lo menos 2017.
La tasa de desocupación del tercer trimestre tocó mínimos desde por lo menos 2017, sólo detrás del cuarto trimestre de 2017. La segunda ola ralentizó pero no revirtió la gradual mejora del empleo asalariado formal privado que se ve desde mediados del año pasado.
Desde julio de 2020, se crearon 147 mil empleos formales privados y se espera alcanzar niveles de empleo de pre-pandemia en los próximos meses. "El mercado laboral continúa normalizándose. En noviembre, la tasa de suspensiones (trabajadores suspendidos cada 100 trabajadores) fue de 0,6, menor a la del promedio de 2019 (1,1). Había llegado a ser de 8,8 en mayo de 2020", asegura el equipo económico.
En noviembre, las expectativas de generación de empleo continuaron en terreno claramente positivo, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Tras tocar piso en enero 2020, el salario real formal se recuperó en los últimos meses y superó niveles de diciembre de 2019, aunque al deterioro durante el macrismo fue tan profundo que todavía no se siente la mejora en el bolsillo de los hogares.
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