La demora en el cumplimiento del fallo por la coparticipación y la superpoblación de presos en la Ciudad incrementaron la tensión entre la ministra de Seguridad, el jefe de Gobierno y el ex presidente. El desembarco de Karina Milei. El mensaje interno. La renovación del Senado. El objetivo presidencial
Por: Federico Mayol.
“Llamaron los Macri”, le avisó el lunes Santiago Caputo a Patricia Bullrich. La ministra de Seguridad, que ya estaba furiosa, se irritó aún más. El debate entre la administración porteña y el gobierno nacional por la superpoblación de presos en la Ciudad había alcanzado el fin de semana tal nivel de tensión que, según fuentes libertarias, no solo el jefe de Gobierno telefoneó al principal estratega de la comunicación presidencial para elevar el reclamo y tratar de acercar posiciones, si no también el ex presidente, que sigue muy pendiente de la gestión local.
Bullrich hace rato que no habla con Mauricio Macri: la relación se resintió notoriamente durante la campaña presidencial del año pasado, y terminó por quebrarse cuando la ministra aceptó la invitación de Javier Milei y se incorporó al gabinete, una decisión personal que, según el ex presidente, acostumbrado a mandar desde arriba, desafío su jefatura. Hasta ahora, Bullrich había conservado, sin embargo, un vínculo directo y amistoso con el jefe de Gobierno, alterado por la disputa carcelaria en la que ambas administraciones se arrogan la razón del pleito. Según las fuentes, las conversaciones entre ella y Jorge Macri deberían volver a fluir próximamente.
Las tensiones entre Bullrich y los Macri son una muestra perfecta de la tirantez en torno a la alianza transitoria entre el PRO y La Libertad Avanza. De cara a una potencial fusión electoral en el 2025, una fecha aún lejana.
Milei tiene el calendario en su cabeza. El Presidente está convencido de que necesita de un grupo de legisladores muchísimo más robusto que el actual para avanzar con las “miles” de reformas que tiene en carpeta. El DNU 70 ideado por Federico Sturzenegger y objetado por la Justicia, y la Ley Bases que negocia costosamente desde el verano con los gobernadores, son apenas un adelanto del paquete que tiene en mente para después de las elecciones legislativas del año próximo si es que obtiene una buena performance, y si el brutal ajuste ejecutado por Luis “Toto” Caputo, que tiene por delante los meses más cruciales, lleva al gobierno a buen puerto.
Karina Milei junto a Martín Menem y Gabriel Bornoroni.
Karina Milei coincide con su hermano. La secretaria General de la Presidencia, apuntalada por Martín y Eduardo “Lule” Menem, está a cargo desde hace semanas, más allá de su rol de cancerbera de la administración de gobierno, de la gestión para legalizar el sello partidario para las elecciones del 2025. Ya consiguieron la aprobación de la Justicia electoral cordobesa. El mismo trámite se acelera en varias provincias. Entre Ríos podría ser una de ellas. En ese contexto, la hermana presidencial, la funcionaria más decisiva del gabinete, encabezará este domingo una sugestiva puesta en escena: el lanzamiento y la “pre afiliación” de La Libertad Avanza en la ciudad de Buenos Aires, en un bar de Palermo.
Es decir, en la cuna del PRO, un distrito que centraliza la atención del sistema y que hasta ahora le resultó bastante esquivo a LLA en comparación con el resto del país.
Jorge y Mauricio Macri están incómodos. La incomodidad atraviesa a buena parte del sistema político. Al ex presidente lo corroe además una creciente inquietud por el rumbo de la gestión. Acompaña -así se lo pidió a su tropa- el ordenamiento ortodoxo de Milei sobre la macroeconomía: es, en definitiva, lo que no se animó a instrumentar durante su mandato. Pero le preocupa el sistema de toma de decisiones, la parálisis de la administración y, en especial, la calidad del gabinete. Incluye al círculo que rodea a Milei. El mismo diagnóstico sostiene su primo, que la semana pasada se refirió a la “falta” de gestión en el gobierno, y le pidió al “equipo” del presidente que esté “a la altura”.
