Hay frenéticas negociaciones de los armadores de los presidenciables de Pro para reclutar aliados en el radicalismo; Monzó cedió para contener a Abad; inminente anuncio de Morales como vice del jefe porteño
Matías Moreno
En las horas previas a un cierre de listas los imprevistos mueven el sube y baja. Ningún acuerdo está cerrado hasta que se inscriben las candidaturas en la Justicia. Los arquitectos políticos de Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, los presidenciables de Juntos por el Cambio, pueden dar cuenta de eso. Es que mientras el jefe porteño está pendiente del futuro del médico Facundo Manes, por quien lanzó una ofensiva final para integrarlo a su proyecto presidencial antes de oficializar a Gerardo Morales como su vice, la exministra de Seguridad sigue con atención las negociaciones febriles para terminar de recomponer su vínculo con el radicalismo bonaerense, que conduce Maximiliano Abad, después de que nominara a Luis Petri, un lobo solitario dentro del redil de la UCR, como compañero de fórmula.
La sorpresiva decisión, que se filtró ayer a la tarde en las redes sociales, trastocó los planes de los armadores de Bullrich en Buenos Aires. Es que mientras dirigentes cercanos a la postulante de Pro confirmaban extraoficialmente que Petri, exdiputado nacional y rival de Alfredo Cornejo en las últimas primarias a la gobernación en Mendoza, era el elegido, Emilio Monzó, Sebastián García de Luca y Nicolás Massot se reunían con Abad y su mentor, Ernesto Sanz, en unas oficinas en El Bajo porteño, para avanzar con los términos del pacto para que la UCR bonaerense confluya en el esquema nacional de Bullrich.
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En esas conversaciones daban por casi hecho que Abad secundaría a la exministra en el binomio y que Monzó encabezaría la boleta de senadores nacionales en Buenos Aires. La oferta se completaba con Néstor Grindetti, el postulante de Bullrich en el territorio bonaerense, como candidato a gobernador y Cristian Ritondo, al frente de la nómina de diputados. Pero la jugada de Bullrich provocó un giro dramático en las tratativas que encabezaban Grindetti y De Luca para garantizarse el acompañamiento del radicalismo que responde a Abad.
“Fue un bombazo”, reconocen fuentes al tanto de las tratativas. Es que en la UCR de Buenos Aires no consideraban a Petri como un representante puro del partido -sobre todo, porque lo tildan de inorgánico- y amagaron con dar el portazo. A diferencia de Abad o Luis Naidenoff, no contaba con patrocinadores en el ecosistema radical. ¿Cornejo lo catapultó o influyó la opinión del consultor Derek Hampton, que aconsejaba cuidar la identidad y no desperfilarse? “Fue quien lo puso en la lista de tres finalistas”, dicen cerca del exgobernador de Mendoza.
En rigor, ese imponderable alteró los planes del ala más política de Bullrich. Antes de que escalara aún más la tensión, Monzó, uno de los garantes del pacto entre Bullrich y la UCR bonaerense, activó una maniobra para desactivar el conflicto. Liberó el casillero de senador nacional y le allanó el camino a Abad para que ocupe ese puesto codiciado. Ese ofrecimiento permitió rencauzar la negociación y evitar una sangría en la estructura bonaerense de la tropa “halcón” cuando restan 48 horas para el cierre de listas. Fue una especie de torniquete. “Monzó se tiró arriba de la granada”, grafican en el comité de campaña del bullrichismo en Buenos Aires. Resta saber si el exarmador de Macri cumplirá ahora un rol en la campaña. Es uno de los damnificados por la elección de Petri.
Grindetti, que había almorzado con Bullrich, se sumó a la charla un rato más tarde. El acuerdo aún no está cerrado, pero entre los armadores de Pro dan por hecho que Abad y su escudería -controla intendentes, legisladores y dirigentes en el territorio, clave para la fiscalización y sumar capacidad electoral- se quedarán en el campamento de Bullrich. En la UCR empujan a Karina Banfi, uno de los tres radicales de Buenos Aires que terminan su mandato en el Congreso, para que integre la propuesta de “La Fuerza del Cambio” para la batalla opositora en el distrito más influyente del país. Naidenoff, otro de los ternados, se enfoca ahora en Formosa, donde pugnará por renovar su banca en la Cámara alta.
