Las palabras del Jefe de Estado generaron división entre los hombres de negocios. Algunos lo califican como apenas un plan y otros como buenas intenciones
Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI); segmentación de tarifas y eliminación de los subsidios al precio de la electricidad y el gas; inflación; reforma de la Corte Suprema y de la Justicia Federal y una lista de objetivos "realistas" para cumplir durante la segunda etapa de su mandato fueron algunos de los lineamientos del discurso que Alberto Fernández pronunció este martes 1 de marzo.
Fue durante la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso nacional el lugar elegido por el Presidente para establecer la trazabilidad de las medidas económicas que piensa adoptar a partir de ahora y hasta que finalice su mandato, en el 2023, si es que no se presenta a la reelección o no logra los votos para continuar con un nuevo período al frente de la administración de la Casa Rosada.
El mandatario hizo referencia al acuerdo con el FMI como "finalizado; volvió a repetir lo fundamental que es combatir la inflación; anunció que quienes tienen mayor poder adquisitivo pagarán más por los servicios públicos y prometió crear anualmente, solo con la ampliación de la matriz productiva, 200.000 puestos de trabajo de calidad en el sector privado.
También se comprometió a poner en marcha 10.000 nuevas empresas por año y alcanzar y superar los u$s100.000 millones de exportaciones sumando bienes y servicios.
Como ocurre cada año, las palabras de Fernández fueron seguidas por la mayoría del establishment local, que viene mostrando una relación cambiante con el Gobierno y que, cada vez que puede, recuerda los elevados niveles de inflación y de pobreza; pide conocer los lineamientos del acuerdo con el FMI; critica las presiones constantes sobre el tipo de cambio y los controles de precios así como los marcos regulatorios inestables; la alta carga tributaria y la falta de transparencia en la relación con el mundo empresario para fomentar nuevas inversiones.
De todos modos, en esta ocasión el mundo empresario argentino estuvo dividido en torno al análisis de las medidas y promesas hechas por Fernández en el Congreso.
Por qué se abre una grieta entre empresarios tras discurso de Alberto Fernández
Hay quienes mantienen la postura crítica sobre los anuncios y directamente no creen en la palabra presidencial y anticipan que los próximos dos años se aplicarán las políticas "de siempre", con un tipo de cambio atrasado para exportar pero caro para el consumo y las importaciones; con el mantenimiento de los controles al comercio y a los precios.
En suma, una agenda que anticipan será la misma pero con el condimento de empezar a analizar la economía del 2022 como parte de un escenario pre electoral con miras a las presidenciales del 2023.
La desconfianza tiene, en parte, basamento si se recuerda que nada de lo que Alberto Fernández prometió al abrir las sesiones ordinarias del 2021 se cumplió.
El 1° de marzo del año pasado, el Jefe de Estado anunció el envió al Congreso d una serie de proyectos de ley que siguen sin ser tratados y muchos de los cuales fueron incluidos en la convocatoria a extraordinarias de este año.
Algunos ejemplos son los proyecto sobre movlidad sustentable; incentivos para el sector automotriz y el agro; cannabis medicinal; ley de hidrocarburos; juicio por jurados, entre otros.
Sin embargo, otros empresarios consideran positivos ciertos aspectos del discurso como el acuerdo con el FMI o la lucha contra la inflación.
Desde el sector de las energías renovables se descree de la creación de los u$s100.000 millones en exportaciones prometidos y se acusa al Presidente de profundizar la grieta en momentos en que necesita el apoyo de todos los bloques para firmar con el FMI.u
Discurso de Alberto, un "decálogo de buenas intenciones"
En el mismo sentido, un importante empresario ligado al sector de las telecomunicaciones calificó al discuros como "un decálogo de buenas intenciones sin ninguna base sólida".
"Promete bajar la inflación mientras niega ajustes, mostrando una incongruencia total", agrega otro hombre de negocios para quien el Gobierno no muestra ningún objetivo que evidencie que tiene un plan o programa, al punto que lo que presentó son las mismas iniciativas que hizo Roberto Lavagna en el 2004, sumado a que el ataque a la Corte Suprema "no es una buena señal".
Para Julián De Diego, el discurso presidencial omitió temas importantes, prometió resultados y no dijo cómo se canalizan; habló varias veces de exportaciones sin profundizar.
"Nada se comparece con las contradicciones de la improvisación experimentada hasta ahora", advirtió el abogado laboralista y asesor de varias empresas locales y multinacionales, quien agregó que se trató de "palabras" y anticipó que "hasta que lo demuestre con hechos no le creo nada".
Una postura similar mostraron desde la industria automotriz por la carencia de precisiones sobre cómo alcanzará el Gobierno las metas planteadas por el Presidente, como la reducción del déficit fiscal sin encarar las necesarias reformas para lograr ese objetivo.
"No puede solamente apostar al crecimiento porque no es más que una mera declaración de buenas intenciones difícil de sostener en la práctica", advirtieron las automotrices.
Por su parte, Emmanuel Poletto, presidente de la Camara Argentina de la Industria del Juguete, consideró "acertado" que identifique a la inflación como el gran problema actual.