No fue una frase elegida al azar. El jefe de Gobierno cuida la relación con el jefe de Estado. También con su hermana, a la que conoce desde su época de intendente de Vicente López -es vecina del distrito, en un complejo sobre la avenida Libertador-: la visitó hace un mes atrás en Olivos, para tratar de afianzar el vínculo.
Mauricio y Jorge Macri
El jefe de Gobierno arrastra desde hace meses el reclamo, por ahora en sin éxito, por el recorte en la coparticipación de la Ciudad que Alberto Fernández ejecutó en septiembre del 2020, en plena pandemia. El jueves, mientras los gobernadores del PRO y la UCR discutían con el ministerio del Interior Guillermo Francos y Nicolás Posse por el paquete fiscal de la Ley Bases, Macri y “Toto” Caputo conversaron mano a mano en el Palacio de Hacienda, por esa disputa. No hubo ningún resultado concreto. Solo promesas: según fuentes porteñas, el gobierno se habría comprometido a encontrar una solución a partir del mes próximo. “Ganaron otro mes”, resaltaron en la Ciudad.
En el gobierno porteño hablan de “junio” como un mes bisagra en el que la situación fiscal podría empezar a mostrar signos de alerta si nación no acata el fallo de la Corte Suprema, que resolvió en favor de la cautelar presentada en su momento por Horacio Rodríguez Larreta y que estipula que Milei debe desembolsar diariamente el 2,95% de coparticipación que Macri le aumentó en el 2016 a la Ciudad, y no el 1,4% actual. Son miles de millones de pesos.
“Se va a encontrar una solución”, abundaron fuentes porteñas: dijeron que el jefe de Gobierno recibió ese compromiso por parte del presidente y de su hermana. Agregaron, además, que la Ciudad propuso la emisión de un bono atado a la inflación, una iniciativa que Caputo rechazó. En estas horas se mencionó un posible aval de Nación para que la administración local pueda acceder a financiamiento en dólares para obras. En paralelo, el ministro de Economía le adelantó a Jorge Macri que por el momento no prevé continuar con el desarme de las Leliqs, un instrumento en pesos emitido por el Banco Central al que acudió la Ciudad para compensar la baja por la coparticipación con un impuesto extra.
Son disputas de gestión que, en el caso de la Ciudad, cobran un significado especial porque se trata del distrito insignia del PRO, un territorio caro para los Macri, en particular para Mauricio, que aún guarda un sentimiento especial y un interés personal por la dinámica política, financiera, judicial y de negocios que florecieron en la última década. No está dispuesto a resignar ese tesoro. Puede dar fe el actual jefe de Gobierno, enfrascado en una durísima pulseada con Daniel Angelici y Juan Manuel Olmos.
La Ciudad, y la tensión entre el PRO y LLA, es una postal de una época cuyo futuro nadie se anima a dilucidar. Y que llevó al ex presidente a pulsear por la jefatura oficial del partido que fundó hace dos décadas.
Mauricio Macri
“El PRO está muerto. Fue un error”, explicaron cerca de Bullrich, que logró imponer a un buen número de referentes propios en el organigrama del espacio. En el entorno de la ministra transmiten que Macri buscó esa posición para “equipararse” con Milei, y así intentar negociar desde la jefatura partidaria condiciones para el gabinete. Es, por caso, una versión que le llegó al propio Milei.
Bullrich, que este sábado partió a una gira cargada por los Estados Unidos, está muy enfocada en su simbiosis, y en los objetivos, con el presidente. También con su hermana Karina, incluso con Santiago Caputo, el triángulo en el que se define el trazo grueso de la gestión. Ni en la Alianza, ni durante el gobierno de Macri, estuvo tan cómoda. “Esto es otra velocidad, no hay idas y vueltas, como antes. Es a todo o nada”, trasciende, según sus colaboradores. En las reuniones de gabinete es una de las más vehementes junto al ministro Caputo: son parte de los “halcones” con los que el jefe de Estado se divierte. Del otro lado están “las palomas”. Francos es una de ellas. Milei se regodea con ese doble juego: “Hola palomita”, lo saludó más de una vez al ministro del Interior en esos encuentros.
En la última reunión, la del jueves, la ministra de Seguridad tiró en la mesa, por ejemplo, el capítulo “adoctrinamiento escolar” que minutos después el vocero Manuel Adorni promocionó en su tradicional conferencia de prensa como parte de la construcción del relato diario que funciona, según los estrategas libertarios, como alimento para el electorado cautivo.
