La diplomacia bonaerense pasa a nafta

La diplomacia bonaerense pasa a nafta

La agenda combina reclamos sectoriales y preocupaciones a mediano plazo. Aliados naturales y nuevos puntos de contacto.

 

Por Gastón Garriga

A partir de las señales que envía el gobierno nacional, la administración bonaerense fortalece y multiplica sus contactos con otra provincias, a partir de intereses comunes y afinidades políticas. Entre otras cuestiones, empiezan a preocupar las decisiones de política exterior del gobierno de Javier Milei, a cargo de la canciller Diana Mondino. 

El jefe de gabinete de la provincia de Buenos Aires, Carlos Bianco, se reunió la semana pasada en Viedma con el vicegobernador de Río Negro, Pedro Pesatti. Si bien esta clase de contactos siempre existieron y el comunicado oficial da cuenta de “temas estratégicos” y “agenda de trabajo común”, a partir de la nueva coyuntura política, de creciente tensión entre el gobierno nacional y las provincias, el encuentro cobra una nueva importancia política.

Somos Río Negro llegó al poder como Frente para la Victoria en 2011, con Carlos Soria como gobernador, tras casi tres décadas de hegemonía radical. Tras la muerte de Soria, Alberto Weretilnek le dio un giro político a su construcción, inspirado en el vecino Movimiento Popular Neuquino. Los partidos provinciales suelen orejear las carta de la política nacional y establecer alianzas tácticas más  menos duraderas. El encuentro entre Bianco y Pesatti se inscribe en esa lógica.

El conflicto común de todas las administraciones provinciales con la Nación tiene que ver con la compensación por la pérdida de ganancias, impuesto coparticipable, que los gobernadores tenían acordada con Sergio Massa y que Milei se niega a implementar. En cambio, prefiere restablecer el viejo esquema del Impuesto a las Ganancias, algo a lo que las provincias se oponen, porque la quita impactaba positivamente en la actividad económica de cada región. Pero existen otros frentes abiertos, igual de preocupantes.

La relación con el mundo

La intempestiva salida de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), tras años de esfuerzo diplomático, priva a los productores de todo el país de acceso preferencial a los principales mercados internacionales y genera un profundo malestar. Otro tanto ocurre con los coqueteos de la canciller Mondino con Taiwán, que hacen peligrar la relación con China, principal destino de las exportaciones de muchas provincias argentinas.

Si bien las relaciones internacionales son una de las competencias expresamente delegadas por las provincias a la Nación en la Constitución nacional, esto no significa que carezcan de recursos para presionar ni articular conjuntamente.

A modo de ejemplo, en noviembre pasado, después del balotaje y antes de la asunción de Milei, Axel Kicillof se reunió con los embajadores de Brasil, Julio Glinternick Bitelli, e India, Dinesh Bathia. Esa tarea habitualmente recae sobre el subsecretario de Relaciones Internacionales e Institucionales, Mario Oporto. La implicación personal es toda una señal.

Real politik

Las medidas impulsadas por Milei, tanto en el DNU 70/2023 como en la denominada ley ómnibus ponen en situación de riesgo o amenaza a prácticamente todas las cadenas de valor, clusters y actividades productivas del país. Esta novedad, a su vez, obliga a los gobernadores con intereses comunes a acercarse, articular y operar, más allá de las afinidades o rivalidades políticas previas.

El caso más evidente es la pesca, en cuya defensa trabajan gobernadores peronistas como Kicillof (Buenos Aires) y Gustavo Mellela (Tierra del Fuego); del PRO como Ignacio Torres (Chubut); y de fuerzas provinciales como Claudio Vidal (Santa Cruz), Rolando Figueroa (Neuquén) y el ya nombrado Weretilneck (Río Negro).

Pero también se dan fenómenos similares, por ejemplo, con el biodiesel, cuya modificación en el marco normativo afectaría sensiblemente, por orden decreciente, a Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa.

