Es un proyecto de la concejala Mariana Cuesta, del Frente de Todos. Algunas pueden descartarse en la bolsa negra, pero otras deben ir a contenedores exclusivos.
La concejala Mariana Cuesta (Frente de Todos) presentó un proyecto para que el Concejo Deliberante convoque a una mesa de trabajo que evalúe el tratamiento y desecho de pilas y baterías electrónicas en el distrito.
La iniciativa surge a partir de “la necesidad de trabajar y promover una legislación que pueda abordar la problemática”, según indicó su autora.
En ese sentido, recordó que la recolección y reciclado de pilas en desuso es “una política pública del Estado local” desde la promulgación de la ordenanza 9096, el 31 de agosto de 1993. En su artículo 5°, la norma estableció la forma de tratamiento de las pilas en desuso recolectadas.
El Estado municipal avanzó en materia ambiental a partir del 1 de junio de 2001, a través del decreto 2102/01, que estableció la suspensión de la tarea de “recolección, transporte y tratamiento de Pilas” por parte de la empresa 9 de Julio.
Así, el municipio comenzó a tratar estos elementos dentro de los denominados residuos peligrosos, de acuerdo con la ley 24051.
A su vez, la ley nacional 26184 estableció los parámetros que deben cumplir las pilas y baterías, mientras que la Resolución 443/2020 homologa a las pilas primarias o comunes no recargables cilíndricas o rectangulares, ya sean alcalinas, salinas o de litio (baterías, C, D, N, A23, A, doble A y triple A) como residuos domiciliarios, por lo tanto no deben separarse para la acumulación, sino ir a la bolsa negra de residuos no reciclables en cada casa o domicilio para enviarlas al relleno sanitario.
En la página del municipio, en el ítem específico sobre “separación y deshechos de residuos”, se determina que “no deben incluirse en ninguna de las dos bolsas las pilas tipo botón ni las baterías recargables”. Y agrega: “Estas se desechan en los ‘comepilas’ ubicados en dependencias públicas municipales, locales de venta de pilas y baterías”.
La concejala destaca que el Partido de General Pueyrredon fue pionero en la materia hace dos décadas. Concientizó a los vecinos para que llevaran sus pilas (cilíndricas, prismáticas y botón, comunes y recargables, agotadas o sulfatadas), a los lugares públicos y privados donde se encontraban los “comepilas”. Sin embargo, hallar ahora un “comepilas” puede resultar una odisea, si es que los hay.
Según la legislación, las pilas primarias o comunes deben ir a la bolsa negra de residuos, mientras que las tipo botón y las baterías recargables deben desecharse en contenedores exclusivos
Por otra parte, la página web del municipio apunta que “las baterías de teléfonos celulares se desechan en contenedores exclusivos para este fin ubicados dentro de los locales de las compañías proveedoras de servicios de telefonía celular”.
En este contexto, según Cuesta “resulta fundamental articular a los distintos estamentos de la administración pública para promover la mejor alternativa posible de cara al tratamiento de este tipo de residuos, priorizando la sustentabilidad y el bienestar ambiental”.
La intención es que de la mesa de trabajo participen el Ente Municipal de Servicios Urbanos (Emsur), la Secretaría de Desarrollo Productivo e Innovación, la Subsecretaría de Inspección General, la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sostenible, las universidades y organizaciones de la sociedad civil.
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