Delfina Celichini

El bloque de diputados de La Libertad Avanza (LLA) se mueve con aplomo. El naufragio del proyecto de ley ómnibus reordenó el esquema de alianzas del oficialismo y lo acercó a Pro. A pesar de la buena sintonía que mostraron los espacios durante el tratamiento de la iniciativa del Poder Ejecutivo, los legisladores libertarios esperan las definiciones de Javier Milei, aunque ya hay quienes miran de reojo a sus rivales amarillos.

“Todos apuntan a la próxima contienda electoral”, resumió un legislador de LLA. Es que muchos diputados oficialistas tienen ambiciones personales y algunos ya compitieron con candidatos Pro en sus propios territorios.

Es el caso de César Treffinger, de Chubut, quien fue rival del gobernador amarillo Ignacio Torres durante las elecciones del año pasado. Si bien el libertario quedó relegado a un tercer lugar, detrás de Torres y Pablo Luque (Unión por la Patria), fue uno de los pocos candidatos provinciales con el pleno aval de Milei y podría volver a postularse. Una eventual fusión con Pro desdibujaría su candidatura frente al actual mandatario provincial.

Algo similar le ocurre a Juliana Santillán, de Mar del Plata, enfrentada con el intendente Pro, Guillermo Montenegro, destinatario de fuertes críticas de la legisladora tras objetar algunas medidas del Ejecutivo. “El intendente del Pro más opositor a la Nación no entiende de economía y reactivación”, sentenció la diputada nacional ante el cuestionamiento de Montenegro a la quita de subsidios al transporte público.

A pesar de no haber competido localmente, Santillán está activa en territorio marplatense y este fin de semana se mostró con el flamante secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, Daniel Scioli, durante los festejos por los 150 años de la ciudad.

Otro de los diputados libertarios que sufrió chispazos con Pro es Pablo Ansaloni. El legislador bonaerense y dirigente de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) accedió en 2017 a una banca en el Congreso a través de una alianza entre Cambiemos y el partido Fe, del gremialista Gerónimo “Momo” Venegas, uno de los creadores de lo que fue el sindicalismo macrista.

Sin embargo, los vínculos con Pro se fueron erosionando y en diciembre de 2019 fue uno de los tres legisladores que anunció públicamente su ruptura con el partido de Mauricio Macri, quien le dirigió una catarata de críticas públicas y hasta pidió que devuelva su banca.

“Hay que mantener la identidad parlamentaria, los errores en la conducción del bloque ameritan una nueva votación interna”, reflexiona un legislador oficialista que coincide con sus compañeros de banca respecto de la necesidad de esperar a que el Presidente regrese de su viaje oficial para tomar cualquier determinación. “Cuesta encontrar el punto de partida sin una definición clara de Milei al respecto”, sumó otro referente del espacio. Se espera, entonces, que las conversaciones más serias inicien cuando tanto el mandatario como Macri regresen a Buenos Aires, después de los feriados de carnaval.

Esta semana, a los representantes del oficialismo en la Cámara de Diputados los habilitaron a no volver de sus provincias. Fue tras la catártica reunión de bloque la misma noche en que naufragó el proyecto de ley ómnibus, donde se planteó la necesidad de un “orden”. “Hay una falta de liderazgo importante y no existe el diálogo con el Ejecutivo”, cuestionan los propios.

La inexperiencia de las espadas legislativas del oficialismo quedó en evidencia durante el tratamiento de la iniciativa del Ejecutivo. Tanto el presidente del bloque libertario, Oscar Zago, como el titular de la Cámara, Martín Menem, sufrieron un desgaste político significativo que podría empañar su rol en las próximas negociaciones.

Por eso, plantean que previo a un desembarco Pro en las filas del Gobierno se discuta internamente cómo trabajar en los próximos desafíos parlamentarios. “Hay que conformar las comisiones que quedan y definir roles”, subrayó a LA NACION uno de los legisladores de LLA con mayor recorrido político.

Si bien los bloques Pro y LLA sumarían, con aliados, 80 voluntades, todavía restan sumar 50 manos para llegar al quorum. Después de los misiles cruzados entre Milei y la oposición dialoguista, habrá que hacer un minucioso trabajo de ingeniería parlamentaria para acercar posiciones con otros espacios.