Un descargo oficial reveló manejos irregulares del extitular del Ente Regulador de los Servicios Públicos.
Estas graves acusaciones se desprenden del descargo de Armando Chali, quien se desempeñaba hasta hace seis meses como jefe de mantenimiento del Ente. Sus afirmaciones forman parte de un sumario administrativo que abrió el Enresp contra el trabajador por rendición de dinero.
Según Chali, el extitular del Enresp se arrogaba atribuciones que no le correspondían ya que retiraba y utilizaba con fines particulares recursos del Estado. También disponía de dinero público para fines personales como la carga de combustible, reparaciones de vehículos o compra de productos para su domicilio.
Las revelaciones trascendieron en los últimos días, luego de que Isasmendi renunciara al Enresp y pasara a dirigir la empresa estatal Recursos Energéticos y Mineros de Salta (Remsa). Entonces, el descargo oficial del exjefe de mantenimiento dejó de ser un documento secreto.
“En diversas oportunidades solicitó que adquiriera mercadería para sus caballos para depositarlas en su domicilio”, expuso Chali en el descargo. También relató que Isasmendi lo instruyó para que buscara a su empleada doméstica en la camioneta del Enresp y la dejara en su casa.
Entre las irregularidades frecuentes, el trabajador describió que en una oportunidad Isasmendi le pidió que llevara un grupo electrógeno y lo descargara en su domicilio. Chali narró que tal tarea le afectó el nervio ciático.
El empleado del Ente manifestó que hasta de los caballos se tenía que ocupar. Según el documento, Isasmendi le exigió que realizara un techo provisorio para almacenar la alfalfa y productos alimenticios para sus animales. Estos “encargos” se concretaban en horas de trabajo, reiteró Chali en su presentación.
El trabajador también tuvo que servir a su jefe como fletero. En una oportunidad trasladó dos camas de las hijas de Isasmendi. Además mudó las sillas de su estudio jurídico, ubicado en calle Brown y Santiago del Estero, a la vivienda de la familia Isasmendi.
Las supuestas irregularidades quedaron plasmadas en el escrito que Chali expuso en un proceso administrativo enmarcado en la Resolución 1526/12 del Enresp. El organismo inició actuaciones administrativas contra el jefe de mantenimiento por supuestas anomalías en la rendición de cuentas. Al defenderse, el trabajador reveló el manejo de Isasmendi.
“No obra ninguna denuncia de un tercero damnificado. Unilateralmente, El Enresp lo hace (el sumario) sin recabar al menos, en carácter previo, la rendición de cuenta que pudieran corresponder”, aseveró Chali.
Durante tres semanas, El Tribuno intentó comunicarse con el cuestionado funcionario, pero no respondió. Isasmendi es uno de los tantas figuras que el gobernador Juan Manuel Urtubey recicla para mantenerlo en la Administración Pública. Estuvo al frente del Enresp en diciembre de 2008 hasta mayo de 2013. Arrancó en la gestión de Urtubey con un cargo político nivel 1. El 10 de diciembre de 2008 pasó a ser uno de los directores del Enresp y ocho días después lo nombran presidente de ese organismo. El 3 de mayo renunció al cargo, pero ese día quedó como presidente del directorio de Remsa.
El mecánico, con fondos públicos
En el descargo por el sumario administrativo por rendición de cuentas, Chali precisó que el área de mantenimiento tenía el comprobante de la orden de pago 16.763, por $800. El papel estaba firmado por José Sotos, el propietario de un taller clandestino donde la familia Isasmendi reparaba sus vehículos.
Chali expuso que recibía ordenes verbales de su jefe para llevar la camioneta Mitsubishi, patente 929, a ese centro mecánico, ubicado en calle Siria, entre Leguizamón y el pasaje Abreu y que los servicios se abonaban con fondos públicos.
José Sotos reconoció a El Tribuno que con frecuencia se ocupa del arreglo del vehículo que señaló Chali. “Yo soy amigo del suegro de Isasmendi, son gente de confianza. Sé que a la Mitsubishi ya la vendió”, afirmó el mecánico.
Al ser consultado sobre arreglos a vehículos del Enresp, respondió: “Puede ser que me haya traído algún recibo y una sola vez me enviaron un vehículo del Ente”.
Una de las instrucciones cotidianas que recibía Chali por parte de Isasmendi consistía en llevar todas las semanas su vehículo al lavadero. Además del taller de Sotos, Chali mencionó que visitaba los centros mecánicos Promec y Track One.
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