También calificó como positivo reconocer que es hora de que los planes sociales se vuelquen gradualmente al empleo formal.
"Los industriales creemos que la solución a los problemas sociales y económicos es aumentar la producción y generar empleo, la mayoría de las políticas tienden a eso", señaló.
Del mismo modo, Jorge Sorabilla, vicepresidente de la Fundacion Pro Tejer y miembro del Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), coincidió con la visión del Jefe de Estado vinculada a que la salida de la Argentina de sus problemas endémicos, es con un programa global de crecimiento económico.
"Se sale con políticas que promuevan la generación de valor agregado nacional liderado por la industria y el campo; con demanda creciente de empleo privado formalizado y mejores salarios, promoviendo la educación y la incorporación de tecnologías cuyo objetivo sea una mayor productividad y competitividad. Solo así podremos honrar nuestras deudas en forma sustentable y permanente", aseguró.
Desde el sector textil, Teddy Karagozian, CEO de TN&Platex, también se mostró conforme con las palabras presidenciales y calificó como "fundamental" que el Presidente ponga en el centro de la escena la relevancia del motor productivo para el presente y futuro del pais y su dinámica central para la generación de trabajo a nivel federal.
En este sentido, se refirió a su proyecto "Mochila Argentina", como un ejemplo que serviría para los propósitos planteados.
También dijo que el discurso tuvo buenas menciones sobre la digitalización y su necesario impacto sobre los sectores tradicionales e interesantes propuestas sectoriales en el marco de leyes que deberán pasar por el Congreso.
De todos modos, criticó la falta de mención sobre "la necesidad fundamental de una reforma impositiva que promueva aún más el valor agregado".
En ese mismo sentido reclamó una mejora en el esquema laboral "que incentive la contratación formal de trabajadores, dado que aun con el gran crecimiento que estamos viviendo en el sector industrial la cantidad de empleo generado no condice con estos valores".
Entre los empresarios vinculados al comercio se hizo referencia a lo "auspicioso" del discurso al que calificaron como un programa de gobierno.
Mercado interno
Un documento publicado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) "celebra" la preocupación expresada por el Presidente en torno a la necesidad de fortalecer el mercado interno y la Ley de Compre Argentino.
"Escuchamos un marcado interés por la producción nacional y esperamos que esto se concrete con acciones específicas de promoción del sector pyme vinculado tanto a la industria como al comercio, el turismo y las economías regionales", refirió el titular de CAME, Alfredo González.
De igual modo, el dirigente empresario consideró beneficioso el interés marcado por el Presidente en torno a "la reconversión de planes sociales en puestos de trabajo genuinos", al tiempo que señaló que "la decisión de no abordar una reforma laboral debe implicar, no obstante, un modo de encarar nuevas políticas vinculadas al mundo del trabajo, con leyes modernas y acordes a las necesidades que el mundo hoy demanda".
González estimó además que el acuerdo con FMI debe permitir redirigir recursos al sector pyme, motor de la recuperación económica, al tiempo que ordena la perspectiva macroeconómica del país.
Para los industriales pymes el discurso plantea un futuro optimista que se deberá consolidar en los hechos para poder avanzar en un desarrollo que deje definitivamente atrás la crisis productiva del país.
Consideran que las palabras del Presidente pusieron al sector como eje central del crecimiento, porque marca un sendero de certidumbre para el futuro de las fábricas, que pensamos en inversiones y creación de empleo.
Para poder logarlo, Daniel Rosato, presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), le recomendó al Jefe de Estado dar a conocer el acuerdo con el FMI "para lograr la reinserción a los mercados internacionales y especialmente tener acceso al financiamiento para desarrollar esas inversiones".
También valoró el plan de sustitución de importaciones que el Presidente destacó en su discurso ante la Asamblea Legislativa pero advirtió que necesita de financiamiento, como también previsibilidad.
"Por eso es muy importante una política energética sin tarifazos, para poder controlar la inflación de los costos de insumos difundidos, que se dispararon con la crisis internacional de la pandemia primero, y de la guerra de Rusia con Ucrania, después", añadió.
En cuanto a la inflación, Rosato dijo que no hay otro camino para combatirla que no sea con mayor productividad y desarrollo industrial.
"Y como veníamos planteando, el plan de empleo joven, a través de la capacitación, es clave, como también lo es la necesidad de avanzar en la sustitución de planes sociales para incorporarlos al mercado formal", sostuvo.
Desde la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA), destacaron la importancia de que se consolide en el Congreso el acuerdo con el FMI para generar tranquilidad y estabilidad en toda la cadena productiva.
Al respecto, Marcelo Fernández, presidente de CGERA, explicó que "permite la tranquilidad de los proveedores de materias primas de las PYMES", y sostuvo que "es necesario que avance en el Parlamento para que los proveedores no nos dolaricen y también para que los empresarios podamos acceder a más y mejores créditos para la producción".
Asimismo, afirmó que "los empresarios no conocemos los términos del endeudamiento que fue tomado por la administración de Juntos por el Cambio y todavía no tenemos la letra fina del nuevo programa, pero necesitamos un acuerdo que le brinde tranquilidad al sector monopólico que nos provee de materia prima".
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