Además, expresan “solidaridad con el pueblo venezolano y su proceso político encargado en el gobierno de Venezuela”. El autor expresa en los fundamentos que “la amenaza directa del presidente de los Estados Unidos contra Venezuela constituye una renovada muestra del antiguo espíritu imperial de la potencia del Norte que en los últimos años ha dado renovadas muestras de esa orientación en Medio Oriente y Asia”. 

 Sostiene que “para justificar los sistemáticos intentos de desestabilización al proceso revolucionario iniciado por el comandante Hugo Chavez  y  perseguir a altos funcionarios del gobierno bolivariano de Venezuela, Washington ha calificado a Venezuela como "amenaza" a la primera potencia militar mundial”.

 “El absurdo de tal calificación –afirma- solo se comprende en el marco de las luchas internas en el seno de la primera potencia capitalista y de la visión de su establishment político que sigue pensando a América Latina, como el "patio trasero" de Estado Unidos, buscando permanentemente condicionar los  gobiernos democráticos  que llevan adelante políticas soberanas  para defender los intereses de sus pueblos”.