Después del eterno miércoles, el análisis político se demoró más de lo previsto y llega el jueves. ¿Qué dejó la polémica apertura de sesiones del Concejo Deliberante? Acá, algunas respuestas.
Divisiones y visiones, detrás del show del Concejo Deliberante
Acá, algunas respuestas.
Por: Mariano Suárez Publicada 02/04/2015 | 8 comentarios La UCR y Agrupación Atlántica abandonaron el recinto cuando el intendente abrió las sesiones ordinarias del Concejo.
Contar con lujo de detalles lo que ocurrió este miércoles 1º de abril durante la elección de autoridades del Concejo Deliberante de Mar del Plata, previo a la apertura de sesiones ordinarias del intendente Gustavo Pulti, supone el riesgo de que esta columna abandone su objetivo primario de ser de análisis y se convierta en un espacio de humor político.
Sin embargo, detrás de todo el show de fuegos artificiales que desplegaron tanto oficialismo como oposición, quedaron evidenciadas algunas cuestiones que ya comienzan a marcar el rumbo de 2015. Así como a nivel nacional la elección está cada vez más polarizada entre los que pretenden la continuidad del proyecto kirchnerista y los que plantean la necesidad de un cambio total de políticas y rumbo del país, en Mar del Plata comienza a replicarse ese esquema.
Está claro que Acción Marplatense y el Frente para la Victoria lograron un entendimiento. No fue sencillo. La relación se construyó en base a chispazos y cruces, a discutir sobre las diferencias (muchas todavía existen), pero los dos sectores entendieron que este año deben priorizar sus coincidencias, no sus diferencias.
Este entendimiento se reflejó en acciones concretas: presupuesto, aumento de tasas, Policía Local, todos proyectos que el Ejecutivo envió al Concejo, que no convencían al bloque del FpV, que fueron debatidos, modificados y finalmente salieron aprobados. Este miércoles, tanto el intendente como el concejal Héctor Rosso, valoraron esa postura de crítica constructiva -en la que también incluyeron al Frente Renovador- y se coronó con la decisión del bloque K de relegar su puesto en la mesa directiva del cuerpo legislativo para destrabar una jornada eterna.
Si bien Pulti sigue jugando al misterio y prefiere no confirmar oficialmente su candidatura, las últimas encuestas lo envalentonaron y es número puesto para ir en busca de un nuevo mandato. Todo indica que enfrentará en la Paso al actual embajador argentino en Venezuela, Carlos Cheppi, que ya salió a empapelar la ciudad con el lema El candidato es el proyecto.
Hoy, Pulti tiene una base electoral mayor, mientras que Cheppi busca apropiarse de los votos K más puros. Más allá de sus diferencias, ambos saben que para garantizar la continuidad del proyecto nacional en Mar del Plata necesitan los votos del otro y por eso están resueltos a definir la candidatura del Frente para la Victoria en una primaria y no llegar con dos listas separadas como ocurrió en 2011.
En la vereda de enfrente se unieron la Unión Cívica Radical y Agrupación Atlántica, quienes desde el año pasado resolvieron prácticamente trabajar en tándem en contra del oficialismo local. La Convención Nacional del radicalismo, que decidió aliar al partido centenario con el Pro de Mauricio Macri, reforzó esta alianza que en la práctica ya existía.
Vilma Baragiola ya decidió pintarse de amarillo y aprovechar el impulso electoral del jefe de Gobierno porteño. La semana pasada se juntó -y difundió una foto- con María Eugenia Vidal y el referente local del Pro Juan Aicega. El GPS electoral de Vilma ya tiene fijadas las coordenadas.
Las de Carlos Arroyo, por ahora, no están tan claras. El líder de la Agrupación Atlántica se referenció a nivel provincial con Mónica López. Sin embargo, la candidatura de la diputada bonaerense a gobernadora dentro del massismo pende de un hilo. Sin ella deja de existir el puente que une a Arroyo con el Frente Renovador. No son pocos los que quieren aprovechar el caudal de votos del exZorro Gris y varios quieren dirigirlo al Pro. ¿Una Primaria entre Vilma y Arroyo? La jugada es arriesgada para aquel que pierda: mirará el partido de octubre desde la tribuna. Pero gente de ambos bandos confía en que de esa Paso saldrá el futuro intendente de Mar del Plata y todos podrán tener lugar en un futuro gobierno.
Así como se vio el entendimiento entre AM y el FpV el miércoles, el radicalismo y Agrupación Atlántica también mostraron su sintonía para abandonar el recinto cuando Pulti llegó para pronunciar su discurso diez horas después de lo previsto. Sin embargo, también mostraron diferencias.
Ante la decisión de que Nicolás Maiorano no sea reelecto en la presidencia del cuerpo para ser reemplazado por el pultista Ariel Ciano, la UCR adoptó la postura de oponerse a todo lo que se planteara de allí en más. Agrupación Atlántica tomó casi la misma decisión: no apoyó la designación del presidente, ni del vicepresidente primero, pero José Reinaldo Cano sí aceptó su propio nombramiento como vicepresidente segundo. “Es la primera vez que un concejal se vota a sí mismo”, bromeó un viejo conocedor del Concejo Deliberante.
Fue Mario Rodríguez el que tomó la posta de lo que seguramente será un caballito de batalla de la UCR de aquí a las elecciones: la designación de Lucas Fiorini como vicepresidente primero. El concejal massista acredita un pasado cuanto menos polémico. Desde su militancia menemista, a integrar una lista de Luis Patti, a reivindicar a Vicente Massot –dueño de La Nueva Provincia, investigado por delitos de lesa humanidad- y a Nicolás Márquez –autor del libro La otra parte de la verdad-. El concejal de la UCR sacó a relucir toda esa información para justificar el voto negativo de su bloque a ese nombramiento, pero fundamentalmente para pegarle a los bloques de AM y el FpV por “votar a un hombre que defiende el terrorismo de Estado”.
La crítica es válida. Pero tendría más sustento si el radicalismo hubiese puesto la misma energía para criticar, por caso, a Arroyo, que días atrás en una entrevista con FM Residencias, abonó la Teoría de los dos demonios y que ocupó cargos durante la última dictadura cívicomilitar de la mano de Mario Russak. O si, al menos, se hubiesen participado en la última marcha del 24 de marzo.
En medio de estos dos bloques antagónicos el massismo quedó un tanto desdibujado. A veces trata de ser oposición y a veces trata de ser una fuerza que critica pero ayuda. El resultado de eso suele ser el mismo: “Señor presidente, nuestro bloque solicita permiso para abstenerse”, repite el jefe de la bancada Cristian Azcona.
Este 1º de abril se vivió un show en el Concejo Deliberante. Hubo mucho de puesta en escena, de sobreactuación, pero también dos visiones de país que en octubre se medirán cara a cara.
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