Dijo que "entrará con una cámara al Banco Central para mostrar" lo que hay de reservas, creyendo que el organismo tiene una bóveda con capital físico. Los antecedentes, del blindaje a los planes sociales. Y la verdad sobre qué hay en el BCRA.
Por Leandro Renou
La titular del PRO y pre candidata presidencial de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, empezó a sumarle al rechazo externo a algunas de sus propuestas una crítica interna a sus confusas ideas económicas. El capítulo que confirmó todas las alarmas ocurrió en las últimas horas, cuando en una entrevista televisiva prometió, si es presidenta, filmar las arcas del Banco Central (BCRA) para mostrar que "no hay más reservas", asumiendo que la entidad que conduce Miguel Pesce tiene una especie de bóveda gigante en la que guarda todos sus capitales. La realidad es que la mayor parte de las tenencias son asientos contables o existencias digitales. En paralelo, el debate sobre el nivel de reservas oculta datos que muestran cuándo y cómo estuvieron más en riesgo.
En la entrevista antes mencionada, Bullrich explicó que, en caso de ganar las elecciones, sus técnicos en economía van a "presentar un modelo después de que veamos cómo está el acuerdo con el Fondo y qué te deja Massa”. Y agregó que "lo primero que vamos a hacer es entrar con una cámara de televisión al Banco Central para mostrar a la gente qué dejan”. En medio de la charla, uno de los periodistas le explicó que no hay reservas físicas guardadas allí, pero Bullrich comprendió mal la aclaración y dobló la apuesta para reforzar su teoría: "no hay más reservas, hay reservas negativas. Es importante que el pueblo argentino lo sepa", dijo.
Cuando sus laderos vieron la entrevista en vivo, armaron un mini comité de crisis telefónico porque se vieron venir las críticas, que llegaron incluso desde el propio espacio y aledaños. Dos casos, la desmentida de Martín Lousteau y el libertario Javier Milei ("una burrada") a sus dichos. El más preocupado por su teoría fue su principal asesor económico, Luciano Laspina, y el ascendente armador joven de Patricia, Damian Arabia. Unas horas después, ambos salieron a comunicar el producido de aquella tormenta de ideas para tapar los delirios de la pre candidata, ambos con la misma premisa.
Las "metáforas" de Patricia Bullrich
Arabia habló del uso de una metáfora, mientras que Laspina usó su cuenta de Twitter para ir en esa misma línea: "es curiosa la literalidad con que se toman las palabras en esta campaña. Si me escuchan decir 'vamos a derrotar la inflación', no deberían interpretar que sugiero bajar los precios con tanques y balas. O 'el dólar hoy se fue a las nubes', que el viento se llevó un billete verde", expresó.
No es la primera vez que Bullrich incurre en serios errores conceptuales en lo económico. Entre los antecedentes inmediatos surgen la promesa de hacer un "blindaje", cuestionada política de la Alianza, gobierno que Patricia integró; la confusión entre hiperinflación y estanflación, y el más reciente plan de hacer un servicio civil obligatorio para aplicarle a todos los argentinos que hoy cuentan con planes sociales.
Todos estos estos hechos ocurrieron los últimos quince días, y preocupan a su entorno no sólo por lo endeble del contenido, sino por la lectura que están teniendo los dichos de Bullrich en la opinión pública: en síntesis, muestran que no solo sabe poco de economía, sino que sus propuestas sin sustento reflejan una incapacidad en campaña que abre fuertes dudas sobre sus posibilidades de ejecución en un hipotético ejercicio del poder.
Qué hay en el BCRA y las reservas de Macri
Más allá de la fantasía de Bullrich sobre arcas repletas o vacías de dinero, todos los bancos centrales del mundo tiene en el oro casi la única reserva material en sus arcas. Argentina no es la excepción, y el resto de los activos son depósitos en instituciones como la Reserva Federal, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) u otros custodios de depósitos. Esa aclaración no es menor, porque los banqueros centrales obtienen así rentabilidades bajas pero seguras sobre sus activos.
Esta explicación técnica sólo pone luz a lo formal, porque el debate sobre las reservas del BCRA (que sin dudas son bajas y están al límite) se inscribe en el marco de la campaña presidencial y excluye datos muy relevantes para entender el contexto y los mitos y verdades. Cuando Alberto Fernández asumió el poder, el gobierno de Macri había dejado -al día 10 de diciembre del 2019- reservas por valor de 43.785 millones de dólares. Pero en 2018, sólo por el préstamo con el Fondo Monetario (FMI), había un pasivo de 44 mil millones de dólares.
De ese total, además, correspondía pagar 17 mil millones en 2022 y casi la misma cifra en 2023. En pocas palabras, con el acuerdo con el FMI de Macri las reservas ya estaban de hecho esfumadas en los vencimientos a este año. En realidad, ya en 2019, según cifras oficiales, la fuga de capitales ya era muy similar a los 44 mil millones de dólares, por lo cual el efecto negativo sobre las reservas hubiese sido doblemente negativo si se le pagaba lo que el FMI decía.
El oro de Londres y los pesos
Las existencias físicas más importantes del BCRA son lingotes de oro, valuados en algo más de 3800 millones de dólares. Eso sí está en bóvedas y tiene una historia particular. Cuando Federico Sturzenegger fue presidente del Central en la era Macri, hizo un intento de llevarse el oro a Londres. En 2017 y con la supuesta intención de invertirlos para sacar renta, se trató de migrar parte de las reservas para hacer un carry trade internacional y quitar un mito que tenía el ex presidente del BCRA en la cabeza: que los lingotes, que había comprado la gestión de Mercedes Marcó del Pont, eran "de dudosa calidad".
Un año antes, Demian Reidel, un ex banquero del JP Morgan que trabajó en el BCRA ya había mandado una parte menor de oro a Londres, que fue recomprado por el actual gobierno en 2021.
Por otra parte, en las arcas del BCRA también hay algunos pesos. Algunos de ellos corresponden a importaciones de billetes que hace el Central para respaldar depósitos de ahorristas y abastecer de billetes a los bancos. Esa operación de importación no es exclusiva del BCRA, sino que también lo hacen bancos privados.
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