A la vez, hay problemas que son propios de una o dos provincias, como la yerba en Misiones o el vino que, aunque se produce en media docena de provincias, es especialmente significativo para Mendoza y San Juan.

Aliados naturales

Sergio “El Ruso” Ziliotto es un típico pampeano. Observador, sobrio, callado, y cero afecto a la sobreactuación. Habla poco, pero lo hace con claridad meridiana. “Cuando abre la boca, la clava en el ángulo”, se dice de él. Varios diputados nacionales recién ingresados, que no lo conocían, se sorprendieron gratamente por su intervención en la reunión que compartieron los bloques de UxP de las dos cámaras con los gobernadores del espacio.

Es un aliado clave para Kicillof. La agenda de temas comunes a ambas provincias no es tan extensa, y uno de sus temas centrales es el manejo de cuenca del río Colorado, pero los une la afinidad política e ideológica, ya que tienen miradas similares acerca del rol del estado y las plasman en sus respectivas gestiones.

En las últimas semanas, Ziliotto viene anunciando medidas con el lema “la solución es más Estado”, como la creación de un fondo compensador para las cooperativas que brindan servicios públicos y la apertura temprana de la paritaria docente.

Kicillof y Ziliotto integran, junto con Insfrán y Quintela, el grupo de los gobernadores “viejos”, que ya tienen al menos un mandato anterior y cuatro años de historia común y confianza construida. En un grupo que, tras las sucesivas derrotas provinciales de 2019 se redujo a la mitad, el dato pesa.

El gobernador riojano, Ricardo Quintela, es otro de los que hacen una caracterización similar del momento histórico, a todo o nada. Presentó una demanda ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación y acusa públicamente al gobierno de "extorsión a las provincias". 

Buenos Aires y La Rioja trabajaron juntas durante 2023 para sancionar la ley de promoción de la industria del calzado, que obtuvo media sanción de diputados y dictamen de comisiones en el senado, pero nunca bajó al recinto. La Rioja  alberga a la única fábrica que la alemana Puma tiene fuera de su país. Es un establecimiento con tecnología de punta, que genera más de mil empleos directos.

Llaryora, recalculando

El actual gobernador de Córdoba generó expectativas en el peronismo del resto del país cuando, en ocasión de su victoria, hizo la ya célebre referencia a “los pituquitos de Recoleta”. Se esperaba de él una línea más cercana a la del tres veces gobernador José De La Sota, que hasta ahora no se observa.

Antes de irse, su antecesor, Juan Schiaretti, le rodeó el rancho, al ocupar lugares estratégicos del gobierno nacional. Con esa jugada, cumple el doble objetivo de conservar poder propio y condicionar los movimientos de Llaryora.

“Martín”, como le dicen sus más cercanos, debe caminar ahora por un estrecho desfiladero. Romper con Milei significaría perder su peso realtivo en el ANSES, hoy en manos de su coterráneo Osvaldo Giordano, pieza clave en la resolución de un viejo reclamo de la provincia por deudas nacionales a su caja jubilatoria.

Pero permanecer callado frente a los aumentos de retenciones, que ahora se extienden a la producción de maní, implicaría malquistarse con los sectores productivos más dinámicos de su economía.

El desafío del gobernador es doble: debe defender a esos sectores, sabiendo que su electorado apoyó masivamente a Milei y, en teoría, sin aparecer demasiado cerca de Kicillof para no oler a kirchnerismo, algo imperdonable para los suyos. La pregunta subyacente es cuánta crisis y cuántas retenciones soportan el libertarismo y el antikirchnerismo mediterráneo. Una vez más, la respuesta la dará la víscera más sensible, el bolsillo. 

Hay un dato adicional. La primera reunión del nuevo presidente con los gobernadores se produjo el martes 19 de diciembre. Llaryora accedió, concluido el cónclave, a acompañarlo a dar un mensaje a los medios. Apenas 24 horas después, anunció el DNU por cadena nacional. Lo dejó pegado, sin el menor aviso.

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