Cuando desde la provincia de Buenos Aires se anunciaron medidas para relajar gradualmente las fases del aislamiento obligatorio, indudablemente se lo hizo apuntando a que no se dejara de lado la responsabilidad y la conciencia.
En Dolores la interpretación pareciera haber sido distinta, es como si el Decreto gubernamental hubiera puesto fin a la pandemia que nos afecta, cuando en realidad el virus sigue circulando, los contagios se producen y los fallecimientos se siguen produciendo -28 hasta ayer-, cifra desgraciadamente muy alta para la población que tiene nuestro Distrito.
La verdad es que no se entiende por qué motivo gran parte de la población que circula por la ciudad lo hace sin barbijo, o por qué, conociendo las medidas, que son públicas y se difunden todo el tiempo, hay amontonamientos de personas por ejemplo en el Canal 9.
Los controles locales no dan muestras ni demasiado celo en corregir la situación, solo – la mayoría- los comercios, centros de salud y las oficinas públicas y privadas exige el ingreso con barbijo. Cabría preguntarse de ¿qué sirve si esas mismas personas que cumplen usándolo adentro, se lo quitan para circular en la calle?
No es imposible controlar mejor que se cumpla con el protocolo sanitario que marca la fase en vigencia en Dolores, al contrario, entendemos que tratándose de la salud de la población debiera ser algo relativamente sencillo.
Es de esperar que las autoridades competentes, ya sea municipales, policiales o judiciales puedan coordinar trabajos en conjunto, porque como lo hicimos desde el primer momento, adherimos al principio “que solo todos juntos nos permitirá superar los efectos de la pandemia”.
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