El presidente también se encargó de mandar señales de distensión hacia el interior del espacio y se encamina a despejar el pesimismo que reina de cara a 2023.
Mientras Alberto se arroga la facultad de ser el único responsable de difundir el mensaje político del Gobierno y apunta a desterrar la idea de una posible derrota electoral en medio de pintadas que auguran su candidatura por la reelección en 2023, en los últimos días quedó claro que la disputa por el Consejo de la Magistratura contribuyo a enfriar la interna que enfrenta al albertismo con el kirchnerismo duro y La Campora en el Frente de Todos.
Si bien esa situación no despejó las diferencias existentes hacia el interior de la alianza oficialista, lo concreto es que de un tiempo a esta parte el presidente comenzó a mandar señales que apuntan a la distensión.
Para el caso, durante la inauguración de las obras del gasoducto Néstor Kirchner en Vaca Muerta, Fernández se mostró con el Gobernador bonaerense Axel Kicillof tras los duros intercambios verbales que se dispensaron a uno y otro lado de ese espacio.
En la ocasión, el Presidente no dudó en destacar la figura del fallecido exmandatario, al que a su juicio, calificó como "el mejor presidente que la democracia ha conocido" y donde recordó que fue durante la gestión de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que YPF volvió a recuperar "la soberanía en el control energético".
En tanto que el último lunes y en el marco de la visita del presidente Guillermo Lasso de Ecuador, Alberto anticipó que la "Argentina quiere volver a recuperar su vínculo diplomático pleno" con Venezuela, haciendo lugar a la demanda de los sectores alineados con la titular del Senado.
Vale recordar que en octubre de 2020 y ante la decisión Argentina de exigirle ante la ONU a la administración de Nicolás Maduro que atendiera las denuncias por violaciones a los derechos humanos y convocara de manera urgente a elecciones independientes, desde el kirchnerismo duro salieron a cuestionar al Gobierno nacional por "entrometerse" en cuestiones interna de otros Estados y consideraron el hecho como"un lamentable giro en nuestra política exterior”.
También los anuncio económicos, que ante el aumento inflacionario, apuntan a recomponer los ingresos de los trabajadores monotributistas y los jubilados, fueron otro gesto claro de acercamiento al ala del kirchnerismo que reclamaba soluciones para esos sectores ante el aumento de precios.
Lo que finalmente terminó de acallar el fuego cruzado entre el albertismo y los sectores que responden a Cristina, fue la avanzada de la Corte Suprema sobre el Consejo de la Magistratura, lo que desde el Gobierno consideraron como un conflicto de poderes entre ese tribunal y el Congreso.
La decisión del ministro Horacio Rosatti de presidir el Consejo derivó en la decisión de la vicepresidenta de dividir al bloque del oficialismo en el Senado para sumar otro consejero propio a esa instancia, medida que iba a ser defendida desde el Poder Ejecutivo, el que a través del jefe de Gabinete, Juan Manzur, señaló que la media “está dentro de los parámetros legales en los cuales está permitido este tipo de accionar”.
A partir de la decisión adoptada por el máximo tribunal de justicia del país, ahora el FdT en pleno se encamina a desempolvar en el Cámara alta una serie de proyectos de ley que proponen la ampliación de la Corte.
Por otro lado, y en tren de abonar la tregua, el Presidente Fernández también adoptó la decisión de silenciar los cruces internos entre sus funcionarios con los sectores del kirchnerismo y el camporismo.
En esa dirección, el último jueves Manzur señaló que las diferencias dentro del espacio "son sanas", aunque descartó la posibilidad de hablar de cara a 2023, tras lo cual indicó que el mandatario dio la instrucción de "no hablar de política" y les ordenó a los funcionarios que se aboquen a la gestión.
"Falta mucho tiempo para 2023, va a correr mucha agua debajo del puente", manifestó el jefe de Gabinete a los periodistas acreditados en Casa Rosada, a la vez que agregó: "No hay que apresurar los tiempos".
Una vez calmadas las aguas, ahora el jefe de Estado se encamina a desterrar el desánimo que cunde en ese espacio y así lo dejó en claro días atrás al participar de un plenario del Partido Justicialista celebrado en José C. Paz.
"Cada uno sabe lo que tiene que hacer y sabe qué intereses tiene que defender, por lo tanto, necesito de todos y cada uno de ustedes que estén convencidos" dijo el mandatario, quién, en un tono enérgico, aseguró que "los que quieren hacerles creer que en el 2023 estamos perdidos, ¡un carajo estamos perdidos!".
Las pintadas aparecidas en las últimas horas en algunas paredes de la Ciudad de Buenos Aires que anuncian "Alberto Cumple", y que llevan la firma del espacio A23 que responde al mandatario, apuntan por su parte a dejar en claro que este se muestra dispuesto a ir por su reelección, pese a la crisis socioeconómica por la que atraviesa el país y a los sectores del FdT que ya comienzan a impulsar a otros candidatos para su reemplazo.
Al oficialismo le queda un largo año para acomodar los números de la economía y luego dirimir en una PASO, la interna que despeje quién será su futuro precandidato a Presidente de la Nación, entre cuyos nombres comienzan a sonar el de los gobernadores Jorge Capitanich (Chaco) y Axel Kicillof (Buenos Aires), el del ministro Eduardo "Wado" de Pedro, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa y hasta el de la propia Cristina, aunque no se descarta que se sumen otras nominaciones, lo que augura futuros cortocircuitos internos.
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