Ante el freno que le puso la Suprema Corte de Justicia a su re-reelección, un gobernador evalúa postular a su hermano. No es una práctica nueva. Son muchos los casos en los que se busca eludir la renovación y la alternancia en el poder apelando a la poco republicana sucesión familiar.
Por: Claudia Peiró.
“Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”. Así describe la Real Academia Española el nepotismo, una práctica casi naturalizada en la Argentina, y que vuelve a estar en el centro por la posibilidad de que el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, postule como candidato a la gobernación a su hermano, Rubén, como forma de eludir el freno que le impuso la Corte Suprema de Justicia a sus intenciones de competir por un nuevo período.
El plazo para designar al postulante del oficialismo sanjuanino vence el 6 de junio, es decir, el martes que viene. Ese día, Rubén Uñac podría sumarse a la larga lista de políticos que llegaron a sus cargos por la condición de parientes de poderosos que los designaron para preservar el poder. Allí donde no existen frenos constitucionales -como podría ser el caso de Formosa, aunque será la Corte Suprema la que tenga la ultima palabra al respecto- el deseo de perpetuación puede no encontrar frenos institucionales.
Pero cuando esa barrera aparece y ya no hay forma de eludirla, muchos apelan al bypass parental, sustituyendo la libre competencia democrática por el dedo familiar. ¿Qué mejor que un cónyuge, un hijo o un hermano para preservar posiciones de privilegio y cuidar las espaldas de quien debe dar un paso al costado permanente o pasajero?
¿Qué mejor que un primo? Pensemos en el caso del ex presidente Mauricio Macri, que puso en juego toda su autoridad para forzar una candidatura única de su fuerza en la Ciudad de Buenos Aires, para perpetuar el apellido. Hasta prometió prescindencia en la interna presidencial a cambio de asegurar su succession, en la capital que supo gobernar.
Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri: el ex presidente quiere su apellido en la sucesión porteña
Así, Jorge Macri, primo del ex presidente, será el único candidato del Pro en la Ciudad, luego de liderar durante tres mandatos la intendencia de Vicente López, de la que tomó licencia para asumir como ministro de gobierno porteño y a la que terminó renunciando para postularse del otro lado de la General Paz.
Otro caso muy sonado es el de Claudia Ledesma Abdala, la abogada y esposa del actual gobernador kirchnerista de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, que en 2013 se postuló para sucederlo y ganó los comicios. Hoy, el cacique está de nuevo al frente de la gobernación, y su mujer ocupa la presidencia provisional del Senado, muy cerca de Cristina Kirchner. También los hermanos Rodríguez Saá en San Luis, Adolfo y Alberto, a pesar de algunas etapas de desavenencias, tienen una extensa historia de nombramientos de parientes, además del vínculo entre ellos y d ehaberse sucedido el uno al otro. Y lo mismo ocurre con Gildo Insfrán, que se perpetúa en el poder en Formosa nada menos que desde 1987, cuando asumió como vicegobernador, y lleva 28 años en la gobernación.
La misma vicepresidenta, en 2007, compitió con el apoyo de Néstor Kirchner por la Presidencia, en lo que posiblemente era un proyecto de alternancia conyugal en el poder que se vio frustrado por la prematura muerte de él. Más tarde, CFK respaldó a su cuñada, Alicia Kirchner, para la gobernación de Santa Cruz, rol que ostenta hasta hoy.
En la provincia de Buenos Aires la nómina es infinita. Uno de los episodios más recordados es el Isabel Beatriz Visconti, conocida como Dulce Granados, que ocupó distintos cargos durante los mandatos de su esposo, el también kirchnerista Alejandro Granados, en la Municipalidad de Ezeiza, y luego ganó las elecciones como diputada nacional. Hoy, el hijo del ex jefe municipal, Gastón, se desempeña como intendente interino en la localidad del oeste bonaerense.
Los casos sobran en el territorio bonaerense. La palma de la originalidad se la lleva Mario Ishii, quien en 2017 dejó a su madre, la enfermera Isabel González, a cargo de la intendencia de José C. Paz durante un largo viaje a Japón, en tanto ocupaba el cargo de primera concejal de la lista por la que había sido electo. Y en San Isidro, la familia de radicales Posse es sinónimo de poder: a través de distintas figuras, desde Melchor, que asumió en 1958, al actual jefe municipal, Gustavo, que lleva seis mandatos consecutivos, gobiernan el mismo distrito en forma ininterrumpida desde hace más de cuatro décadas.
La madre de Mario Ishii reemplazó al jefe comunal de José C. Paz durante un largo viaje de su hijo al exterior
Algo similar ocurre en Berazategui, donde gobierna Juan José Mussi, tras alternarse con su hijo, Juan Patricio, que condujo el distrito entre 2010 y 2019. En total llevan 27 años al mando. En Cañuelas, los kirchneristas Gustavo Arrieta y su esposa, Marisa Fassi, que lo reemplazó por dos años, en 2011, cuando pasó al Gabinete nacional; en 2015, cuando dejó el cargo para asumir como diputado, y en 2019, cuando fue llamado a liderar Vialidad Nacional. La pareja gobierna ininterrumpidamente Cañuelas desde hace 16 años.
El caso de los Zurro, en Pehuajó, es menos conocido. El actual intendente kirchnerista, Pablo Zurro, que se hizo célebre cuando comparó a Cristina Kirchner con San Martín, va por su cuarto mandato, luego de su padre (homónimo). Su hermano, Avelino, ex concejal, fue designado el año pasado como Secretario de Municipios del Ministerio del Interior de la Nación.
En el pasado hubo largas dinastías, como la de los Saadi en Catamarca, cuyo último referente de peso fue el fallecido gobernador Ramón Saadi (hijo del histórico cacique Vicente Saadi) que vio hundirse su carrera política por el caso de María Soledad Morales a comienzos de la década de los 90 a pesar de su afinidad con Carlos Menem. Hoy, de todas formas, la familia aún tiene ascendencia sobre la vida política local, y la Capital está gobernada por uno de sus primos, Gustavo Saadi.
También, la de Carlos Juárez, que gobernó de manera personal o a través de sus familiares o delegados Santiago del Estero durante veinte años, al igual que los Romero Feris en Corrientes, y los Sapag en Neuquén, a través del partido local Movimiento Popular Neuquino, que acaba de enfrentar su primera derrota en 60 años.
Que este tipo de prácticas estén naturalizadas no significa que no tengan impacto en la opinión. Se trata de uno de los rasgos de la política que contribuye al descreimiento del electorado. Un dato que los aspirantes a cargos electivos deberían tener en cuenta.
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