Lo dijo el canciller norteamericano. Afirmó que hay opciones disponibles que Caracas debería adoptar. El funcionario ya había dicho que estaba “perplejo y preocupado” por los acontecimientos en el país caribeño.
La relación entre Estados Unidos y Venezuela se tensa cada vez más por los recientes arrestos a dirigentes opositores venezolanos y la represión policial contra manifestaciones. El secretario de Estado John Kerry rechazó las persistentes acusaciones del gobierno de Nicolás Maduro sobre que Washington está detrás de un supuesto golpe de Estado en Caracas y denunció ayer que Venezuela marcha “en la dirección equivocada”.
En una audiencia ante el Congreso, el canciller estadounidense señaló que “Venezuela sigue marchando en la dirección equivocada y tomando las opciones equivocadas”. Frente a los representantes demócratas y republicanos de la Comisión de Asuntos Exteriores, Kerry criticó las “falsas acusaciones” de Caracas sobre un supuesto apoyo de Washington a un intento de derrocar al presidente venezolano. Esa denuncia ha sido la excusa que ha usado el régimen para escalar su carga contra la oposición.
“Invitamos frecuentemente al presidente Maduro a que se dé cuenta de que hay un conjunto de opciones disponibles y esperamos que las tome”, dijo y advirtió que están apurando sanciones contra funcionarios venezolanos involucrados en violaciones a los derechos humanos.
La escalada entre Washington y Caracas se da en medio de una ofensiva del gobierno venezolano contra opositores, en la que fue arrestado la semana pasada Antonio Ledezma, alcalde mayor de Caracas, acusado de conspirar para derrocar a Maduro, una movida que, según acusa el oficialismo, fue fomentada por EE. UU. La embestida venezolana incluye además el encarcelamiento de un centenar de opositores y dirigentes políticos como Leopoldo López, coordinador del partido Voluntad Popular, acusado de incitar la violencia.
La tensión se agravó el martes, con la muerte de un adolescente en la ciudad de San Cristóbal, cerca de una universidad donde se enfrentaban fuerzas de seguridad y manifestantes que protestaban contra el gobierno. La fiscalía venezolana imputó ayer a un policía de 23 años por el hecho. Para Kerry, esa muerte fue un “crimen horrendo”, según dijo ayer.
Washington ha negado ya varias veces las acusaciones de Caracas respecto a la conjura golpista. En los pasillos del poder se estima que el gobierno de Maduro busca desviar la atención de una crisis feroz, marcada por la mayor inflación de América Latina, un enorme déficit fiscal cercano a 20 por ciento del PBI y una grave escasez de alimentos, productos de higiene y remedios.
El martes el propio Kerry había dicho ante otra audiencia en el Senado que se sentía “perplejo y preocupado” por la situación venezolana.
Respecto a la posibilidad de aumentar las sanciones contra autoridades venezolanas, Kerry señaló que todavía no han congelado bienes en Estados Unidos que pertenecen a miembros del gobierno acusados de violar los derechos humanos porque lleva tiempo alistar esas sanciones, que deberían implementarse por ley. “Estamos trabajando en la legislación. Todo el mundo piensa que se puede hacer en un día, pero hay una cantidad de requisitos muy específicos en la ley que hay que preparar”, respondió Kerry a las críticas de la congresista republicana por Florida Ileana Ros-Lehtinen, autora del proyecto de ley que busca sancionar a los funcionarios cuestionados por su actuación durante las protestas callejeras que dejaron 43 muertes en 2014.
“La suspensión de algunas visas es solo una palmadita en la mano”, dijo Ros-Lehtinen. ¿Cuántos manifestantes pacíficos más deben morir para que los sancionen?”, increpó la legisladora tras mencionar la muerte del estudiante de 14 años que recibió el disparo en la cabeza.
También desde Washington, el secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, lamentó ayer la muerte del adolescente y reiteró el llamado al diálogo entre el gobierno y la oposición como un modo de resolver las presentes contradicciones en Venezuela.
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