La disputa, pública y privada, entre Bullrich y Macri abre un serio interrogante de cara a una posible fusión electoral PRO-libertaria del próximo año. ¿Quién deberá ceder? De concretarse, ¿cómo se instrumentará la dinámica de esa confluencia? Y una inquietud más seria: ¿Milei querrá propiciarla, más allá de su promoción mediática?
En despachos del PRO aseguran que Bullrich no pegó el portazo al partido porque esa decisión hubiera impactado de manera directa en el Congreso: “Si se rompe el PRO se rompe el bloque en el Congreso, está atada a la silla”, graficó un colaborador ministerial.
Santiago Caputo en la Cámara de Diputados
Caputo, el estratega, deja trascender puertas adentro que el relato libertario no tiene nada que ver con el guión que instauró el macrismo en los últimos años. “Nosotros no somos amarillos”, insiste. Fue el leitmotiv que apuntaló en la campaña. En LLA incluso se ríen del esfuerzo de algunos dirigentes por congraciarse con la Casa Rosada. Se refieren en particular a dos diputados del PRO. En el campamento libertario están seguros de que la suerte del PRO está atada indefectiblemente a La Libertad Avanza: “No tienen a dónde ir”.
La sobrepoblación de presos en los calabozos porteños, que deberían ser absorbidos por el SPF, acrecentó un poco más la tensión acumulada. En la Ciudad también están furiosos: según explicaron, la construcción de la cárcel de Marcos Paz avanza según lo previsto y los múltiples reclamos no fueron atendidos por parte de Nación. Bullrich estaba en Mar del Plata por el fin de semana largo cuando se enteró que “los Macri” -así se lo transmitieron- habían llamado a Caputo, el asesor en comunicación. El miércoles previo se había reunido en privado con Néstor Grindetti y Gabino Tapia, jefe de Gabinete y ministro de Justicia porteños, respectivamente, para intentar avanzar en un plan de acción conjunto. Pero los dichos públicos de las autoridades locales tras la fuga de presos ofuscaron a la ministra, que ordenó redactar un comunicado de prensa para sentar posición sobre el conflicto. Caputo, según fuentes libertarias, le pidió que lo frenara. A mediados de semana los vieron reunidos en Casa Rosada.
El estratega comunicacional es uno de los contactos habituales de Mauricio Macri, aunque el ex presidente no ejerce la influencia que quisiera sobre la postulación de algunos cuadros técnicos para el gabinete.
El desembarco de este domingo de Karina Milei en la Ciudad agita las aguas ya de por sí embravecidas. ¿Podría la secretaria General ser candidata el año próximo en territorio porteño? ¿O podría ser Bullrich? En el Ministerio de Seguridad juran que, para la ministra, el Parlamento es una etapa cerrada, aunque sí podría tener este mes alguna actividad en territorio porteño para inquietar aún más al macrismo.
Para la Ciudad, el 2025 es un año clave. No solo porque Milei buscará legitimarse en las urnas, Jorge Macri intentará hacer lo propio y su primo querrá incidir con la lapicera del PRO. Sino porque, además, se renuevan las tres bancas del Senado. La del peronismo K, de Mariano Recalde; la de Martín Lousteau, el presidente de la UCR, y la de Guadalupe Tagliaferri, que todavía se referencia en Rodríguez Larreta -el ex jefe de Gobierno le pidió semanas atrás que votara a favor del DNU de Milei-.
El lanzamiento libertario de hoy es una primera señal en ese sentido. Su éxito dependerá, en buena medida, de los resultados del programa económico que se enfrenta en los próximos 60 días a una verdadera prueba de fuego. Más allá de eso, el evento de esta tarde en Palermo exhibe la centralidad de la secretaria General. “El jefe”, según el propio presidente. Es también un mensaje interno para aglutinar a la tropa. Ramiro Marra, por ejemplo, el último candidato libertario en la Ciudad, uno de los primeros alfiles de Milei -lo definió como su “amigo”-, con un altísimo nivel de conocimiento, corrido de la estructura oficial porteña por impulso de la funcionaria, se encontraba de viaje por estas horas.
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