Valdés, Manes, Bullrich, Suárez, Cornejo, Naidenoff y Monzó en Mendoza
El esquema cruje por los intereses cruzados entre los aliados de la exministra en las listas para las seccionales. Grindetti y De Luca manejan la lapicera y digitan nombre por nombre, distrito por distrito, para contentar a todos los sectores que comparten las ambiciones presidenciales de Bullrich. “Hay que hacer entrar un elefante en un fitito. Está difícil”, admiten. Aún está abierta la discusión por el vice de Grindetti, un puesto por el que pugnan los radicales -Miguel Fernández y Alejandra Lorden- y el exintendente de San Miguel Joaquín de la Torre.
Manes resiste
Mientras tanto, el engranaje de Larreta se mueve en un último intento para convencer a Manes de que se incorpore a su proyecto. En el círculo íntimo del neurólogo insisten en que mantiene su intención de disputar la Presidencia y que recluta aliados en todo el país para llenar los casilleros de diputados y senadores. En el larretismo desconfían de que pueda anotarse en la contienda, por la ingeniería que requiere una campaña nacional -financiamiento, armado de equipos, logística para la fiscalización y reparto de boletas-, y notan una incipiente predisposición del médico a negociar. Con Morales casi confirmado como vice -se oficializaría mañana- y sellado el acuerdo con Miguel Ángel Pichetto, Larreta y Santilli, que se dividen tareas en la rosca política por las listas, redoblan sus esfuerzos para seducir a Manes. El casillero de primer senador nacional en Buenos Aires está reservado para el neurocientífico. Larreta y Morales están detrás del operativo para persuadirlo, avisan en el pelotón de Santilli.
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En un sector de Pro deslizan que llegó a mostrarse proclive a un acuerdo por la vicepresidencia. Al margen de esas discusiones, los laderos de Manes solo admiten que le ofrecieron de todo, sin dar precisiones. Quienes lo frecuentan relativizan las chances de que desembarque en el larretismo y apuestan a que el próximo sábado se subirá al ring electoral para pelear por el cargo principal. “Está en la cancha”, dicen. En su grupo hay hermetismo, pero trasciende que apostaría por un vice del radicalismo o un extrapartidario y que busca a un intendente de la UCR como candidato a gobernador. “Bullrich también lo busca”, comentan cerca del médico.
Entre los feligreses de Larreta dan por descontado que Manes no irá con Bullrich, con quien tiene diferencias sustanciales en el plano ideológico. Especulan que irá por todo o nada. Es decir, compite o explora una salida para bajarse. Hay expectativas moderadas de que la ofensiva final haga efecto. “Ya le dijimos que vice no puede ser. Se le pasó el punto del asado y cada vez vale menos”, se impacientan en la escudería larretista. Está claro que las acciones de Morales se revalorizaron por la crisis en Jujuy.
Santilli aún no definió su vice, pero Gustavo Posse correría con ventaja. José Luis Espert (Avanza Libertad) es otra opción, aunque también suena para senador, en caso de que Manes no acepte. Martín Tetaz, de Evolución Radical, tendría un papel preponderante en la boleta. ¿Irá en la categoría de Parlasur nacional? Para ese puesto también consideran a Cynthia Hotton. En la tropa de Larreta y Santilli buscan dirigentes que exhiban amplitud, pertenencia a JxC y tengan un buen nivel de representatividad. Lo de Posse sería clave para pelear por la primera sección electoral en la contienda con Bullrich.
En la escudería bonaerense de Larreta y Santilli relativizan el impacto del pase de Abad al campo adversario. Confían en que unos seis intendentes de la UCR del interior se alinearan con el jefe porteño. Es más: mañana confirmarían un acuerdo con Miguel Ángel Lunghi, jefe municipal de Tandil, uno de los distritos más poblados.
Un foco de tensión por estas horas es la Ciudad de Buenos Aires, donde crecen las disputas en Pro por el armado de las nóminas. Por ahora está bloqueada la chance de unificar las listas a legisladores porteños de Larreta, Bullrich y Jorge Macri. Hay pocos lugares disponibles. “Puede terminar mal”, aventuran en un sector del larretismo. Entretanto, el bullrichismo promueve al exbailarín Maximiliano Guerra como primer candidato a diputado nacional. En el entorno de Larreta, en tanto, ponen sus fichas en Waldo Wolff.
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