Luego del homicidio, Putin ordenó reforzar las medidas de seguridad dentro y fuera de Rusia. La policía turca, en tanto, detuvo a varios familiares del policía que mató al diplomático y ligó el atentado al movimiento del clérigo opositor Fethullah Gülen.
La investigación por el crimen del embajador ruso en Turquía generó sus primeras medidas mientras Ankara volvió a condenar el ataque e insistió en la importancia de su relación con el Kremlin. La policía turca arrestó al padre, la madre, la hermana menor y otros dos parientes del policía que mató a Andrey Kárlov, según informó la agencia estatal Anadolu. Un tío del atacante, con un alto cargo en una escuela cerrada por las autoridades –acusada de mantener vínculos con el movimiento del clérigo opositor Fethullah Gülen–, resultó detenido pero finalmente fue liberado. Moscú envió a Ankara a un equipo de 18 personas compuesto por personal del servicio secreto, la policía y del Ministerio de Exteriores que estudiarán el caso con sus colegas turcos para dar con los responsables del atentado. La pesquisa conjunta fue acordada, tras el ataque, por los presidentes Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan, confirmó el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov. El presidente ruso, en tanto, ordenó reforzar las medidas de seguridad tanto dentro como fuera del país.
Según la agencia estatal turca Anadolu, ayer se produjo la detención de un policía que vivía con el agente de 22 años que perpetró el asesinato. El Ministerio del Interior informó que Mevlüt Mert Altintas, policía de Söke, en la provincia occidental turca de Aydin, destinado en Ankara, fue el matador del diplomático ruso. Medios afines al gobierno de Erdogan comentaron que se sospecha que Altintas pertenecía al movimiento de Gülen. El diario Hürriyet señaló que el agresor fue suspendido en el marco de la purga lanzada por el gobierno tras la asonada en la que miles de militares, policías y funcionarios fueron detenidos o suspendidos por su supuesta relación con Gülen.
Por su parte, el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu, aseguró que se esclarecerán los hechos que dieron lugar al ataque. “Debemos descubrir quién o qué está tras este atentado infame y traidor. Y lo haremos juntos”, dijo el funcionario durante un encuentro con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, en Moscú (ver aparte). Según declaraciones del vocero ruso, los responsables del atentado pretendían dividir de nuevo a Ankara y Moscú, algo que, dijo, no ocurrirá. “El asesinato no puede dañar, de ninguna manera, los esfuerzos de Rusia y Turquía de encontrar una paz para Siria”, dijo Peskov, citado por la agencia de noticias Interfax.
Según medios rusos, el presidente Putin pidió a los servicios secretos que adopten medidas adicionales para garantizar la seguridad dentro de Rusia, reforzar la seguridad de las delegaciones diplomáticas en el exterior y de sus empleados. “Entre otras medidas, hay que neutralizar a los terroristas y a sus líderes, prevenir actos terroristas y cerrar sus canales de financiación”, aseguró el mandatario.
Asimismo, Putin reconoció que el “vil asesinato” del embajador ruso en Ankara causó un gran dolor. También condenó el atentado en Berlín y, al respecto, volvió a recordar su propuesta de aunar esfuerzos para la lucha contra el terrorismo internacional. “Sólo así podremos vencer”, insistió. Nada más conocerse la muerte de Kárlov, Putin aseguró que “el crimen es, sin lugar a dudas, una provocación destinada a abortar la normalización de las relaciones ruso-turcas y torpedear el proceso de paz en Siria”.
Desde Estambul, Erdogan afirmó: “Nunca permitiremos que nuestras relaciones con Rusia se dañen o destruyan”. Además, el presidente turco puso como ejemplo de colaboración entre los dos países en lo tocante a Siria, pese a que la guerra civil en el país árabe ha sido el principal punto de fricción entre Moscú y Ankara. “Compartimos la misma opinión que (el presidente ruso Vladimir) Putin de que nuestra creciente colaboración, principalmente en Siria, no quedará arruinada. No dejaremos que se dañe nuestra relación”, insistió.
El mandatario islamista calificó al ataque como una provocación para dañar las relaciones bilaterales, en fase de recomposición tras una grave crisis diplomática por la caída de un caza ruso –que volaba sobre la frontera turco-siria– derribado por la aviación turca en noviembre de 2015. Ese avión era parte del apoyo militar que Rusia presta al presidente sirio, Bashar Al Assad, dirigente al que Erdogan acusó de cruel y cuyo derrocamiento marcó como objetivo. Aunque apoyan a bandos contrarios, Turquía a los rebeldes y Rusia a Al Assad, los dos países impulsan un alto el fuego en Alepo.
Erdogan negó que el atentado fuera consecuencia del conflicto sirio y acusó a los “cobardes terroristas” en un ambiguo discurso en el que señaló como posibles autores tanto a la guerrilla kurda como a la red del predicador islamista Fethullah Gülen. “Los terroristas que antes hacían acciones en el monte, ahora han bajado a las ciudades. Incluso han tomado como objetivo a invitados nuestros, como el embajador ruso”, sostuvo el presidente turco, en referencia a la guerrilla, cuyas bases se ubican en las montañas del norte de Irak. “Esos que son como el cobarde de ayer (por el lunes), tenían tanques, atacaban a las personas indefensas con balas”, continuó, recordando la asonada militar en la que los rebeldes llegaron a disparar a los ciudadanos que enfrentaron en la calle a los golpistas. Ankara asegura que el grupo, dirigido por el clérigo exiliado en Estados Unidos, es responsable del intento de golpe de Estado del 15 de julio en Turquía.
Las autoridades turcas ofrecieron ayer condolencias para el embajador asesinado. El gobierno de Erdogan adelantó que la calle de la embajada rusa en Ankara será señalizada con el nombre del diplomático. El cadáver de Kárlov fue repatriado a Rusia tras una solemne ceremonia en el aeropuerto de Ankara, presidida por Ahmet Yildiz, subsecretario de Exteriores, y en la que participaron representantes del gobierno turco, diplomáticos y religiosos que acompañaron a la viuda del diplomático y a uno de sus hijos. El ataúd, cubierto con una bandera rusa, fue subido a un avión que aterrizó en Moscú. En el aeropuerto de Vnukovo esperaban los ministros de Exteriores ruso y turco.
Comentá la nota