Camau, más que su propio equipo, duda a la hora de las decisiones. No quiere ser el Pato de la Boda. No descarta un acuerdo con la otra Línea para encabezar la nómina del Senado, para enfrentar a Vamos Compañeros, pero teme que si gana, y vuelve a ganar en la general, el peronismo no le reconozca el triunfo.
Las dudas de Camau apuntan a lo que viene después.
En los últimos días fue el ex Presidente del PJ quien insistió en la oportunidad y conveniencia de cerrar acuerdos con otra de las líneas y hasta pareció mostrarle la zanahoria al dejar en sus manos si quiere ser Senador provincial o nacional.
Por aquello que cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía, Camau deshoja la margarita tratando de ver qué hay detrás de tanta generosidad.
Teme ser el Pato de la Boda, esto es aceptar ir como cabeza en la Lista provincial para luego de la elección volver a la disputa por lo que viene después, que no es sino la pelea por la Gobernación, un objetivo que mantiene como parte de sus sueños, pero que es un lugar al que también aspira su contrincante natural, el actual Intendente de la Capital,
En un objetivo de máxima, podría pretender un compromiso público de que aceptara la candidatura a Senador con el compromiso explícito de ser el próximo candidato a Gobernador, pero sabe que eso no lo logrará.
Analiza entonces algunos reaseguros que pasan desde posponer las elecciones partidarias para más adelante, de forma de no convalidar la pretensión de Ríos de presidir el Partido hasta proponer una figura neutral para que quede a cargo de la conducción del PJ por los próximos cuatro años.
A los que le hablaron de una composición equilibrada entre los dos o tres sectores de la interna en la conformación del nuevo Consejo Provincial Justicialista, el ex candidato a Gobernador sacó a relucir la experiencia vivida en el Partido Liberal.
Recordó que Josefina Meabe, con sólo 9 de los 35 miembros del Comité Ejecutivo, terminó por imponer su criterio de la mano de la Justicia que le otorgó la facultad excluyente de la convocatoria del máximo órgano de conducción, lo cual terminó por convencer a Camau que el ejercicio de la Presidencia es un medio punto más que no puede ceder quien aspira a correr en igualdad de condiciones la carrera para convertirse en el próximo candidato a Gobernador.
Aquí precisamente radica el punto a resolver. Tanto Ríos como Camau aspiran a lo mismo. Por tanto es difícil separar el 2015 de 2017.
Sería impropio, en este caso, contribuir a hacer grande la torta en 2015 para que luego se la termine comiendo otro, y -en este punto- entran a jugar las desconfianzas que dominaron la relación entre ambos en los últimos tiempos.
Sea cierto, o no, Camau cree que Ríos lo traicionó. Y no deja de recriminarle la limpieza que de su gente más próxima hizo en la esfera del Gobierno comunal, un dato que no es menor a la hora de analizar nuevos acuerdos.
Aquí nacen los reaseguros y la búsqueda de un equilibrio que no pasa por elegir tal o cual candidatura, sino poner el ojo en el día después para que las llamadas estructuras del Partido no le terminen jugando una mala pasada.
Todo un intríngulis para quien ese es un terreno en el cual nunca pisó fuerte, aunque la experiencia lo llevó a que los mejores sueños pueden naufragar y aún las condiciones más favorables, si entra en 2017 en inferioridad de condiciones.
En este marco parece justificarse la demora de Camau en dar respuestas. Es consciente de que no tiene margen para equivocarse y que aún en su propio sector no todos tienen el mismo interés. De ahí la propia necesidad del ex candidato a priorizar su objetivo, que es el de volver a estar en la línea de largada en 2017.
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