El fin del disimulo, la apuesta por Kicillof y los ecos de la Legislatura

El fin del disimulo, la apuesta por Kicillof y los ecos de la Legislatura

Los actos del Presidente en Mar del Plata tuvieron escaso acompañamiento de la dirigencia y la militancia local, que sí habían concurrido a abrazar al gobernador. Alusiones a la ciudad en la asamblea provincial. Y el reclamo que encolumna a Juntos.

Por Ramiro Melucci

Tan poco tiempo transcurrió entre uno y otro que no notar el contraste sería no ver una realidad que salta a la vista. El lunes 27 de febrero Axel Kicillof visitó Mar del Plata. Estuvo en un plenario de centrales obreras, en un encuentro con empresarios turísticos y en una conferencia sobre el balance de la temporada. En las tres actividades lo acompañó la líder del Frente de Todos local, Fernanda Raverta. La asistencia del kirchnerismo vernáculo fue perfecta.

Ocho días después desembarcó el presidente Alberto Fernández. Encabezó dos actos. Uno para inaugurar formalmente el nuevo edificio del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (Intema). Otro para poner en marcha los Juegos Evita de Playa. La titular de la Anses no estuvo en ninguno. Los concejales del kirchnerismo tampoco. Y de los gremios que habían vitoreado al gobernador no había ni rastros.

No vincular tal asimetría con el contexto nacional también sería omitir un dato central. El Presidente y la vice mostraron su fría relación delante de todos en la inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso. Desapegada por la decisión del mandatario de no bajarse aún de la reelección. Actos como los de Mar del Plata entrarían, según el kirchnerismo, en la lógica de sostener una posible candidatura para evitar el riesgo del pato rengo, con el que suele aludirse a los gobernantes que ven disminuido su poder político cuando se acerca el final de sus mandatos. ¿Por qué, entonces, sus militantes irían a aplaudirlo para ayudarlo a mantener las apariencias? ¿Por qué, además, cuando está en marcha el operativo clamor CFK 2023?

Las cosas no habían quedado del todo bien en enero, cuando se produjo un contrapunto entre Raverta y la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, durante el acto en el que el Presidente anunció la ampliación de la Asignación Universal por Hijo.

Pueden anotarse otros dos antecedentes. Ambos de octubre del año pasado. El cierre del Coloquio de IDEA, al que el kirchnerismo no acudió con el argumento de que no estaba de acuerdo con el escenario. Y la inauguración de los Juegos Nacionales Evita. En aquella ocasión una foto de un grupo de dirigentes en las inmediaciones del acto bastó para marcar presencia; ahora no dio ni para el disimulo. “Sabíamos que venía el Presidente, pero nadie nos avisó. Tampoco generó entusiasmo. El resultado fue lo que se vio”, explicó un hombre clave del armado local.

Tampoco coparon el acto los rivales internos de Raverta. El director del Correo Argentino en Mar del Plata, Rodolfo “Manino” Iriart, no estuvo. “Nos avisaron 15 minutos antes”, se quejaron en sus filas, y adjudicaron la desprolijidad al entorno presidencial. Su espacio estuvo representado por la diputada provincial Débora Indarte, que asistió con indumentaria naranja, para que no quedasen dudas de su preferencia por Daniel Scioli en la carrera presidencial.

“Nosotros sí estuvimos”, levantaron la mano desde el Movimiento Evita. El concejal Roberto “Tata” Gandolfi y Facundo “Apache” Villalba, el hombre que buscará mantener la representación legislativa de la agrupación, dijeron presente en los dos actos que encabezó Alberto Fernández en Mar del Plata. En ambos se mantuvieron en un segundo plano.

La distancia con el mandatario también empieza a establecerla el gobernador. Tras la inauguración de las sesiones ordinarias en la Legislatura bonaerense publicó en su cuenta de Twitter tres videos con formato de campaña. Bajo el hashtag “Derecho al futuro”, intercaló frases del mensaje con imágenes de otros actos junto a funcionarios de su gabinete y la vicepresidenta. El Presidente no apareció en ninguno.

Mar del Plata fue la ciudad más mencionada por Kicillof en la asamblea legislativa. La primera para destacar “la mayor temporada turística de toda la historia de la provincia de Buenos Aires, con más de 16 millones de visitantes”. La segunda para remarcar los beneficios de Cuenta DNI Comercios. “Uno de los primeros usuarios fue un churrero que trabaja en la playa de Mar del Plata”, contó. La tercera, cuando ponderó las obras ferroviarias del Gobierno nacional en conjunto con el Ministerio de Transporte de la Provincia. “La estación Divisadero en Pinamar y el tren a Mar del Plata son dos emblemas de esta recuperación”, afirmó.

La cuarta para ejemplificar la entrega de escrituras, y las dos últimas para resaltar las perspectivas y ratificar su apoyo a la industria offshore, un asunto que no había incluido el intendente Guillermo Montenegro en su discurso de apertura de sesiones del Concejo Deliberante. “Lástima que el gobernador no habló del Hospital Interzonal”, chicanearon a coro en Juntos por el Cambio.

El estado del nosocomio empieza a convertirse en una de las quejas centrales de la oposición a Kicillof que parten de la ciudad. La mencionan desde los concejales hasta los legisladores provinciales y nacionales de Juntos. También los que quieren ser candidatos. Es un reclamo que los radicales y el PRO formulan con idéntico énfasis.

Parte de la estrategia se pule en la Legislatura, allí donde Mar del Plata refuerza su presencia. Aporta los dos presidentes de bloque de Juntos: en Diputados permanece el radical Maximiliano Abad; en el Senado tomó el mando Alejandro Rabinovich. Ambos fueron los voceros de la oposición tras el discurso de Kicillof y los que pusieron en escena el enojo por los lugares de los intendentes y los referentes de Juntos en la organización de la ceremonia.

Rabinovich fue, además, el primero que le reclamó a Kicillof una ayuda económica para los productores afectados por la gripe aviar. Sucedió apenas se detectó el primer caso en Mar del Plata, que desembocó en la muerte de 20.800 aves en un establecimiento de La Polola. Sin perder tiempo, Horacio Taccone, de Acción Marplatense, le hizo la misma pregunta a Montenegro: ¿piensa brindarles algún respaldo?

Despunta allí una de las principales certezas del partido vecinal de cara el turno electoral: pese a los votos que aportaron gobernabilidad en los últimos años, no hay sintonía con la coalición que gobierna la ciudad. Gustavo Pulti orejea otros naipes. Mientras deposita grandes expectativas en el plan de escucha vecinal que lanzó Acción Marplatense (prevé recabar entre 40 y 50 mil propuestas en un mes), mantiene conversaciones con dirigentes nacionales en busca de la mejor estrategia. Con los que le proponen recorrer de nuevo la calle del medio y también con hombres del Gobierno con los que conserva buenos vínculos desde que era intendente. Entre ellos, dos que no son ajenos a la traza electoral: Scioli y Sergio Massa. 

Pero no hay que aventurarse. Las grandes definiciones recién llegarán cuando estén por cerrar las listas. O en el cierre mismo.

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