Entretelones de la Convención Republicana. La asesora que escribió el discurso de la esposa del magnate admitió que copió frases de Michelle Obama.
El papelón por el discurso de Melania Trump en la convención republicana está lejos de pasar a segundo plano: una integrante de la campaña del magnate admitió ayer haber usado frases de Michelle Obama para armar el mensaje y –lo que significa una puñalada para muchos republicanos que odian al presidente– reveló que la esposa del candidato admira a la actual primera dama. El escándalo que generó el discurso es solo una muestra de las desprolijidades que ha mostrado la organización de esta convención y la campaña de Trump. Es un indicio del estilo caótico que puede reinar hasta noviembre.
En un comunicado, Meredith McIver, escritora del equipo de Trump, dijo que a Melania “siempre le gustó” y se “inspiraba” en Michelle. “Me leyó algunos pasajes del discurso de la primera dama por teléfono”, como ejemplo de lo que quería decir ante la convención. “Los escribí y luego incluí algunas de las frases en el borrador que se convirtió luego en el discurso final. No verifiqué los discursos de la señora Obama. Ese fue mi error y me siento terrible por el caos que ha provocado. Pido disculpas por la confusión e histeria que ha causado”, dijo.
El discurso de la ex modelo esolovena, que fue la estrella en el primer día de la convención el lunes, pretendía mostrar el lado más “amable” del candidato y fue visto por millones de personas. Pero el plagio de algunas frases provocó un desastroso debut para la campaña de Trump, que en principio negó todo y dio explicaciones confusas hasta que al final reveló lo que había sucedido. Las redes sociales fueron inundadas con bromas sobre el tema. McIver dijo que le había ofrecido la renuncia a Trump y él no la había aceptado.
Trump, que ya ha demostrado que las polémicas no solo no lo matan sino que lo fortalecen, dijo este miércoles en Twitter: “La buena noticia es que el discurso de Melania obtuvo más publicidad que cualquiera en la historia de la política, especialmente si crees que toda prensa es buena prensa”.
La campaña de Trump se ha caracterizado por ser caótica y superconcentrada en el magnate desde el inicio. Pero una interna no es lo mismo que una elección general, sobre todo para pelear con una candidata como Hillary Clinton, que ya tiene experiencia en estas competencias. Hasta ahora el empresario ha creído más en sus propios instintos y en el de sus hijos que en sus asesores políticos. Debería contratar –y escuchar– a estrategas más experimentados.
Más allá del discurso de Melania, algunos puntos de esta convención, que termina este jueves, muestran desprolijidades. Por ejemplo, los horarios. Nunca estos encuentros se extienden hasta tan tarde. A las 11 de la noche, los estadounidenses de la Costa Este, donde siempre se concentra la audiencia, hace rato que están durmiendo. Este miércoles todo comenzó a una hora insólita, las 19.30, con una veintena de oradores.
Además, los que hablan en Cleveland deben pelear contra el ego de Trump. El magnate rompió las reglas de las convenciones al aparecer públicamente el primer día –en medio de luces y humo– para presentar a su mujer. Tampoco pudo resistir la tentación de dar un mensaje el martes por la pantalla, cuando fue nominado. En general, se estila generar una expectativa creciente hasta el último día, cuando el candidato cierra la convención.
Como si esto fuera poco, Trump se empeña en ocupar todos los espacios, aún fuera de Cleveland. El lunes, por ejemplo, dio una entrevista con la cadena Fox mientras en el recinto hablaba la madre de una víctima de los ataques de Bengazi, una de las oradoras centrales. La cadena, obviamente, dejó de transmitir el conmovedor testimonio de la mujer y se concentró en el candidato. Un buen estratega de medios jamás descuidaría ese detalle.
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